Rechazo༆

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RECHAZO

     Evan se frotó los ojos, Ourano seguía roncando y la luz del sol naciente acariciaba las cortinas del ventanal que daba al balcón, se levantó de manera silenciosa y se asomó a ver afuera. Estaba Trino, apoyado sobre la barandilla, observando la ciudad vislumbrada por el amanecer.

     —El amanecer es un momento sagrado —empezó Trino, sin dejar de mirar el mar se Pradósgarten—, es el recuerdo innegable del ciclo que siempre se volverá a repetir. La oscuridad es la esencia inagotable del mundo, y la luz del sol es la que le da significado, porque le permite al ser humano percibir… y la oscuridad no. Evan Ethereum, ¿verdad?

     —Si, mi nombre es Evan. ¿Cómo supiste que estaba viéndote?

     —pura coincidencia, habría sido humillante si hubiera hablado solo, ¿No?

     Evan se acercó. Tenía en sus manos, su capucha rota. Estaba más gris que la túnica.

     —Tengo hambre ¿Dónde puedo encontrar bayas luménias?

     —eres chistoso niño —contestó Trino—, las bayas luménias solo crecen en el Brazo de luz, pero ese lugar está prohibido.

     —pero de dónde vengo también crecen.

     —interesante… acompáñame, te haré algo delicioso de comer. ¿Te gustan las pyrapanes hojaldrados rellenos? Ayer horneé algunos para vender, pero puedo ofrecerte mi hospitalidad.

     Evan siguió a Trino a la cocina, Ourano se volteó ruidosamente en el sofá, haciendo ruidos sucedáneos a un jabalí y continuó durmiendo.

     —¿Conoces a ese hombre? —preguntó Trino.

     —si, se llama Ourano. Él me trajo a este extraño bosque sin árboles.

      —¿Bosque? ¡Ah, no! Este no es un bosque, es una ciudad, los únicos árboles que hay, crecen alrededor de los edificios y de vez en cuando algún pimpollo rebelde, crece en el valle tras la muralla. Pero los talan, porque creen que es de mala suerte.

–En Evellir eran frecuentes los niños que estaban acostumbrados a los bosques sin haber visitado nunca una ciudad, ligados a una vida pacífica. Limitada solo a cortar leña, cazar y cultivar–

     —ciu… dad… esta ciudad es más grande y ruidosa que el Etéreo.

     —cuéntame sobre tí, ¿Quiénes son tus padres? ¿Tienes amigos? —dijo Trino mientras preparaba el desayuno.

     —Solo tengo a mi amigo, el sabio.

     —bueno, ya que estás tan insistente con eso de los sabios, ¿conoces la historia?

     —¿Qué historia? ¡Cuéntame!

     Trino sirvió dos tazas de infusiones y dejó sobre la mesa, algunos panes hojaldrados en forma de pirámides.

     Los relatos de los sabios son historias de antaño que solo los eruditos y ancianos conocen. Los relatos dicen que en cada bioma de Evellir, una criatura destaca sobre los demás. Capaz de entender a los humanos e incluso aconsejarlos. En las junglas siempre tomará forma de serpiente, en los desiertos tomará forma de tortuga, en los bosques será un ciervo, en las montañas será una cabra y en los pantanos siempre será un sapo. Los sabios protegen la tierra, pero son débiles ante la intervención de los hombres. Se cuenta que hace más de ocho mil años, los reyes que gobernaban Evellir pudieron reunir a todos los sabios en el centro y los desterraron, desapareciendolos para siempre, para así gobernar la tierra, sin sabios que los impidan..

Utopía Del Bosque I EterlipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora