16. Maquillaje Para El Dolor

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Alondra se despertó temprano sintiendo unas terribles náuseas, obviamente algo estaba pasando, la noche anterior apenas había probado bocado y no podía evitar pensar en que esos síntomas se parecían mucho a los de un embarazo. Tenía que salir de dudas. Era domingo por la mañana, Manuel estaba leyendo el periódico y Mia seguramente jugando en su cuarto o con la niñera así que le dijo a su marido que se iría a correr un rato por el barrio. Se puso ropa deportiva y salió de la casa.

Aprovechó la excusa para caminar hacia la farmacia más cercana y comprar una prueba de embarazo. Estaba muy nerviosa, prácticamente corrió para volver antes a casa, necesitaba saber ya lo que pasaba. Cuando llegó, todavía no era la hora de comer, así que se metió al baño de la habitación e hizo pis sobre el palito. Se sentó sobre la taza, esperando el resultado, el corazón le iba a mil, y esos 3 minutos de espera le parecieron 3 horas. Tomó aire repetidas veces y lo soltaba por la boca intentando tranquilizarse, pero no servía. Por fin había llegado la hora, se acercó a mirar el resultado. Era positivo.

En ese momento tuvo que agarrarse a algo para no caerse, sintió cómo el mundo se le venía encima, no era porque no quisiera un hijo, al contrario, le encantaría tener uno propio, pero no con Manuel, no después de ver cómo trataba a Mia. No quería que otra personita sufriera lo que estaba sufriendo su pequeña. Tenía la cabeza dándole tantas vueltas que no se había dado cuenta de que su rostro estaba bañado de lágrimas. Rai le venía a la mente una y otra vez, sabía que iba a perderla, no podía seguir con esa especie de relación, tener un amante era poner en riesgo tanto su vida como la de su futuro bebé. Su esposo era capaz de cualquier cosa si se enterara y ella podía arriesgarse antes, pero no ahora que una pequeña vida dependía de ella. Ahora ese bebé era lo más importante y tenía que pensar en él, en intentar estar bien con Manuel y criarlo como una familia.

Después de limpiar sus lágrimas salió del baño, se aseguró de deshacerse de la prueba, no quería que nadie se enterara hasta que ella lo decidiera. Fue hasta el despacho de su marido y la morena usó a su propia madre como excusa esta vez, le dijo que Naiby quería que se pasase por su casa para mirar unas telas que se había comprado. Alondra se preguntaba para qué se había molestado en inventar algo, Manuel apenas escuchó su historia, simplemente asintió mientras seguía con la vista en el periódico. Luego se aseguró de hablar con la niñera para que estuviera pendiente de Mia en su ausencia y sin más tomó su coche para ir a casa de Rai. Si había alguien a quién tenía que contárselo primero era a ella. Por el camino no podía dejar de pensar en que estaba a punto de hacer una de las cosas más difíciles que haría en su vida. Tenía la llave que la Peliroja le había dejado, así que la usó para entrar.

Rai estaba acomodada en el sofá, le costaba moverse de la cama, pero estaba aburrida de estar ahí, giró su rostro al escuchar que alguien entraba y sonrió al ver a la morena –Hey, has venido al final-

Al ver su sonrisa, Alondra sonrió levemente, aunque no tuviera ganas de hacerlo –Sí, pude escapar- se acercó a ella y besó su frente, luego se sentó a su lado -¿Cómo estás?-

-Bien, me siento mejor... y ¿a ti que te pasa que traes esa cara?- acarició suavemente la pierna de la otra mujer.

-Pasó algo...- dijo suspirando mientras agachaba un poco la mirada. Todo lo que le ocurría la estaba superando.

Rai la miró preocupada -¿Qué ha pasado? ¿Las ha hecho algo?-

Alondra negó con la cabeza y miró a la peliroja con los ojos aguados –Estoy embarazada...-

La stripper se quedó parada, en shock, por su cabeza pasaron muchas cosas, sus pensamientos iban más rápido de lo que podía controlar. Pero sabía que esto significaba el fin. Suspiró y asintió con la cabeza muy seria –Supongo que hasta aquí llegó lo nuestro...-

LA STRIPPER/ RAILODonde viven las historias. Descúbrelo ahora