5. Complicaciones

1.5K 119 37
                                    


Los días posteriores al segundo encuentro con Rai pasaron muy lentos para Alondra. Su vida era una rutina, se levantaba, desayunaba con Mia y la llevaba a la escuela, luego solía pasar las mañanas organizando algún evento con las mujeres de su grupo. Ninguna era divertida, se conocían por sus maridos, todas eran amas de casa que vivían por y para su familia y que se dedicaban a hacer fiestas de recaudación de fondos. Antes eso era una forma que tenía la morena para entretenerse, pero ahora le parecía sólo una obligación más de su aburrida vida.

Por la tarde solía leer, hacer jardinería o cualquier otra actividad sin importancia. Manuel llegaba tarde de trabajar y para su alivio estaba tan cansado que no solía hablar mucho con ella y rara vez le pedía tener sexo. Pero ese tema estaba rondando la cabeza de Alondra hacía un tiempo, se suponía que las clases que estaba tomando con Rai eran para fortalecer su matrimonio y todavía no había puesto en práctica nada. Al no hacerlo estaba poniendo en peligro su relación, podría perder muchas cosas y además, si estaba haciendo el esfuerzo de quedar con Rai era para algún propósito. Así que decidió que esa noche probaría algo con su marido.

Se había puesto el conjunto rojo, estaba en el baño, su marido leía algo en la cama. Caminó hacia la habitación y se acercó a él –Manuel... ¿Está entretenido lo que lees?- preguntó intentando que levantara la vista del libro, pero no lo hizo.

-Sí, ¿Quieres apagar ya la luz?- pasó una página y siguió concentrado, no había desviado la vista siquiera hacia donde estaba la mujer.

-Bueno, lo que prefieras, quizás con la luz encendida me ves mejor- se subió a la cama y se acercó a besar el cuello de su marido.

Por fin giró su cara para mirarla, no se percató de su nuevo conjunto de lencería –Vaya... hace tiempo que no lo hacemos, ¿Por qué ese repentino deseo?-

Alondra cogió el libro y lo dejó en la mesilla, se puso sobre él y beso sus labios. Se le vino a la mente que eran muy distintos a los de Rai –¿No puedo querer hacer el amor con mi esposo?- intentaba sonar lo más convincente posible.

-Sí, supongo que sí- respondió Manuel mientras correspondía al beso acariciando la espalda de su mujer, dirigiendo sus manos al sujetador para desprenderlo.

Era lo menos romántico y excitante del mundo, pero la morena debía tratar de satisfacerlo. Continuaron quitándose sus ropas, podía notar como su marido se estaba excitando cada vez más, pero ella no conseguía ponerse a tono por mucho que lo intentara. En su cabeza sólo estaba Rai y lo distinto que era todo con ella, ya que con un solo roce podía conseguir que la deseara.

El rostro de la Peliroja se le dibujaba en la mente una y otra vez. No podía concentrarse, su esposo estaba a punto de penetrarla y no se veía capaz de fingir. Estaba muy rígida, como obligada a hacer todo lo que estaba haciendo.

-¿Qué pasa? ¡Pensaba que eras tú las que quería hacer esto!- dijo Manuel separándola un poco, notaba que su esposa estaba con la cabeza en otro sitio menos en lo que estaban haciendo.

-Es que... tuvimos un problema con la organización del acto de esta semana y no dejo de darle vueltas- esperó sonar convincente.

Su esposo la miró muy serio e hizo que se quitara de encima suyo enfadándose –Mira, si no vas a poder complacerme no empieces algo que no vas a terminar- se acomodó de lado dándole la espalda mientras resoplaba.

Alondra abrió la boca para disculparse o decir algo que le hiciera volver a intentarlo, pero se arrepintió. Quizás era mejor así, hoy no estaba en condiciones de hacer nada. Se tumbó de espaldas también y alargó la mano apagando la luz. Sin darse cuenta estaba contando los días que faltaban para ver a la peliroja. No pudo dormir en toda la noche.

LA STRIPPER/ RAILODonde viven las historias. Descúbrelo ahora