28: Un Paso Más Cerca

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Unas horas después, Alondra estaba sentada junto a ella, no dejaba de mirarla mientras sujetaba su mano y entonces vio cómo por fin abría sus ojos.

–Ey...- hablando bajito e intentando poner buena cara para que no se asustase.

-Alo... ¿qué pasó? ¿Qué... qué estoy haciendo aquí?- estaba confundida por todos los sedantes, sólo notaba que le dolía cada parte de su cuerpo.

-No sé qué ha ocurrido, pero te vas a poner bien... ¿te duele mucho? ¿Quieres que llamemos para que te suban la medicación?- acarició su mejilla con cuidado.

-Me duele todo...- intentó moverse pero no pudo -¿Tuve un accidente con el auto?-

-No... según parece alguien te dio una paliza- Alondra contuvo sus lágrimas sin poder creer todavía quién tendría motivos para hacerle aquello.

Rai la miró confundida, pero empezó a recordar a esos dos hombres.

–Sí... me golpearon... cuando salí del club... no sé porque lo hicieron Alondra- la miró fijamente asustada.

La morena apretó su mano.

–No te preocupes, vamos a descubrirlo, vamos a coger a esos idiotas, la policía se va a hacer cargo- tomó aire –Dios... me diste un susto de muerte- una lágrima atravesó su rostro.

-Querían matarme Alondra, es obvio- sus ojos también se llenaron de lágrimas.

-Sea lo que sea vamos a averiguarlo y te prometo que no voy a dejar que te pase nada-

-Gracias...-

Llamaron a la enfermera, le dolía mucho todo y le subieron la dosis de los calmantes, eso hizo que se volviera a dormir. Era casi de noche, Alondra había pasado prácticamente todo el día ahí, así que decidió aprovechar que estaba dormida para pasar un rato por su casa, se cambiaría, vería a Mia y le explicaría a Manuel que no podría quedarse en casa a dormir esa noche, quería hacerle compañía a Rai. Le daba igual que sonara sospechoso que quisiera estar en el hospital con la niñera, pero cuando le contó lo sucedido, su esposo se empezó a poner muy nervioso.

-Pero... ¿está viva?-

-Sí...- Alondra no podía comprender su reacción. El hombre parecía preocupado pero no particularmente por lo delicada que estaba Rai, parecía que había algo más.

-Pero...- empezó a caminar de un lado a otro llevando una mano a su mentón, señal de que estaba muy nervioso.

-¿Pasa algo?- preguntó la morena haciéndose la tonta.

-No, nada, vete, está bien- dijo Manuel haciendo un gesto con la mano para que su mujer abandonara la sala. Tenía que hacer llamadas y enterarse de qué había ocurrido, ¿por qué seguía viva cuando había ordenado su muerte? A esos dos hombres que había contratado probablemente les iría mucho peor que a la pelirroja por haber fallado en una tarea tan importante.

Alondra salió y se quedó parada en el pasillo, no estaba segura de lo que acababa de pasar, su marido se había tomado la noticia de que estaba viva como una decepción. La cabeza le daba vueltas sin parar, empezó a pensar que había una posibilidad de que Manuel hubiera tenido algo que ver con el ataque a Rai. Quizás se había enterado de su relación y quería matarla. No podía creer que eso de verdad estuviera ocurriendo. Decidió que pensaría en aquello al día siguiente, no debía sacar conclusiones apresuradas, lo importante en ese momento era que tenía que volver junto a la pelicastaña aunque se sentía peor que nunca imaginando que quizás todo había sido culpa suya.

La noche en el hospital se hizo eterna, ayudó a Rai a comer algo de cena y luego la obligó a cerrar los ojos para que descansara. La stripper se sentía muy alerta, tenía miedo de que alguien se apareciera en la noche para matarla, y cada vez que se dormía despertaba bañada en sudor por las horribles pesadillas que tenía.

LA STRIPPER/ RAILODonde viven las historias. Descúbrelo ahora