15. El Lado Oscuro De Manuel

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Rai se acercó a la cómoda de Alondra y observó la foto de ella con su marido, notó cómo la otra mujer se le acercaba por detrás y la abrazaba.

-Rai... creo que soy más interesante que esas fotos, ¿no crees?- la morena sonrió y se acercó a besar su cuello.

-Sí, pero estamos en tu casa... en tu cuarto, puede llegar tu esposo- se dio la vuelta mirándola seria –Podemos esperar a que nos veamos en mi casa-

-¿Tú crees? Ya te dije que Manuel no llega todavía, la casa es enorme y... llevo días sin verte y sin besarte- mientras decía eso último se acercaba para besar sus labios –Sin tocarte...- llevó las manos al culo de la stripper.

A la peliroja le dieron escalofríos, sabía que tarde o temprano iba a ceder, sonrió –Vale... pero rápido- correspondió al beso con muchas ganas, de alguna manera pensar en hacerlo ahí la encendía aún más.

Caminaron sin separarse hasta dejarse caer en la cama, ninguna quería perder el tiempo así que empezaron a desnudarse.

-¿Segura que no va a llegar?- a pesar de no querer parar no podía evitar sentir miedo de ser pilladas, significaría el final de lo suyo.

-Segura... relájate Rai, si estás tensa no vas a poder disfrutar como deberías- Alondra, al contrario de la otra mujer, estaba de lo más desinhibida y dejó salir una risita mientras lanzaba la ropa de la peliroja al suelo –Encima te pusiste tan linda hoy...- besó su cuello mientras desabrochaba su pantalón –Y todo el mundo te miraban queriendo tocarte- mordió su lóbulo de la oreja tirando de él –Pero no saben que sólo yo puedo hacerlo- eso último se lo susurró al oído.

-Creo que sólo tu amiga quería tocarme...- los besos y caricias de la morena la estaban excitando mucho. Rai puso las manos en el culo de Alondra y subió por su espalda hasta desprender su sujetador.

Ya sólo estaban con la parte interior de abajo –Es una pena...- bajó por los pechos de la peliroja besándolos –Que no tengamos chocolate...- succionó uno de sus pezones y rozó con sus uñas el otro –Disfrutaríamos mucho más...- pasó su lengua por ambos y luego los sopló para que se pusieran duros.

Rai gemía muy agitada, intentaba hacerlo bajito porque a pesar de que la casa era grande podían escucharla. Puso sus manos en la cabeza de Alondra mientras disfrutaba de sus besos –No hace falta el chocolate, créeme...- hablando entrecortado.

La morena seguía bajando por el cuerpo de la otra mujer, besándola y mordiendo su piel –No sabes cuánto he echado de menos comerte...- puso cara pícara mirándola desde abajo y le quitó la tanga, la tiró hacia atrás y se colocó entre sus piernas pero sin hacer nada. Mordió su labio inferior para provocar a la stripper.

-¿Ah sí?- estaba demasiado caliente para poder hablar con claridad, se incorporó un poco para mirar mejor las expresiones de Alondra -¿Y a qué estás esperando? Si es que tantas ganas tienes...-

-Mmm no seas impaciente, sabes que me gusta jugar- la morena se acercó a su humedad y abrió sus labios con los dedos, pasó su lengua de arriba abajo con fuerza.

-A mí también me gusta jugar pero...- al sentir su lengua tuvo que parar de hablar para dejar salir un intenso gemido –Puede venir tu marido- llevó sus caderas hacia la cara de Alondra para sentirla más.

La morena comenzó a succionar el clítoris de Rai con ganas, pero en ese momento escuchó algo. Se paró durante unos segundos, ¡era el coche de Manuel! Se habían quedado las dos congeladas, como en shock, hasta que ambas cayeron en la cuenta de que debían darse prisa.

-¡Dios mío! ¡Corre Rai!- se levantó como una bala y empezó a recoger la ropa. Su corazón iba a mil.

La peliroja no sabía qué hacer, tomó su ropa y Alondra la llevó al baño del cuarto encerrándola ahí. Comenzó a vestirse muy rápido intentando no hacer ruido, estaba muy asustada, no sabía de qué era capaz Manuel si las encontrara así.

LA STRIPPER/ RAILODonde viven las historias. Descúbrelo ahora