18: La Propuesta

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-¿Esto es alguna clase de venganza porque últimamente todo lo hago yo?- la morena se mordía un labio juguetona. Se suponía que Rai era la que tenía más experiencia en el tema sexo, pero Alondra se había puesto a la altura rápido, y no sólo eso, generalmente la que mandaba era ella.

-A partir de hoy las cosas van a cambiar...- la stripper apretó el pañuelo que le había puesto a la otra mujer en las manos –Creo que he sido muy buena contigo-

-Pero nada va a cambiar el hecho de que cuando me quites esto de las manos te voy a follar como nunca-

-¿Ah sí? Ya verás... hoy las reglas las pongo yo- la peliroja sonaba muy firme. Por dentro se esforzaba para poder "actuar" ese papel.

-Me muero por ver... bueno, aunque no puedo hacerlo- la morena esbozó una pequeña sonrisa. Estaba ansiosa, no sabía cuál era el plan de Rai pero se moría por saberlo.

Ni siquiera la propia Rai lo tenía bien en claro, pero esa sería una noche que ninguna de las dos olvidaría. Se acercó un poco a la morena para hacer que se recostara, aún tenía puesta la ropa interior. Acomodó sus manos sobre su cabeza. A pesar de que Alondra tenía unos ojos preciosos y muy intensos, era realmente excitante observarla con el pañuelo cubriéndolos, pues resaltaba a la perfección el resto de los rasgos de su rostro, particularmente su perfecta boca, que esa noche lucía un labial de color rojo. El tacto de la stripper recorría el cuerpo de la morena, por momentos clavaba sus uñas dejando pequeñas marcas. El sujetador de Alondra no tardó mucho en llegar al suelo, ya que estaba incomodando a la peliroja en su quehacer -¿Quieres saber cómo es mi ropa interior? Tengo un conjunto nuevo... me lo compré especialmente para ti-

-Me muero por verlo Rai, si tan sólo...- la morena se vio interrumpida por un gemido que salía de su boca, la peliroja estaba llegando a su entrepierna y los escalofríos que le provocaba eran cada vez más intensos.

-No te voy a dejar ver... quizás tocar, pero cuando yo lo decida- sin darle tiempo, tiró de la ropa interior de la morena, haciendo que rozara con su clítoris.

Las caderas de Alondra se levantaron enseguida y un fuerte gemido se escapó de sus labios –Cuéntame qué llevas puesto...-

La peliroja procedió a quitarse la ropa para quedarse con un conjunto de infarto. Tenía liguero incluido -Bueno. Es negro y tiene mucho encaje. No quiero parecer creída pero- se miró en el espejo de la habitación, la situación la calentaba aún más. Verse a ella misma a escasos milímetros de la morena -Me queda muy bien. Siente esto- bajó la ropa interior de Alondra y le abrió las piernas. Con su rodilla rozó el sexo húmedo de la morena y luego ejerció presión.

-Dios Rai... vas a matarme- Alondra podía sentir como mojaba las medias que llevaba la otra mujer, sentía que no faltaría mucho para que se corriera. De un momento a otro la peliroja quitó la rodilla y se agachó poniendo su rostro cerca del sexo de Alondra. Sopló. Quería ir a más pero no quería frenar el juego tan interesante que estaban teniendo. La morena movía sus caderas intentando llegar a la boca de la stripper, que ante cada uno de sus movimientos se movía hacia atrás y seguía soplando.

-Siéntate Alondra- le ordenó la peliroja. Se rio, hasta a ella misma le causaba gracia como la estaba tratando.

La morena obedeció, aunque se quejó un poco. Ya estaba demasiado caliente y además le era muy dificultoso moverse -Rai... quítame una venda, sólo una- luego de un poco de esfuerzo pudo reposar su espalda contra el respaldo de la cama.

-No, aún no Alondra... primero tengo una idea...- Rai bajó las manos de la otra mujer haciendo que quedaran sobre sus piernas, aún atadas. Se quitó el sujetador y se acomodó encima de la morena de manera que su sexo rozaba las manos atadas y sus pechos quedaban a la altura de la boca de Alondra.

LA STRIPPER/ RAILODonde viven las historias. Descúbrelo ahora