21: ¿Cómo Llegamos A Esto?

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Alondra llegó a The Black and Pink, cada vez que pisaba ese sitio se acordaba de su primer encuentro con Rai, había pasado bastante tiempo desde aquello, pero lo tenía fresco en la memoria. Una vez dentro preguntó a una de las camareras por el jefe y le indicó donde estaba su despacho. Lo que la chica había llamado "despacho" era un cuarto mugroso que sólo tenía una mesa, sillas y fotos de mujeres desnudas colgadas. Ricardo la miró de arriba abajo y le indicó que se sentara.

-No voy a entretenerlo mucho, soy digamos... amiga de Rai y también soy una persona muy influyente en el mundo de la política- usó su tono más serio –Estoy muy segura de que conoce a mi marido, viene muy seguido con su grupo de amigos –el hombre la miró sin entender- Es el ministro de economía, vamos no se haga el desentendido. Sé que últimamente ha intentado hacer que la señorita Rosario haga cosas que no están dentro de sus competencias como stripper- hizo una pausa para darle tiempo al señor Ricardo para que asimilara sus palabras, no le parecía un hombre muy inteligente –Espero que no vuelva a obligarla a ir a una casa a hacer shows "particulares" porque podría hacer un par de llamadas y tendría serios problemas, tanto usted como su... local-

Ricardo Jones atendía con un semblante serio y conforme Alondra iba relatando ese discurso, su pulso se aceleraba y su enfado crecía.

-¿Ha entendido mis palabras? Para que se asegure de que no miento, le diré algo. Dudo que vuelva a ver a mi marido pisar este lugar, y a sus amigos tampoco, ya me encargué de ese tema. Pero le juro que si le hace a Rai una más, voy a hacer que cierren este antro de cuarta y usted quizás termine en la cárcel... y créame que eso sería un acto de bondad de mi parte- le dijo la morena al no recibir respuesta alguna del hombre.

-Perfectamente señora- apretaba sus puños con ira, pero no se atrevió a contestar. A sus empleadas podía tratarlas como quisiera, pero no a esa mujer que tenía apariencia importante. Era consciente de que su marido era una persona muy peligrosa, y ella no lo parecía menos.

-Estupendo, espero no volver a verlo en mi vida- se levantó de la silla y salió de la sala. A pesar de la seguridad que aparentaba con su voz, por dentro temblaba por los nervios. Tomó aire y cogió su coche para volver a casa.

Desde que Rai era la niñera de Mia su vida había cambiado mucho, le gustaba estar en esa enorme casa y disfrutar de la compañía de la niña. Además, veía mucho a Alondra, aunque extrañaba esas tardes de los sábados que pasaban en su cama jugando a que le daba clases.

Esa noche tenía que trabajar, pero antes de irse había organizado una sesión de películas con Mia. Se prepararon en el sofá, con una manta y nada más darle al play escuchó esa voz que tanto le gustaba oír.

-¿Puedo apuntarme?- Alondra acababa de llegar de una reunión con sus amigas y estaba mirando la escena desde el marco de la puerta.

-Mmm, no lo sé- dijo la pelicastaña sonriendo -¿Tú qué dices Mia?-

Mia se rio –Claro que puedes- se echó a un lado dejando un hueco entre las dos.

La morena se acercó para sentarse y se volvieron a tapar con la manta, dio un beso a su hija en la mejilla y miró hacia la televisión -¿El Rey León? ¡Pero si la has visto mil veces!-

-Es que me encanta- Mia miraba embobada.

Ambas mujeres se miraron sonriendo, pasaron unos cuantos minutos y Alondra tomó la mano de la pelicastaña por debajo de la manta, para acariciarla suavemente. Al sentirla, Rai sonrió mirándola de reojo, no era normal para ella tener este tipo de momentos tontos pero a la vez tan bonitos y siempre que podían tenerlos disfrutaban.

La morena no podía sentirse más a gusto en ese momento, tenía a las dos personas más importantes de su vida a su lado. Miró a Mia y vio que sus ojos estaban cerrados, era tarde para ella–Se ha quedado frito-

LA STRIPPER/ RAILODonde viven las historias. Descúbrelo ahora