una nueva aventura

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La mañana siguiente llegó con un sol radiante, pero yo me sentía distante, desconectado de la euforia que debería acompañar un día como este. Después de la pesadilla de anoche, la idea de un nuevo comienzo en la mansión que mi jefe había decidido regalarme parecía un poco irreal.

Salí de la cama antes de que el reloj sonara, incapaz de dormir más. Me di una ducha rápida, tratando de dejar atrás los restos de la noche anterior. Al salir, me puse un traje, uno de los mejores que tenía. No quería que nada en mi apariencia delatara lo revuelto que me sentía por dentro. Zeus me miraba con esos ojos llenos de comprensión, como si supiera que algo estaba pasando. Le acaricié la cabeza antes de salir, prometiéndole que volvería pronto.

Un coche lujoso me estaba esperando afuera, justo como me había prometido mi nueva secretaria en la llamada del día anterior. Respiré hondo y subí al vehículo, donde ella ya estaba sentada, esperándome con una sonrisa cordial.

-Buenos días, Samuel -dijo con voz profesional pero amigable-. Espero que estés listo para ver tu nueva casa. Es impresionante, debo decir.

-Buenos días, Laura -respondí, devolviéndole la sonrisa-. Sí, estoy listo. Aunque creo que todavía no me lo termino de creer.

Ella rió suavemente mientras el coche arrancaba, alejándonos de la comunidad Sol y Sombra y llevándonos hacia una zona que no conocía bien, un área más exclusiva de la ciudad. Durante el trayecto, Laura me puso al día sobre algunos detalles prácticos: la casa estaba completamente amueblada, lista para ser habitada. Mi jefe había pensado en todo.

No me atreví a preguntar por qué estaba recibiendo una casa así, ni tampoco qué significaba esto para mi futuro en la empresa. Tal vez no quería saber las respuestas.

Después de un corto trayecto, llegamos a una zona residencial rodeada de altos muros y frondosos jardines. Las casas eran imponentes, cada una más grande que la anterior. El coche se detuvo frente a una mansión moderna, de líneas rectas y grandes ventanales. La puerta de entrada era de un color oscuro, contrastando con las paredes claras.

-Aquí estamos -anunció Laura, bajando del coche y abriendo la puerta para que saliera-. Bienvenido a tu nuevo hogar.

Miré la casa con una mezcla de asombro y nerviosismo. Parecía salida de una revista de arquitectura. El jardín delantero estaba impecablemente cuidado, y una pequeña fuente adornaba la entrada, el agua cayendo en un suave murmullo que parecía invitar a la tranquilidad.

Laura me guió hacia la puerta principal, que se abrió automáticamente con un suave clic al acercar una tarjeta que me entregó. Al entrar, fui recibido por un amplio vestíbulo, con suelos de mármol brillante y una escalera elegante que llevaba al segundo piso.

-Como puedes ver, todo está listo para que te mudes cuando lo desees -dijo Laura, observando mi reacción mientras miraba alrededor-. Mi jefe quiso asegurarse de que no te faltara nada.

Recorrimos la casa juntos. La cocina era digna de un chef profesional, con electrodomésticos de última generación y una gran isla en el centro. El salón estaba decorado con buen gusto, mezclando muebles modernos con toques acogedores. Las ventanas enormes dejaban entrar una cantidad increíble de luz, iluminando todo el espacio.

Subimos al segundo piso, donde había varias habitaciones, cada una más impresionante que la anterior. Ana me mostró la suite principal, que contaba con un vestidor del tamaño de una pequeña habitación y un baño que parecía sacado de un spa de lujo. No pude evitar pensar en cómo se vería vivir aquí, en un lugar tan diferente al 512.

-Y por último, el jardín trasero -dijo Laura, llevándome a una gran terraza que daba a un extenso jardín privado. Había una piscina, un área de barbacoa, y un pequeño jardín zen en un rincón. Todo diseñado para ser un refugio perfecto.

Comunidad 512Donde viven las historias. Descúbrelo ahora