paradoja

6 8 2
                                    

Apenas había cerrado los ojos en el sofá, cuando el timbre sonó, rompiendo la tranquilidad de la noche. Miré el reloj: eran las 00:30. Zeus levantó la cabeza, curioso, pero sin mostrar signos de alarma. Con un suspiro, me levanté y fui a la puerta, preguntándome quién podría ser a esa hora.

Cuando abrí, ahí estaba Clara, con una botella de vino en la mano y una sonrisa que apenas ocultaba cierta tensión en su rostro.

-Samuel, ¿te desperté? -preguntó, aunque parecía saber la respuesta.

-No, no, estaba descansando un poco -mentí, tratando de sonar más despierto de lo que realmente estaba-. ¿Qué haces aquí a esta hora?

-Samuel, ¿podemos hablar? -dijo, sin rodeos.

Asentí y me hice a un lado para dejarla pasar. Claramente, no era solo una visita casual. Caminó directamente hacia la cocina, familiarizada con cada rincón de mi apartamento, y sacó un par de copas de vino.

Nos sentamos en el sofá, y Clara me miró con una mezcla de frustración y tristeza mientras servía el vino.

-¿Por qué me has estado ignorando? -preguntó directamente, sin perder tiempo en cortesías.

Suspiré, sabiendo que esta conversación era inevitable. Había dejado sus mensajes sin responder porque, sinceramente, no sabía cómo lidiar con lo que sentía. O, mejor dicho, con lo que ya no sentía.

-No quería ignorarte, Clara -comencé, aunque sabía que sonaba a excusa-. Es solo que... últimamente he estado bien solo, con Zeus y... no estoy buscando nada más en este momento.

-¿En serio? -replicó ella, alzando una ceja-. Porque eso no es lo que decían tus mensajes. Me mandaste ese texto, y cuando te respondo, me dejas en visto. ¿Qué se supone que debo pensar?

Me había olvidado del mensaje que le envié en un momento de debilidad, cuando me sentía solo. No fue justo para ella, y lo sabía.

-Mira, Clara -dije, tratando de ser lo más honesto posible-. Lo del mensaje fue un error. No debí haberte escrito. Estaba... confundido, y no quería dejarte pensando que había algo más entre nosotros. La verdad es que ahora mismo estoy bien así, solo. No estoy buscando nada serio.

Clara se quedó en silencio, procesando lo que acababa de decirle. Sus ojos se nublaron un poco, y bajó la mirada hacia su copa de vino.

-Así que todo esto... ¿no significa nada para ti? -susurró, con una tristeza que me golpeó más fuerte de lo que esperaba.

-No es que no signifique nada, Clara. Es solo que... no estoy en un lugar donde pueda ofrecerte lo que estás buscando. Y no sería justo para ti seguir adelante con algo que no va a ninguna parte.

Ella asintió lentamente, como si intentara aceptar mis palabras. Pero podía ver que le dolían. Clara siempre había sido directa, y enfrentarse a una pared como esta no era algo a lo que estuviera acostumbrada.

-¿Es porque estás interesado en alguien más? -preguntó de repente, mirándome fijamente.

-No, no es eso -respondí rápidamente, sorprendido por la pregunta-. Es solo que... después de todo lo que ha pasado, he estado disfrutando de mi tiempo solo, con Zeus. Me ayuda a centrarme, a pensar en lo que realmente quiero.

Clara asintió nuevamente, pero esta vez con más determinación.

-Entonces, creo que es mejor que termine esto aquí y ahora. No quiero ser la que se quede esperando por algo que nunca va a llegar.

Comunidad 512Donde viven las historias. Descúbrelo ahora