Mas allá del 512

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Después del incidente del ascensor, mi día en la oficina transcurrió sin demasiados contratiempos. Me sumergí en el trabajo, atendiendo llamadas, revisando correos y asistiendo a reuniones interminables. Aunque todo parecía estar en orden, mi mente volvía una y otra vez a Zeus. No podía dejar de pensar en cómo estaría adaptándose a su nuevo hogar, y ese pensamiento me hacía sonreír en medio del estrés laboral.

Finalmente, cuando el reloj marcó las seis, decidí que ya era suficiente por ese día. Guardé mis cosas y me despedí de mis compañeros, ansioso por regresar a casa y ver a Zeus. El trayecto de vuelta fue tranquilo, y mientras conducía, me di cuenta de lo mucho que había cambiado mi perspectiva en tan poco tiempo. Antes, la idea de volver a casa era solo eso: una idea, un trámite. Ahora, había algo que realmente me esperaba allí.

Al llegar a "Sol y Sombra", aparqué el coche y me dirigí hacia el ascensor. Esta vez, todo funcionó sin problemas, y en cuestión de segundos, estaba de nuevo en el pasillo del piso 512. Abrí la puerta y, tal como esperaba, Zeus corrió hacia mí, moviendo la cola con entusiasmo. Me agaché para acariciarlo, sintiendo cómo su energía contagiosa barría cualquier resto de cansancio.

Decidí sacarlo a dar un paseo antes de acomodarnos en casa. Zeus
necesitaba estirar las patas y yo necesitaba despejar mi mente. Mientras caminábamos por los senderos que rodeaban el edificio, me encontré con algunos vecinos, todos amables, que se detenían para saludar y admirar al cachorro. Era como si Zeus fuera un imán de atención, y aunque normalmente no era de los que socializaban mucho, me encontré disfrutando de esas pequeñas interacciones.

Después de unos veinte minutos, decidí que era hora de volver. Justo cuando estábamos a punto de entrar al edificio, escuché una voz familiar llamándome.

—¡Samuel! —giré la cabeza y vi a sofia, la vecina que había conocido unos días antes en la terraza.

Sofia vivía en el apartamento 309, Era una mujer joven, con una sonrisa cálida y una energía que llenaba el espacio a su alrededor. Aunque habíamos intercambiado solo algunas palabras hasta ahora, había algo en ella que me resultaba intrigante.

—Hola, Sofía —la saludé mientras ella se acercaba con una sonrisa.

—¡Veo que ya tienes compañía! —dijo, mirando a Zeus con una expresión de ternura.

—Sí, lo adopté ayer. Se llama Zeus —respondí, notando cómo Zeus, siempre sociable, se acercaba a olfatearla.

—Es adorable. Ya me había dado cuenta de que vivías solo, así que me alegra que hayas decidido tener un compañero —comentó, inclinándose para acariciar a Zeus.

—Sí, creo que lo necesitaba más de lo que pensaba —admití, sorprendiéndome a mí mismo por lo honesto que sonaba.

Nos quedamos allí, charlando un poco más sobre el edificio, la comunidad, y cómo ambos habíamos terminado en "Sol y Sombra". Sofía me contó que trabajaba como diseñadora gráfica freelance, lo que le permitía pasar mucho tiempo en casa. Le gustaba la tranquilidad del lugar, aunque también mencionó que a veces se sentía un poco aislada.

—Por eso estoy tan contenta de haber conocido a alguien más en el edificio. Es fácil perderse en la rutina y no darse cuenta de que hay gente interesante a tu alrededor —dijo, mirándome con esos ojos brillantes que parecían buscar algo más allá de las palabras.

—Sí, entiendo lo que dices. Antes de Zeus, creo que ni siquiera había reparado en lo grande que es este lugar, o en cuántas personas viven aquí —respondí, sintiendo una conexión genuina en nuestra conversación.

Después de un rato, Sofía miró su reloj y se dio cuenta de que tenía que seguir su camino.

—Bueno, fue genial hablar contigo, Samuel. Espero que podamos repetirlo pronto —dijo, dando un paso hacia la puerta de el ascensor.

—Claro, me encantaría —respondí, sonriendo.

Nos despedimos y cada uno volvió a su respectivo piso. Cuando llegué al 512, dejé a Zeus explorar un poco mientras me acomodaba en el sofá. La charla con Sofía me dejó pensativo. Había algo en ella, algo que hacía que la vida en "Sol y Sombra" se sintiera menos solitaria, más... conectada. Tal vez este lugar tenía más por ofrecer de lo que inicialmente había pensado.

Después de la charla con Sofía , me sentí un poco más ligero al regresar al apartamento. Zeus  parecía estar igualmente satisfecho, moviendo la cola mientras se acomodaba en su rincón favorito. Me sorprendió lo fácil que era adaptarme a esta nueva rutina con él, y me pregunté si tal vez el encuentro con Sofía era un signo de que este cambio en mi vida iba a traer más de lo que había anticipado.

Me preparé para la cena, cocinando algo simple mientras pensaba en la conversación con Sofía . Ella había mencionado que también estaba sola la mayor parte del tiempo, y eso resonó conmigo. Aunque nunca me había considerado una persona solitaria, el hecho de tener a alguien con quien compartir unas palabras al final del día parecía un pequeño pero significativo cambio.

Mientras cenaba, me llegó un mensaje al teléfono. Era un grupo de chat en la aplicación de la comunidad de "Sol y Sombra". Había una nueva conversación que se había iniciado entre los vecinos. Abrí el mensaje y, para mi sorpresa, Sofía  había compartido una invitación para una pequeña reunión en el salón de la comunidad al día siguiente. La idea era conocerse mejor, intercambiar algunas historias y, por qué no, compartir un poco de comida y bebida.

La invitación decía que sería informal, una oportunidad para relajarse y socializar. Pensé que sería una buena manera de conocer mejor a Sofía  y a otros vecinos. Además, me pareció una oportunidad perfecta para integrar un poco más a Zeus  en la vida del edificio, permitiéndole socializar también.

Al terminar mi cena, me senté en el sofá con Zeus y revisé algunos documentos mientras él descansaba a mis pies. El mensaje de Sofía  me había dado algo en qué pensar y anticipar. Quizás esta reunión sería el inicio de algo nuevo y positivo, no solo para mí, sino también para el edificio en general.

Apagué las luces y me acomodé en la cama, esperando que el mañana trajera consigo nuevas historias y oportunidades para conectar con los demás.

Comunidad 512Donde viven las historias. Descúbrelo ahora