Capítulo 2

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Bill se sintió como si hubiera entrado en un sueño. El laberinto era un mundo de colores y sonidos que lo rodeaban por todos lados. Stanford lo guiaba a través de pasillos y esquinas, mostrándole cada detalle del laberinto.

- Esto es increíble - dijo Bill, mientras miraba una escultura de realidad virtual. - ¿Cómo lo hiciste?

- Es un secreto - respondió Stanford, con una sonrisa. - Pero te diré que requirió mucho tiempo y esfuerzo.

De repente, el laberinto se oscureció y se escuchó un ruido extraño. Bill se sintió un poco asustado.

- ¿Qué pasa? - preguntó.

- Es solo una prueba - respondió Stanford. - No te preocupes.

Pero Bill no se sintió convencido. Se dio cuenta de que estaba atrapado en el laberinto, y que no sabía cómo salir.

- Stanford, necesito salir de aquí - dijo, con una voz un poco temblorosa.

- No puedes salir - respondió Stanford, con una sonrisa enigmática. - Al menos, no todavía.

Bill se sintió asustado. ¿Qué quería decir Stanford? ¿Por qué lo había traído aquí?

- ¿Qué quieres de mí? - preguntó, con una voz firme.

- Quiero que seas mi compañero - respondió Stanford. - En este laberinto, en mi vida.

Bill se sintió sorprendido. No había esperado eso.

- ¿Qué quieres decir? - preguntó.

- Quiero decir que quiero que seas mío - respondió Stanford, con una mirada intensa. - Solo mío.

Bill se sintió un poco incómodo. No sabía qué responder.

- Stanford, no sé... - dijo.

- No hay nada que pensar - respondió Stanford. - Solo tienes que aceptar mi oferta.

Y con eso, Stanford se acercó a Bill y lo besó. Bill se sintió sorprendido, pero también un poco atraído.

Atrapados en el Laberinto de la PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora