Bill y Stanford se estaban acostumbrando a su nueva relación. Ambos eran dominantes, pero Bill, como dios del caos, tenía un poder y una intensidad que Stanford no podía igualar.
Un día, mientras estaban en el laboratorio de Stanford, llegó un joven llamado Alex, un amigo de Stanford desde la universidad.
— ¡Stanford! — gritó Alex, mientras se acercaba a ellos. — ¡Hace siglos que no te veo!
Stanford sonrió y se levantó para abrazar a Alex.
— ¡Alex! — dijo. — ¿Cómo estás?
Bill se levantó de su silla y se acercó a Alex, con una sonrisa maliciosa en su rostro.
— Ah, otro adorador de Stanford — dijo, con desdén. — ¿Y quién eres tú?
Alex se sintió incómodo ante la actitud de Bill.
— Soy Alex — respondió. — Un amigo de Stanford desde la universidad.
Bill se rió y se acercó a Alex.
— Un amigo, ¿eh? — dijo. — ¿Y qué viene a hacer aquí?
Alex se sintió nervioso y miró a Stanford, que lo calmó con una sonrisa.
— Vine a hablar con Stanford sobre algo importante — respondió.
Bill se acercó a Alex y lo miró con desprecio.
— ¿Algo importante? — repitió. — ¿Y qué podría ser tan importante que requiera la atención de Stanford?
Alex se sintió asustado y miró a Stanford, que lo calmó con una sonrisa.
— Es sobre el proyecto — respondió. — Hay alguien que está intentando robar tus ideas.
Bill se enfureció y se acercó a Alex.
— ¿Quién es? — preguntó, con una voz amenazante.
Alex se sintió asustado y miró a Stanford, que lo calmó con una sonrisa.
— No lo sé — respondió. — Pero tengo una pista. Una persona que ha estado preguntando sobre tu trabajo.
Bill se volvió loco y comenzó a destruir el laboratorio.
— ¡Quién sea que sea, lo encontraré y lo destruiré! — gritó.
Stanford se acercó a Bill y lo calmó.
— No, Bill — dijo. — No debemos actuar sin pensar.
Bill se calmó un poco y se acercó a Stanford.
— Tienes razón — dijo. — Pero si alguien está intentando robar tus ideas, lo pagarán.
Y con eso, Bill y Stanford se unieron para descubrir quién era el traidor y lo que querían.
Mientras tanto, Alex se alejó un poco, asustado por la actitud de Bill.
— Lo siento, Stanford — dijo. — No sabía que estabas con alguien así.
Stanford se acercó a Alex y lo calmó.
— No te preocupes, Alex — dijo. — Bill es un poco... intenso, pero es mi pareja y lo amo.
Alex se sintió sorprendido y miró a Stanford.
— ¿Te ama? — repitió. — ¿Estás seguro de que es lo correcto para ti?
Stanford sonrió y se acercó a Alex.
— Sí, estoy seguro — dijo. — Bill es mi destino.
Y con eso, Alex se alejó, asustado por la relación entre Bill y Stanford.
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Atrapados en el Laberinto de la Pasión
FanfictionEn un universo donde la lucha por el poder es constante, dos hombres se encuentran en lados opuestos de la batalla. Bill, un tirano poderoso, busca conquistar la galaxia, mientras que Ford, un valiente rebelde, lucha por la libertad y la justicia. P...