20: Dos listones grises

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Para cuando el equipo de rescate llegó a nuestro auxilio, ya habían pasado cinco días. Cinco días refugiándonos en este frío agujero en la tierra. Sobreviviendo de las pocas provisiones que hemos cargado con nosotros. Siendo lentamente consumidos por la incertidumbre.

Nuestro confinamiento en el búnker pasó con monotonía y desánimo, perdiendo el sentido del tiempo un poco cada día; Dormir, racionar provisiones, cuidar de los heridos y revisar la radio se convirtió en nuestra rutina diaria. Ver la luz del sol colarse por el periscopio era nuestra única forma de entretenimiento, y también lo único que nos mantuvo con la suficiente esperanza como para no caer en la desesperación.

Cuidar de Saemus y atender sus heridas era lo único que mantenía al escuadrón en una relativa paz, pues después de que el fiasco de nuestra fallida misión creara tensiones entre el mismo escuadrón, todos concordamos que él necesitaba un ambiente tranquilo en donde pudiera recuperarse de sus heridas. Cuando recuperó la consciencia al segundo día, tuvimos que contarle lo que había sucedido. Saemus era incapaz de creer que aquello era verdad y no una simple pesadilla, y una vez que fue capaz de aceptar la verdad, se culpó a sí mismo por no ser lo suficientemente fuerte, ni rápido, ni hábil para evitar que esto sucediera. Saemus lloró la pérdida de nuestros amigos, tal como lo habíamos hecho nosotros. Pasarían días enteros para convencerlo de que nada de esto había sido su culpa.

Alguien más despertó ese mismo día; Nuestro pasajero no planeado a quien confundimos por mi padre pudo reunir las fuerzas necesarias para ponerse de pie, pero a diferencia de Saemus, este hombre era ruidoso, hacía demasiadas preguntas, y no desaprovechó ni una sola oportunidad para amenazar violentamente a todos y cada uno de los elementos del escuadrón, en especial a los híbridos. Hice mi mejor esfuerzo por mantener a Iker alejado de aquél hombre, distrayéndolo de las interminables maldiciones y demás vociferaciones que aquél molesto individuo se empeñaba en expresar. Mi preocupación no era para menos; Tratándose de Iker, hacerlo compartir espacio con un cazador furtivo era una bomba de tiempo, pero para sorpresa de todos, él mismo decidió ignorarlo por completo.

Sin embargo, quien no fue capaz de tolerar las rabietas del rehén de los Vortex por más tiempo fué la persona de la que menos nos lo esperábamos. Pues en el justo momento en que bajó la guardia, el hombre recibió una generosa dosis de sedantes que lo mantuvieron drogado durante el resto de nuestra estancia en el búnker, administrada por nuestra mismísima Médico de campo; Tori. Todos en el escuadrón suspiramos de alivio, aunque había momentos en los que el silencio era ensordecedor, y queramos admitirlo o no, tener un enemigo en común nos había unido temporalmente como el equipo que se supone que somos.

Sin nada significativo que hacer más que esperar por nuestro eventual rescate, dediqué mis días y noches a fusionarme con las sábanas de mi camilla, cerrando mis ojos, pero incapaz de conciliar el sueño. Iker intentó de todo para mantenerme alerta y sacarme de mi estado depresivo, pero al tercer día él pareció perder igualmente la voluntad, y se limitó a hacerme compañía, acostándose a mi lado sin decir nada más. Pues no había nada que decir al respecto. Aunque, de una extraña manera, su compañía silenciosa apaciguaba mis pensamientos, y me permitía dormir a ratos.

Al quinto día, los Guerreros de Cilt finalmente llegaron a nuestro rescate, y abrieron las puertas del búnker. Sus siluetas, completamente oscurecidas por la luz de la mañana a sus espaldas, eran las sombras inconfundibles de Rangers; valientes Guerreros y Cazadores que han dejado Cilt con la única misión de encontrarnos, y escoltarnos en nuestro camino de vuelta a casa. Me sentí como un prisionero siendo rescatado de un traumático encierro, casi olvidando cómo era ver la luz del sol. El equipo de rescate entró con precaución al interior del búnker, y después de dedicarnos sus miradas de preocupación, y asegurarse de que todos nos encontrábamos en condiciones para viajar, procedimos a abandonar el búnker tan pronto como nos fue posible.

Hybrid Lamborghini  .Vol1  ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora