ENTELEQUIA // Minsung

Cap 8

Los días iban pasando y aquella mujer seguía en la misma posición altanera y disminuyendo el trabajo de las personas que trabajaban en aquella casa, por alguna razón era como si el chip se le hubiese reiniciado, pues se estaba transformando en la misma persona que fue desde un inicio y aunque su hijo deseaba que eso no sucediera...No podía evitarse.

Minho estaba listo para ir al colegio después de un par de días que le dieron para su recuperación, aunque se supone que aún no debía volver él quería hacerlo pues decía que era lo mejor para sí mismo.
Sus padres no estaban como de costumbre ya que tenían que trabajar, ese día la cocinera le preparó los waffles que tanto le gustan con fresas recién cortadas, su jarabe de durazno y un batido de fresa.

Cuando terminó cepilló sus dientes y se despidió de los que pudo; Yendo hacia el auto ya estaba en él su chofer quién lo esperaba con una sonrisa en su rostro.

—¿Listo joven?

—Nervioso, pero listo —respondió amable.

El trayecto duró un poco más de lo que debería ya que había un embotellamiento justo por donde debían cruzar, gracias a las buenas habilidades y conocimientos del hombre, pudo dar con un atajo y llegar por la parte trasera del instituto. Cuando estaban en la puerta el chofer lo detuvo.

—Voy a esperar en la cafetería que está aquí debajo unos 20 minutos por si sucede algo para que me llames y nos vamos a casa —lo miró— Mucha suerte y recuerda tus píldoras.

—Muchas gracias señor Jae —le sonrió tiernamente tomando su mano— Le prometo que si pasa algo de inmediato me comunico con usted, nos vemos!

Dijo para salir del auto, antes de poner un pie dentro del colegio, tomó aire tranquilizándose. Los profesores que estaban en la puerta lo saludaron como si no lo hubieran visto en siglos y dándole una cálida bienvenida; Mientras caminaba por el instituto pudo notar que varias personas secreteaban entre ellos, murmurando...Comentando, señalando, una cosa tan agotadora, pero eso no le impidió seguir. Quizás algunos lo hacían con emoción porque seguía de pie, en símbolo de respeto, pero otros sin embargo lo hacían con morbo.

Evitó que aquellas imágenes se quedaran en él y prefirió ignorarlos apreciando el lugar en sí, la fresca brisa que tocaba su cálida piel le causaba cosquillas.
Sintió como alguien venía corriendo hacia él por lo que decidió voltear aunque le diera miedo porque no sabía con qué o quién iba a encontrarse al girar.

—Dios mio! —un pelinegro se detuvo al instante— Luces como si hubieses visto a un fantasma.

—Pues cómo no —exclamó nervioso— Si todavía no distingo bien, no estoy en mis cabales aún.

—Buen punto —lo señaló— Pero como sea, vamos juntos al salón?

—¿Estamos juntos?

—Bueno, estábamos en aulas distintas no recuerdas? —se quedó esperando una respuesta— Bueno, el caso es que le pedí amablemente al director que me cambiara al tuyo...Así voy a poder ayudarte.

—Eso quiere decir que vamos a estar juntos prácticamente a cada hora hasta que las clases se terminen?

—Ehh si —asintió— Pero no tienes de qué preocuparte, siempre has sido el mejor de la clase así que no tendré que ayudarte en eso por suerte.

—El mejor eh —sonrió ladino mientras caminaba— Sabes...Aquella vez no quería decir nada porque aún no estaba muy seguro, pero hace unos dias tuve el mismo sueño.

—¿Y bien? —se giró a verme cuidando sus pasos.

—Recuerdas mi accidente, no es así? —el pelinegro asintió— Bueno, pues resulta que tuve el mismo sueño con el accidente, pero esa vez estabas tú en mi lugar, a ti te habían atropellado....