cap 11

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La semana pasó demasiado rápido que en un abrir y cerrar de ojos ya estaban en el día de excursión, Minho ya tenía su maleta lista, incluso su padre le ayudó con una cartera donde llevaba su pasaporte y otros documentos que necesitaba. Su madre por su parte estuvo todos los días quejándose de lo mismo desde que le contaron lo que estaba pasando y bueno, no han podido sacársela de encima.

—Lee Minho esta es mi última palabra —la mujer se quedó en la puerta evitando que saliera— Si das un paso más no respondo.

—¿Porqué te preocupas tanto? —bajó sus maletas al piso.

—Porque eres mi h-

—No lo digas —la miró frunciendo el ceño molesto— Ni siquiera puedes llamarme así porque no te considero de esa forma —el tono de voz bajó— No puedes exigir algo que no es tuyo, no te importa lo que me pase...Sólo te importa el qué dirán y cómo te pondrán en las revistas, hazte a un lado y déjame ir que tengo poco tiempo para llegar al aeropuerto.

La mujer insistía en quedarse ahí hasta que el hombre se puso en medio de ellos acercándose a su esposa y con una mano la quitó de ahí sin empujarla pero apretando su muñeca sin decir nada; Se quedó estática por la mirada que tenía en él, estaba molesto.
Le ayudó a su hijo a bajar las cosas despidiéndose con una sonrisa de los empleados que se encontró, incluso a su nana la abrazó, por primera vez en aquella casa llena de oscuridad y tristeza pudieron ver como nacía una sonrisa que iluminó de repente el lugar. Caminaron hasta el auto que ya estaba listo, el señor Lee no quería que el chofer los llevara entonces le tocaba conducir, pusieron todo dentro y subieron colocándose el cinturón.

—¿Todo listo? —lo miró sonriendo.

—Ya ya vamonos que se nos hace tarde! —habló apresurado.

Ambos rieron y comenzó el recorrido hacia el aeropuerto, fue un poco largo pero al final pudieron llegar a tiempo, estacionó el auto en un buen lugar y bajaron sacando todo con cuidado; Caminaron durante algunos minutos buscando a los de su grupo pero no los encontraban, esto comenzó a desesperar a Minho mientras su papá trataba de calmarlo.

—Minho!! —alguien gritó desde lejos.

Ambos giraron sus cabezas al ruido de hace un momento y los ojos del castaño se iluminaron al ver a la persona que venía corriendo hacia ellos con una sonrisa.

—Justo te estaba buscando, ya casi estamos todos, sólo faltas tú y otros dos —sonrió.

—Ah si si yo...

Miró a su papá por un segundo antes de seguir hablando y luego al pelinegro dándole la señal que estaba esperando.

—Oh!! —dijo asustado cuando captó la indirecta— Señor Lee, es un placer conocerlo —hizo una reverencia en respeto— Lo siento mucho.

—No no —lo hizo que se enderezara— Así está bien, yo prefiero los apretones —extendió su mano estrechándola con él— Así está mejor, el gusto es mío...?

—Han Jisung —respondió sonriente— Debo decirle que soy un admirador suyo, bueno los he visto mucho, a usted y su esposa, pero el trabajo que hace en lo personal me parece increíble —sus ojos estaban brillantes— Creo que es uno de los mejores abogados que hay en el país.

—Oh vaya —se avergonzó con una sonrisa— Bueno, me da alegria que al menos haya chicos por ahí que les guste lo que hago y como lo hago.

—Bueno si, ya tendrán tiempo de hablar y conocerse, nos vamos? —el castaño interrumpió.

ENTELEQUIA // MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora