Capítulo 1: El inicio de una nueva vida.

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En un pueblo llamado Grayvine vivía una chica cuyo nombre es Althaea Alcarindel, pero conocida como Zerline Nukhur Axebleeder. Ella era una chica normal hasta que aquel día cambió su vida por completo.

La joven Zerline se encontraba leyendo en el jardín de la casa de sus padres como tenía por costumbre hacer cada día, hasta que sin previo aviso se presentó en ese mismo jardín una pareja de seres que parecían salidos de los mismos libros que ella acostumbraba a leer día tras día.

La joven Zerline, que pronto descubriría que su nombre real era Althaea. Era que había dejado su madre junto a ella el día que la entregó a los humanos como descubriría en unas horas.

- Grité dejando salir todo el aire de mis pulmones. - ¡¿Mamá?!, ¡¿Quiénes son estas personas?! - Pregunté a mi madre sin ser consciente aún de lo que tanto mis padres como aquellas extrañas criaturas estaban a punto de desvelarle.

- Hija hay algo que debemos contarte, es por eso por lo que esta amable pareja ha venido a nuestra casa. - Dice mi madre un tanto preocupada.

- Pero mamá, hoy es mi cumpleaños ¿Acaso he hecho algo mal? - Pregunté alarmada mirando de hito en hito a mis padres y a la joven pareja.

- No cariño, no has hecho nada mal. Toma asiento y deja que te expliquemos detenida y detalladamente todo lo que necesitas saber. - Dice Gen, el hombre que yo pensaba que era mi padre con una sonrisa cariñosa en el rostro.

Ahora que conocía todo su pasado y el motivo de que haya pasado toda su vida rodeada de humanos, comenzaba a ser consciente de que debía marcharse de aquel pueblo, pero no porque no la quisieran, no, sino porque sabía que si quería proteger todo lo que le había importado hasta el momento debía alejarse de allí.

Unas horas más tarde estaba tan aturdida por toda la nueva información que me habían contado, que no sabía ni cómo reaccionar ante ninguno de los cuatro presentes. Me encontraba mareada y borracha de información y algo me decía que la cosa no mejoraría para mí en ese aspecto.

Ahora que era conocedora de toda la verdad entendía muchas cosas, entre ellas que no soy humana, nunca lo fui realmente, al parecer solo tenía un hechizo protector sobre mí y sobre aquel pueblo en el que vivía. Soy una Híbrida, con sangre mixta de mi padre Glynceran Alcarindel, el Rey Fae y de mi madre Ethel Dustwhittle, la bruja más poderosa que ha existido hasta el momento.

Ahora entendía el motivo de que pudiera ver las cosas de forma distinta al resto de mis amigos o, como aquel día que hice crecer una planta que acaba de cultivar minutos antes. También me di cuenta de cómo se me daba tan bien usar un arco ya fuese para cazar o para practicar sin más.

Pero eso no es todo, según asimilaba toda la información que me habían contado también me daba cuenta del grave peligro que corría ahora que ya era demasiado mayor para que el hechizo protector continuase funcionando.

***

Mientras comíamos los cinco juntos, Ethel y Glynceran, mis verdaderos padres, me dijeron que necesitaba marcharme de allí, conclusión a la que ya había llegado por mi cuenta y que estaba mentalizada para cumplir. Pero no podía hacerlo sola puesto que el viaje sería demasiado peligroso para hacerlo por mi cuenta, por suerte ya habían pensado en eso y estábamos esperando a algo o alguien que yo todavía no conocía.

- Hay alguien a quien queremos presentarte hija, él será tu guardián de ahora en adelante, ha estado entrenando desde que tuvo la edad suficiente para poder protegerte cuando llegase este día. - Dijeron Ethel y Glynceran al tiempo que miraban hacia aquel bosque que tantas veces había recorrido en mis días de salir a pensar o cazar.

La Princesa de Plata [La Princesa de las Tres Coronas 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora