Unas semanas más tarde llegamos a la linde del bosque Iwredood, según me había estado contando Vaelorn la cabaña en la que nos vamos a instalar se encuentra en el centro del bosque, lo que nos dejaba unos días más caminando hasta llegar a ella.
Pero ya quedaba poco, al fin nos quedaríamos durante largo tiempo en un mismo lugar. La verdad que el camino no ha sido fácil, hemos tenido que esquivar y escondernos de monstruos, grupos de cazadores y varios exploradores.
Nunca había sido tan consciente de los peligros que deparaban los bosques hasta que había tenido que adentrarme en ellos siendo alguien supuestamente importante. Aunque siendo realista tampoco me había sentido nunca desprotegida, al menos no desde que Vaelorn iba pegado a mis talones en todo momento vigilando en todas direcciones.
Me sentía observada, pero por mucho que mirase en todas direcciones no era capaz de ver absolutamente nada salvo bosque. Pese a que no viese nada seguía con esa sensación recorriendo mi sistema nervioso y eso me ponía los pelos de punta. Decidí no darle demasiada importancia, puesto que podía tratarse de cualquier animal y no algo peligroso obligatoriamente.
- Althaea, quédate donde estás y no des ni un paso más. Algo no me cuadra en todo esto. - Dijo Vaelorn escrutando el bosque.
- ¿También percibes algo extraño? Eso me hace sentir mejor y no como si estuviera loca, es tranquilizador. - Dije sintiéndome aliviada por no ser una paranoica.
- Sí, creo que algo nos ha estado siguiendo desde hace un rato, pero desde aquí no distingo de que se trata. Voy a ir a mirar, si ocurre algo grita. - Dijo Él al tiempo que se ponía en movimiento.
- Vale, pero no hagas heroicidades innecesarias. - Dije un tanto nerviosa por quedarme sola.
De nuevo sola con mis pensamientos, qué peligro. Nunca suele ser bueno quedarme sola con esta cabeza ansiosa y depresiva. Espero que no tarde mucho en volver y que lo que sea que nos ha estado siguiendo no sea la gran cosa. Oh mierda, algo se acerca a toda velocidad. Pienso al tiempo que me giro en redondo para ver de qué se trata.
- Mierda, ¡¿Qué cojones es eso?! - Grito al tiempo que me lanzo a un lado con la vana esperanza de que a esa enorme cosa le cueste hacer giros tan radicales.
- ¡Althaea, corre, corre y no mires atrás por lo que más quieras! - Escucho como Vaelorn grita mi nombre con pánico en la voz desde algún punto que no alcanzo a ver. Su voz me espolea como un látigo para ponerme en movimiento.
- ¡Por los Dioses Olvidados Vaelorn, ¿Dónde estás?! - Grito al tiempo que echó a correr como alma que lleva el Diablo. No sé qué es esa cosa enorme y peluda que viene como un mastodonte hacia mí, pero tampoco voy a quedarme a comprobarlo.
- ¡Derecha Althaea, Derecha! - Grita Vaelorn desde algún lugar que aún no localizo. - ¡Izquierda, rodea ese árbol grande!
En cuestión de segundos Vaelorn se materializa a mi lado con una espada a cada mano, ¿De dónde habrán salido él y esas espadas tan maravillosas?, tendré que preguntárselo después cuando nos libremos de esta cosa. Espera un maldito segundo, ¿Y yo por qué narices no tengo arma alguna?, otra cuestión que tendré que solventar más tarde.
- Quédate aquí, intentaré matarlo antes de que se te acerque demasiado. - Dice Vaelorn con una sonrisa de suficiencia.
- Pero bueno qué aires. - Digo riéndome al tiempo que me doy cuenta de que estoy más tranquila.
Observo a Vaelorn mientras él y la bestia se acechan mutuamente sin lanzarse ninguno al ataque con decisión. Algo no cuadra en todo esto, esa cosa peluda parece demasiado tranquila como si lo tuviese todo calculado de antemano. Mis sentidos no me engañan, sé que he visto algo detrás de los árboles que quedan a la espalda de Vaelorn.
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La Princesa de Plata [La Princesa de las Tres Coronas 1]
FantasyAlthaea Alcarindel es una joven que vive en un pueblo y a la que le encanta leer, pero está a punto de descubrir que su vida no es lo que ella esperaba, mucho menos lo que ha estado viviendo hasta el momento. Le esperan aventuras que cree que solo e...