Capítulo 9: La entrada del Verano.

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Un par de días después de la tormenta que desaté sin querer cuando lancé un hechizo de magnitudes inigualables se acercaba el verano.

Aquel hechizo pilló a todos por sorpresa, mis padres salieron a buscarme al patio de entrenamiento ya que les había dicho horas antes que estaría allí, mi padre me miraba de hito en hito sin terminar de creerse que esa tormenta fuese cosa mía, mi madre sin embargo me miraba muy enfadada como si le hubiese chafado algún plan.

No me importó demasiado si de verdad le había chafado algún plan a mi madre, estaba demasiado eufórica y orgullosa por lo que acababa de conseguir como para preocuparme de ella y sus cosas. Ya se encargaría ella solita de hacerme saber si ese había sido el caso.

Llegó el verano, se notaba en el ambiente, las temperaturas habían subido poco a poco, la gente del pueblo había cambiado sus atuendos por los más refrescantes para el verano y el calor que traía consigo.

La ciudad se llenó de Damas de Noche, una flor que solo florece durante la noche y que tiene un olor muy especial, todo se preparaba para el gran Festival de Verano que tendría lugar un par de semanas más tarde.

La ciudad brillaba con unos colores majestuosos, se llenaba de vida en las noches además de mantener su ritmo habitual durante las horas del día. El Palacio se iba transformando bajo mis ojos durante el día, los colores brillaban de formas distintas a como lo habían hecho antes.

Esta sería la primera noche de verano por lo que Vaelorn me pidió que le acompañase esa noche a la Ciudad tras la cena. Eso nos libraría del baile de esa noche y con suerte también de los siguientes a ese.

Vaelorn no quiso decirme dónde iríamos exactamente solo me pidió que eligiese un vestido con el que me sintiera cómoda y unos zapatos con los que no me dolieran mucho los pies, eso me hacía pensar que teníamos que andar un buen trecho para llegar a donde fuera que quería llevarme.

Después del entrenamiento de ese día, subimos a nuestros aposentos seguidos de Alpha y nos dispusimos a asearnos y arreglarnos para la cena. Para mi sorpresa en mi habitación estaba la mano derecha de mi madre, Ravynne, quién resultó ser la hermana de mi madre y por ende mi tía, esperando a que llegase.

- ¿Qué haces aquí Bruja? Yo no he solicitado tu presencia, de haberlo hecho lo recordaría. - Escupí mirándola con desagrado.

- A mí me desagrada tanto como a ti tener que cruzarme contigo Princesa. - Respondió ella con una mueca de desagrado en el rostro. - No, me envía vuestra madre.

- Bueno y se puede saber ¿Qué quiere de mí ahora? - Contesté poniendo los ojos en blanco.

- Me ha pedido que te transmita amablemente que no puedes saltarte el baile de hoy, vienen Nobles importantes y hay uno que quiere presentarte al hijo como pretendiente. - Respondió ella con una sonrisilla asquerosa en el rostro.

- Ya bueno, mala suerte, dile a mi querida madre también amablemente que no voy a asistir al baile, tengo cosas más importantes que hacer que conocer a pretendientes elegidos por ella, gracias. - Contesté echándola de mis aposentos con la mano sin tan siquiera mirarla. - Y ahora largo de aquí, venga vamos, shu shu.

Ravynne me miraba con desprecio, pero ese sentimiento era mutuo desde el día que llegué lo cual no me sorprendía en absoluto. Empecé a prepararme para la cena en cuanto ella se marchó de mis aposentos, fui lo más rápido que pude para no tener a Vaelorn y Alpha esperando de más en el pasillo.

Unos minutos más tarde estaba lista y saliendo por la puerta, Vaelorn y Alpha ya estaban en la puerta esperándome. En el rostro de Vaelorn podía ver perfectamente la pregunta sin formular, lo cual significaba que habían escuchado algo de mi conversación con Ravynne.

La Princesa de Plata [La Princesa de las Tres Coronas 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora