Capítulo 4: Un invitado inesperado.

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Se acercaba el último ritual después de cuatro meses de rituales diarios. Me sentía muy distinta, mucho más poderosa. Mi relación con Vaelorn había aumentado también con el tiempo, podríamos decir que se había convertido en mi mejor amigo después de todas las cosas que había tenido que pasar, y más si tenemos en cuenta que él había sido el único que había estado a mí lado en todo momento durante todos estos meses.

A decir verdad, estaba nerviosa ahora que me daba cuenta de que ya estaba a punto de terminar con los rituales nocturnos, también me encontraba agotada después de tanto tiempo exponiendo mi cuerpo a sus límites.

Con el paso de estos últimos días me había dado cuenta de que estaba nerviosa por ir a Kaelar no solo para reencontrarme con mis padres sino también para conocer a mi pueblo y su gente.

- Buenos días Mi Reina, ¿Lista para el último día? - Preguntó Vaelorn sonriente.

- Buenos días, lista para lo que tenga que venir. - Contesté devolviéndole la sonrisa.

- ¡Esa es la actitud!, ¿Tienes hambre? - Dijo él mirándome a los ojos con una sonrisa en el rostro.

- La pregunta es cuándo no tengo hambre. - Dije riéndome sin poder evitarlo.

- En ese caso siéntate que te pongo el desayuno ahora mismo. - Contestó él girándose a prepararme un café junto con unas tostadas.

Después de desayunar salí a entrenar al jardín con Vaelorn. Aún no había conseguido convencerle para que me enseñase a usar las espadas, pero al menos podía practicar con el arco y con algunos hechizos que ya había aprendido a controlar por completo. Algún día le convencería para que me enseñase a usar las espadas, eso lo tenía totalmente claro.

Cada día controlaba mejor los hechizos que ya conocía y aprendía algunos nuevos. Y con el arco si ya antes se me daba bien, ahora era incluso mejor porque con la magia podía alcanzar blancos más lejanos sin necesidad de acercarme demasiado a ellos.

Pasó el día y con ello llegaba la hora de ser una con la Luna por última vez antes de marcharme a Kaelar. Echaría de menos los rituales por mucho que me hayan cansado todos los días, al fin y al cabo, me han ayudado mucho para crecer.

- Hey, tranquila que ya lo has hecho muchas veces y va a salir bien, no por ser el último va a salirte mal, quítate eso de la cabeza. - Dijo Vaelorn dedicándome una amplia sonrisa tranquilizadora.

- No digo que vaya a salir mal, pero me preocupa que pase algo que no deba. - Contesté mirándole con la preocupación bailando en mis ojos.

- Estaré ahí cerca como he hecho todas las noches anteriores y como haré todas las noches futuras por si me necesitas. - Dijo Vaelorn con una sonrisa sincera en el rostro.

- Júramelo por los Dioses olvidados, júrame que siempre permanecerás a mi lado no importa lo que pase, que te quedarás incluso cuando no corra el más mínimo peligro. Solo así mi alma se quedará tranquila. - Dije mirándole fijamente a los ojos.

- Está bien si así vas a respirar tranquila, lo haré. - Dijo él sin apartar sus ojos de los míos. - Yo, Vaelorn Lócëohtar juro ante Mi Reina y ante los Dioses Antiguos y Olvidados que permaneceré junto a Althaea Alcarindel hasta que mi último aliento abandone mi cuerpo. - Dijo él con la mano en el corazón y mirando al cielo como si esperase respuesta de esos mismos Dioses ante los que acababa de jurar.

- Acabas de atarte a mí de verdad para toda la vida. Nunca creí que nadie estuviese dispuesto a hacer nada semejante por mí, y mucho menos para tranquilizar a mi alma con traumas de abandono. - Dije yo con los ojos completamente abiertos ante la sorpresa de que él lo haya hecho en serio y sin quejarse en ningún momento.

La Princesa de Plata [La Princesa de las Tres Coronas 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora