Capítulo 15: La despedida de un corazón roto.

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Una hora después de que la Reina Melusina sacase a Vaelorn del Salón del Trono con la promesa de que como mínimo intentará salvarle, me quedé rodeada de guardias ineptos que no movían un dedo por miedo a la muerte.

Ahí estaba mi padre siendo torturado por Ethel, la misma mujer con la que llevaba siglos casado y que ahora por algún motivo que la mayoría no entendía, le traicionaba. Sus motivos eran realmente simples si lo piensas bien, pues casi todo se basaba en la búsqueda de poder.

No podía evitar mirarla con todo el asco y el odio que rezumaba mi alma, esa mujer que vino a buscarme meses atrás diciendo que yo salvaría el mundo místico de esta Guerra interminable.

¿Y todo para qué? Para entregarme a esos mismos enemigos con los que llevan siglos luchando, con la excusa de que si me caso con su Príncipe él firmará un tratado de paz, pero seamos realistas, no va a firmar ningún tratado, nunca ha estado realmente dispuesto a hacerlo.

Si Ethel y Ravynne se hubieran parado a pensar las cosas con claridad se habrían dado cuenta de las verdaderas intenciones de ese cretino, pero para qué, ¿verdad? Es mejor dar por sentado que lo que dice es cierto sin buscarle tres pies al gato, es más fácil creer que te va a dar poder si le entregas a un descendiente directo de tu sangre, vaya par de estúpidas.

La situación en el Salón del Trono no hacía más que empeorar la tensión que ya había, por lo que Ethel mandó a Ravynne a llevarme a las mazmorras y encerrarme hasta el día de la entrega que tendría lugar con la Luna llena que habría dentro dos días, una luna enorme y de un azul brillante.

Ravynne no tardó en ponerse en movimiento conmigo todavía flotando a su espalda, por lo que puedo ver no tiene intención de dejarme andar por mis propios medios hasta que me haya soltado en las mazmorras. Por desgracia para mí, Ravynne no es tan tonta como para pensar que no intentaré escaparme en el momento en que me deje poner los pies en el suelo.

Aunque siendo sincera, ahora mismo lo que más me importa es que Vaelorn sobreviva a esas horribles heridas. Lo de escaparme tendrá que esperar hasta que él esté bien si la Reina Melusina consigue salvarlo.

Cuando Ravynne me lanzó en el interior de una de las celdas de las mazmorras la miré con desprecio mientras ella reía a pleno pulmón, esa Bruja loca se está divirtiendo de verdad con todo lo que está pasando.

Una vez se marchó me senté en el centro de la celda, no puedo usar poderes, pero nadie ha dicho que no pueda rezarle a los Dioses que me han reclamado como hija.

Hace muchos siglos que dejaron de interferir en nuestro mundo y en el mundo humano, pero si me han reclamado es por algo, quizá también se han dado cuenta de que esto no está bien y quieren hacer algo sin que puedan llegar a culparlos por interferir.

Recé sin cesar hasta que me quedé dormida por el cansancio, mi cuerpo también necesitaba recuperarse de las heridas que había recibido. Cierto es que mis heridas no son físicas, son heridas emocionales y heridas del alma que son peores que las físicas en cierto modo.

***

Vaelorn POV

Solo veía oscuridad, pero era capaz de oír voces a mi alrededor, mi padre no andaba lejos según podía sentir. Lo que más me preocupaba era que no sentía, no veía y no oía a Althaea.

No tenía muy claro si los Antiguos Dioses me oirían en el estado en que me encontraba, pero tenía que probar, recé por ella, recé para que me dieran señales de que ella estaba ahí en algún lugar, pero no obtuve respuesta alguna.

En algún punto escuché como mi padre rogaba a alguien que me salvara, lo que no alcanzaba a saber era a quién se dirigía. Mi mente bailaba en un limbo entre la consciencia y la inconsciencia, mi alma viajaba por ese mismo limbo tan perdida como lo estaba mi mente, mi cuerpo en cambio estaba en algún lugar del Palacio según podía prever.

La Princesa de Plata [La Princesa de las Tres Coronas 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora