El rey se encontraba en su pequeño despachó, admirando a través de su ventana el paisaje lleno de colores por las infinidades variedades de hongos y vegetación qué había en el reino.
No por nada el submundo junto con Loquilandia era conocido como el Reino de las Maravillas.
En el submundo abundaba la rareza y la magia, en aquel lugar todo lo que pudieras imaginar existía, como moras mágicas y plantas que creían metros y metros.
Allí habitaba las flores parlanchinas y una oruga qué siempre la veía fumar.
Escucho la puerta abrirse y emergio la tierna imagen de su pequeño no tan pequeño hijo.
-Hijo mio ¿Que te trae por aquí?
Jungkook llego a escasos un metro de su padre y rindió reverencia, aunque su padre cumplía con todo lo que él quisiera, le rendía respetó y admiración q su gran padre.
Cuando el suba al trono, quería gobernar como el, con amor y respeto a su pueblo, al Reino de las Maravillas.
-Papá, tengo algo que contarte.
Al Rey de Corazones Jeon le sorprendió, comúnmente su pequeño hijo venía a pedirle algún capricho pero ahora eso no venía al caso.
Le invito tomar asiento y con unas pequeñas palmadas, entro una de las ranas sirvientas con la bandeja de oro y un juego de té.
-Dime hijo mio ¿Que es lo que tienes que decirme?
》♠️《
Jungkook solamente picaba la comida haciendo chocar el tenedor con la porcelana del plato, Jimin solamente comía en silencio en medio de la mesa y Taehyung miraba fijamente a Jungkook.
Realmente el silencio lo tenia con los nervios de punta y que Jungkook ahora no protestara por nada lo hacía sentir extraño.
-Jungkook - Hablo Taehyung, Jungkook alzó la mirada - ¿Que te pasa?
-Nada- contesto en un hilo de voz. -No tengo nada.
Jimin ya incómodo por la situación decidió levantarse de aquella mesa, pero Jungkook lo impidió regresandolo.
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♤• |ℜ𝔢𝔡 ℌ𝔢𝔞𝔯𝔱| •♡ || KookGi
FanfictionNo lo mires, no lo toques, baja la cabeza cuando lo escuches pasar, el toque de queda es a las nueve de la noche, no entres al castillo ni toques sus rosas rojas. venera su imagen y sobre todo... No te enamores de él. Al menos que quieras perder l...