Mi novia dragona - Tú X Elma [Versión definitiva]

» LA GRAN APERTURA «

"Una tarde de risas, momentos que alegran el corazón, dos jóvenes disfrutando de su mutua compañía"

La tarde cae sobre la gran manzana, las personas buscan locales para poder almorzar, restaurantes llenos, patios de comida abarrotados, parece que en el centro la gente tiene un apetito voraz, me recuerda a alguien.

Elma: ¡Señor T/n mire! *Le acerca al rostro un cangrejo vivo*

Tú: ¡Ah! No me acerques cosas a la cara tan repentinamente.

Elma: Jeje lo siento, pero este cangrejo se ve apetecible, estoy segura que se puede hacer deliciosos platillos con esto.

Tú: ¿Vamos a cocinar?

Elma: ¿Eh, no es obvio? Por algo estamos en el centro comercial.

Tú: Bueno, pensé que querrías ir a un local a comer en vez de comer en casa.

Al decir eso, pareciera como si le estuviera pidiendo una cita, mi rostro se puso algo rojo esperando una respuesta.

Elma: *Sonriendo* La verdad prefiero comer en casa.

Tú: ¿Qué? 

Elma: Es mucho más divertido comer algo hecho por nosotros, así podemos tener más comida y sin la necesidad de gastar mucho dinero... además...

Elma: Me gustaría que cocináramos juntos.

Mi cuerpo se paralizo ante la vista, solo han pasado unos días, pero Elma parece estar muy cariñosa, aunque, no es que me desagrade, solo no estoy acostumbrado a este tipo de tratos.

Tú: *Sonrojado* Bueno... jeje, entonces vayamos a casa de una vez para cocinar.

Elma fue corriendo a pagar los productos que compró, caminamos hacia el departamento, mientras la gente entraba a restaurantes, me pregunto si de verdad Elma prefiere comer en casa en vez de un local, pero dejo de dar tantas vueltas a ese asunto, solo me preparo para estar a su lado cocinando.

Llegando a la casa, guardamos las cosas, nos lavamos las manos y nos pusimos a cocinar, ahora pareciese que muchos de los problemas que padecíamos en los primeros días poco a poco se han ido desvaneciendo, además, me siento feliz de alguna manera, tenerla cerca me da una sensación de tranquilidad.

Pasado un tiempo, pusimos la mesa y nos sentamos a comer, gozando de los platillos que preparamos, Elma como siempre, con una cara de éxtasis con cada bocado que comía. Sin embargo, me he dado cuenta de algo extraño en estos últimos días.

Tú: Elma, ¿puedo preguntarte algo?

Elma: Por supuesto.

Tú: ¿Por qué llevas tu traje de trabajo incluso si no trabajamos hoy?

Elma: Ahh.

Tú: No tienes ropa, ¿verdad?

Sin embargo, antes de poder seguir cuestionando a Elma sobre su falta de variedad en vestuario, el televisor, el cual estaba prendido... ¿Lo estaba? No recuerdo haberla prendido, en fin, nos interrumpió.