Capítulo II: Olores

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La clase de cálculo empezó y tras el pase de lista, Gojo se sintió lo suficientemente despreocupado así que decidió dormir, Satoru es inteligente pero flojo.
Cerró los ojos y durmió profundamente.

Unos 30 minutos después de que el albino cayera en sueño, una mujer se acercó al hombro del azabache.

-Pareces acosador- habló Shoko al lado derecho de Suguru

Geto se sobresaltó, estaba tan atento viendo al albino dormir que la voz de su amiga lo asustó.
Suguru estaba listo para responder hasta que la voz del profesor se hizo escuchar

-Satoru Gojo, ¿cuál es el resultado de la operación "F"?

Las miradas de los demás compañeros y el maestro cayeron en el albino. El profesor se acercó a la banca de Satoru al ver que no respondía y tampoco lo miraba.
El docente se limitó a aplaudir cerca de la oreja de su alumno y dar un manotazo en su pupitre, consiguiendo despertar a Satoru, que se acomodó en un pequeño salto por el susto.

-No tienes remedio, Satoru.

El ojiazul solo miró enojado a su profesor. Odia que lo despierten.

-¿Qué quería, profesor?

-Que dieras la respuesta al ejercicio "F" pero ya olvídalo. Se acabó la clase,
vayan a su descanso.

Entre clase y clase, hay un intervalo de 25 minutos, en los cuales los estudiantes pueden aprovechar para comer o relajarse.
Geto, Shoko y Gojo fueron a sentarse bajo un árbol del patio de su escuela. El cielo estaba más despejado, con alguna que otra nube, pero ahora era más soleado.
Gojo se sentó entre Ieiri y Suguru.

-Tengo mucho sueño

-¿A qué hora te dormiste?

-Temprano, a las dos

-Más temprano, imposible.

El albino recargó la cabeza en el hombro de Shoko, quien al instante lo empujó.

-Recárgate de tu novio

-¿Novio?- la voz de ambos hombres sonó a la par

-Callate, solo somos mejores amigos- habló el ojiazul para después voltear a ver al azabache. -¿Me puedo recargar de tu hombro?

-Si- Dios, tendría el olor de su mejor amigo justo al lado de él.

Sintió la cabeza del albino apoyándose en su hombro. El cabello blanco rozaba en su mejilla.

Gojo se sentía feliz, su corazón latía violentamente; le encantaba tener cerca el olor a chocolate que tenía Suguru. Sin más, disfrutando el aroma de su amigo, cayó en un profundo sueño.

El azabache recargó su cabeza sobre la de Satoru y le quitó las gafas de sol, por precaución.
El pelinegro observó al albino desde su ángulo, sentía su olor a vainilla.
Unos minutos después, la castaña empezó a hacer plática con Suguru.

-¿Por qué no le dices que te gusta?

-¿Sí me rechaza?

-No creo, no hay motivos para que te rechace

-¿Cómo no va a haber motivos?, los hay y son demasiados. El género, si tiene sentimientos hacia mi y....

-Solo son esos dos

-Momento. ¿Cómo sabes?

-Pareces acosador o paparazzi, te la pasas viendolo. Si no es suficiente, tratas de estar cerca de él y tener más contacto, aparte cuando lo miras, tus pupilas se hacen más grandes.

-¿Soy así de obvio?

-Sí, pero por más bonitos que sean sus ojos, es ciego.

-¿No has visto si yo le gusto a él?

★El álbum de fotos (SatoSugu/SuguSato) ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora