La primera vez que la vio se sorprendió con la fuerza y agilidad que poseía, uno de los pocos humanos sin ninguna gota de poder mágico en su cuerpo con la capacidad de durar una cantidad impresionante de tiempo combatiendo contra los guardias reales, quedo aun mas sorprendido cuando su menudo y pequeño cuerpo, cubierto de sangre ajena se enfrentó a él sin ningún tipo de temor, con una mirada altanera y decidida, no le era difícil acabar con ella en cualquier momento, aunque debía reconocer que aquella humana tenía resistencia y habilidades en la batalla que muchos de los guardias no tenían. Ese día la dejo vivir no porque fuera un ser benevolente ni mucho menos, el destino de aquella mujer se había decido apenas tuvo una buena visión del color de sus ojos, en su cabeza todo cobró sentido, aquel ímpetu, el garbo, y ese largo cabello azabache, ella debía ser la princesa demonio y sería una excelente carta para derrotar al reino de los Rayheart y conquistar por fin todo el territorio de los seres sin magia.
En la fiesta de su boda se descubrió a él mismo en varias ocasiones observando a la mujer, que pese a haber sido completamente cubierta por el vestido blanco con capa, para ocultar tanto sus tatuajes como su cabellera negra, no podían esconder su odio y furia hacia todo aquel que la rodeara, aunque no era un sentimiento salvaje y pasional como el que ya había demostrado tener en su interior, este era uno aún más audaz y superficial, todos parecían serle minúsculos e insignificantes bajo su mirada dorada, no fue hasta que el príncipe de oro apareció frente a ella que todo el odio se esfumó y su postura se ablando, compendio de inmediato cuál era su punto débil, tomó nota mentalmente, el segundo al trono era alguien preciado para su esposa.
Observó de reojo a su madre, a pesar de fingir estarle prestando atención a lo que la reina de Rheynall le estaba diciendo, podía notar que estaba calculando cada movimiento de la mujer en la pista de baile, ella también quería saber cuál era su talón de Aquiles para usarlo en su contra de ser necesario, después de todo, había quedado completamente claro que la princesa demonio era eso, un feroz demonio dispuesto a arrasar con todo a su paso, era una mujer impulsiva y violenta, necesitaban algo con que domesticarla si querían usarla para derrocar al rey Robert y tomar su territorio.
Llevó la copa de vino a su boca para ocultar la pequeña sonrisa en sus labios, que se formó por ver a la fiera mujer ser apaciguada por un pequeño niño y bailar feliz al ritmo de la música, así no parecía tan peligrosa ni sanguinaria, nadie podría siquiera imaginar que ella es capaz de tomar la vida de más de cien personas en el campo de batalla y seguir luchando sin problema.
Observo el paisaje cambiar desde la ventana de su carroza, habían atravesado recién por el puente entre el mundo normal y el mágico, habían pasado cinco meses desde que se fue del palacio para lidiar con los rebeldes de la frontera que querían de regreso a la princesa Raphaelle, luego de varios meses de batallas cruzadas y derramamiento de sangre innecesaria, logró tener una reunión con los líderes de los exiliados Sarsene y Evangelie, les explico la situación de la mujer y en la condiciones que viviría de ahora en adelante, no terminaron por aceptar del todo la nueva vida de la princesa, pero al menos levantarán la bandera blanca de la tregua y le darían un alto al fuego.
También había dilatado el momento de la reunión por otro motivo, sabía que los líderes de bosque, eran personas sensatas y que entenderían la situación tan pronto como se la explicara, era consciente que al terminar debería volver al castillo lo antes posible, su madre le había dejado una tarea clara, que debía tener como prioridad. Bajo del carruaje para quedar frente a las puertas del castillo, una vez dentro tendría que buscar a la mujer y tomar su cuerpo, debía consumar el matrimonio y darle herederos a su madre, su esposa no era una mujer que no llamase su atención, y para su sorpresa su primera impresión de ella resultó ser distinta a la realidad, no era un ser violento e impulsivo, era recatada y tranquila, aunque grosera y con poca elegancia, pese a que en el matrimonio demostró saber lo básico de etiqueta.
Los pocos días que se encontró en el castillo con ella, lograba fascinarlo como aquel pequeño y menudo cuerpo que se mueve con ligereza y fluidez tanto en la tranquilidad de palacio como en rudeza del campo de batalla ¿Cómo era posible que fuese tan brutalmente sádica en la arena y a la vez tan calma y serena en el día a día?
Trago duro y entró al lugar siendo recibido con devoción por los empleados de la realeza, lo ayudaron a quitarse su capa de piel para protegerse del frío, le entregó sus guantes y espada a su segundo al mando, el mayordomo bajo sus órdenes se acercó con tranquilidad hasta a él, listo para ponerlo al día con los acontecimientos que sucedieron durante su ausencia en el castillo.
- Su majestad, es como siempre un agrado tenerlo de regreso en el palacio – Comenzó con cortesía el anciano – Para empezar le quiero informar que la reina junto con el príncipe Perospero y la princesa Pudding están de gira en el reino – Caminaron juntos hasta el salón de té, donde ya lo estaban esperando con una mesa con bocadillos e infusiones – La reina me pidió recordarle su tarea pendiente – Katakuri se sentó para degustar su tentempié mientras le asentía al mayordomo – Gracias a la salida a terreno del princesa Praline pudimos conquistar parte del territorio marítimo tomado las sirenas, ya se mandaron tropas de limpieza al lugar, la Princesa pasará una temporada allí, monitoreando la región – Le entregó el informe enviado por la menor de sus hermanas -
- Excelente, muchas gracias – Dejo el informe en la mesa – ¿Mi esposa, no vendrá a recibirme?
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Demonio Real - Katakuri x OC
FanficNacida bajo una profecía maldita. Intercambiada por poder. ¿Katakuri somos enemigos o aliados?