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Aún encadenada la hicieron entrar al castillo, las paredes seguían haciéndola sentir diminuta y presionada, camino en medio de los guardias reales que fueron por ella, devolvió con odio cada mirada que recibía, aunque aún la observaban con desprecio, el temor y miedo era predominante, eso le generaba una satisfacción incalculable, la llevaron hasta la sala del trono, allí se encontraba sentado su padre, a su lado estaba sentada la nueva reina, de pie a la mano derecha del trono, estaba su hermano y en la mesa lateral la orden real.

- Si tú madre te viera de esta forma, se moriría de vergüenza - La miró con desdén con su mano apoyada bajo su mentón -

- Que bueno que ya está muerta entonces - Soltó venenosa -

- Tu lengua sigue igual de filosa - Comentó el rey - Eres una vergüenza para esta familia.

- No me importa lo que soy para este intento de familia.

- Debiste haber muerto al nacer, no eres más que el presagio de la mala fortuna, tu sola presencia causa que el aire se vuelva denso en la sala - Se levantó y se acercó a ella - Deberías agradecerme de estar dándote está gran oportunidad de lograr algo en su miserable vida Raphäelle.

- No creas que mandándome al territorio mágico obtendrás algo a cambio, no te equivoques Robert, quizá yo seré el presagio de la mala fortuna, pero tú estás destinado a morir y quedar en el olvido, como el patético monarca, que tuvo como heredera a la corona a la misma oscuridad - Sonrió con maldad - Mi odio por ti no menguó en todos los años que estuve afuera, solo se intensificaron, y descubrí que soy vengativa, después de todo si me parezco al Tirano, así que ten cuidado Robert, no vaya a ser que un día amanezcas muerto - El ruido sordo de la mano del rey sobre su mejilla sonó por toda la sala, ella escupió un poco de sangre al piso y volvió a enfrentarlo con una sonrisa burlesca -

- Guardias, llévela a su recamara, que la arreglen y la vistan como la princesa que es.

La arrastraron con fuerza fuera de la sala real, al cerrar la puerta, el rey volvió a sentarse en su trono agotado, ella siempre lograba absorber hasta la última gota de su energía.

- Su majestad debemos conversar sobre el matrimonio de la princesa Raphäelle - El secretario real se levantó de su silla y lo miro serio -

- Si - Masajeo sus sienes cansado - Raymond retírate - El príncipe dorado lo reverencio levemente y se fue - Gracias a Dios él salió diferente - Comentó al ver salir a su hijo menor de la sala - ¿Tú aun sigues aqui?También debes irte Elena - La mujer se puso de pie y abandonó el salón -

- La princesa demonio escapara a la primera oportunidad.

- Opino igual que Marcus, ella tiene un carácter fuerte, si no muere escapando, morirá por su mal carácter y lengua venenosa, no nos servirá de mucho la unión, si no dura más de dos horas casada - Observó seriamente al monarca - Debemos pensar en cómo amarrarla al matrimonio.

Los miembros de la orden real observaron al Rey meditar en silencio qué opciones tenía para evitar que su hija arruinara sus planes de conquista del territorio mágico, de pronto elevó su cabeza satisfecho consigo mismo por la idea que había cruzado su cabeza y les sonrió a sus leales súbditos.

Demonio Real - Katakuri x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora