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Dejó la habitación, afuera de esta la estaba esperando Monette, camino en silencio por el castillo con la mujer siguiéndole los talones, pero quería estar sola y pensar en calma.

- ¿Me tienes que seguir a todos lados? - Se detuvo para enfrentarla -

- Si, lamentable - Se cruzó de brazos y la observó con desdén -

- Llévame a algun lugar tranquilo, por favor.

- Tss - Gruño molesta pero lideró la caminata -

Caminaron por varios minutos sin pronunciar palabra alguna, todo en aquel lugar era enorme, la hacía sentir como una hormiga, no lo iba admitir delante de nadie nunca, pero si no fuese una persona ágil probablemente le hubiera costado subirse a la silla de la mesa de té, incluso sus pies quedaron colgando, y era algo totalmente entendible todos ellos eran unos malditos gigantes de casi dos metros, observó la espalda de Monette, ella debía medir un metro ochenta, bastante baja para el promedio, quizá por eso la dejaron como su doncella.

Llegaron hasta un laberinto de enredaderas, frunció su ceño pero aún así siguió a la mujer de cabellos cobrizos, parecía conocer el camino de memoria, no dudo en ningún crucé y pronto llegaron hasta el centro del lugar, en el habían algunas bancas y árboles para dar sombra.

- Es hermoso - Comentó tocando las flores amarillas que crecían allí - Gracias por traerme aquí, Monette.

- Cómo sea - Rodó sus ojos y se sentó en la banca, con sus brazos cruzados y una pierna sobre la otra, aburrida -

Ella en cambio camino hasta el gran árbol en el medio y tocó su madera con sus manos, apoyó su frente cerrando sus ojos, sabía por Evangelie, que en cada árbol vivía un espíritu, así que le agradeció por todos los años protegiendo el lugar, se sentó en el suelo y apoyó su espalda en el tronco.

Tenía a dos monarcas sobre sus hermanos, pero la mayor amenaza era Lilin, para ella era beneficioso eliminar a Raymond y Renzo del camino si quería que ella fuese la reina, y así su hijo tomara el control de las tierras por ley, cerró sus ojos, debía tener a la mujer de su lado, además, así quizá podría librarse de Robert de una vez por todas, lo haría pagar por todo los que les hizo pasar.

Tenía que ponerse en forma para poder tener oportunidad contra los mejores guerreros de este reino, debe ser mejor que Katakuri, porque aun sin usar sus poderes la derrotó en poco tiempo. Ella estaba segura que podría lograr derrotarlo, si se exige aún más de lo necesario.

También estaba preocupada por la actual reina de Rheynar, podría querer que Renzo ocupe el trono, y eso quiere decir que la vida de la Raymond corría peligro, si es inteligente podría averiguar quiénes son los espías de Lilin en el castillo Robert y usarlos a su favor, para eso debe hacerse aliados dentro de este palacio, lo cual ya de por si es bastante difícil, teniendo en consideración su carácter, porque no era tonta y es consciente de que no es muy amigable, y porque la discriminación que tienen hacia ella por ser una no maga es bastante fuerte, tanto como para ignorar su título real y tratarla mal. No estaba segura de poder fingir ser una persona que no era, pero quizá debería dejar de parecer tan a la defensiva y lograr ganarse al menos un poco a los empleados.

Patearon su pierna levemente, abrió sus ojos y le frunció el ceño a Monette, quien la estaba mirando aburrida.

- Hasta cuándo estaremos aquí, tengo cosas que hacer, duerme en tu habitación.

- Vete tu si quieres, a mi me gusta estar aquí -Volvió a cerrar sus ojos-

- Te puedes escapar.

- Quieres que lo haga para que me puedas golpear, pero tranquila, no te daré ese gusto.

Demonio Real - Katakuri x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora