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Los días transcurrieron sin ninguna novedad, ella apenas despertaba comía con rapidez su desayuno y se iba corriendo hasta el improvisado gimnasio que armo lo más lejos del castillo que se lo permitieron los guardias reales, con piedras, troncos y algunos de sus vestidos logró armar buenos instrumentos para ejercitarse, pasaba el día completo allí, no importaba cuánta hambre tuviese,  si estaba lloviendo, nevando o si corría un viento infernal, no dejo de entrenar incluso con sus músculos adoloridos, llagas en las palmas de sus manos y cuerpo fatigado.

Tenía que lograr ser mejor que ellos a como dé lugar, no podía simplemente confiar en las estrategias de unos monarcas ambiciosos, si ella debía sacrificar su propio cuerpo por sus hermanos, lo haría sin dudar.

- ¡Raphäelle! - Llego al lugar la cobriza, bien abrigada por la fuerte nevazón -

- Aun no entraré me falta...

- Me da lo mismo lo que hagas - Estaba abrazándose a si misma - Solo te venia a decir que la comida estará lista diez minutos, si no estás allá para entonces, te quedas sin comer.

- ¿Y eso? - Volteo a mirar a Monett pero siguió levantando sus pesas - Siempre me tienes comida al regresar

- Son las sobras - Rodó sus ojos - Y hoy no puedo, la reina tiene invitados y tu no debes aparecerte por allí.

- Por allí ¿Dónde? - Detuvo sus pesas, leyendo entre líneas lo que quería decir su doncella -

- Al castillo.

Ambas se miraron en silencio por unos buenos minutos, Monett había venido a advertirle que si dentro de diez minutos no entraba, se tendría que quedar fuera del edificio pese a la nevazón, la cobriza movía su pie inquieta, mientras esperaba una respuesta por parte de la pelinegra, estaban a unos buenos minutos de distancia caminando hasta el palacio.

- Aun me quedan series por terminar.

- Raphäelle lo puedes hacer mañan...

- No seré prisionera Monet - Continuo levantando sus pesas - Que Lilin haga su maldita fiesta en paz.

- No podrás entrar luego - Intento persuadirla -

- ¿Me estás cuidando Monett? - Le dedicó una mirada de soslayo mientras sonreía victoriosa -

- Muérete - Se dio media vuelta para irse - Estás loca.

Observo como su doncella se alejaba regresando al palacio, y ella continuo ejercitándose, poco a poco fue escuchando como a lo lejos comenzaban a oír se los ruidos de las carrozas llegando, la música comenzó a sonar, estaba bastante lejos del castillo y aun así podía sentir la fiesta comenzar desde su posición,  se planteo llegar toda sudada al salón para molestar a Lilin, pero aquel pensamiento paso al olvido cuando recordó que la gran mujer podía castigar a sus hermanos por sus actos rebeldes.

Además, sabía que no estaba sola allí, habían al menos cuatro guardias escondidos entre los árboles, la masacrarían si intentará llegar al castillo, había sellado su destino cuando dejó que Monett se fuera sola.

Apretó su mandíbula al sentir el frío colarse en sus huesos, si paraba de moverse se congelaría, continuo ejercitándose hasta que ya no pudo sentir la punta de sus dedos, volvió a poner especial atención para verificar si aun seguía la fiesta, y para su pesar, la música y bullicio aún se podían escuchar.

No se abrazaba a si misma simplemente porque no quería darle en el gusto a los guardias de verla sentir frío, eso significaría que era débil y tonta por no acompañar a Monett, en el fondo sabía que debió haberse ido con la colorina, pero eso era dar su brazo a torcer con una reina qué la quería ocultar por ser una no maga, y se odio a si misma por tener ese pensamiento infantil,  ¿Qué le importaba lo que el resto pensara de ella? No le molestaba ni tener ni u a gota de magia en su cuerpo, ella era poderosa incluso sin ella.

Pese a no sentir la puntas de sus dedos, volvió a levantar las pesas del suelo, eso logró desbloquear un nuevo tipo de dolor en sus brazos, la electricidad los recorrió desde sus manos hasta sus omóplatos, gimió levemente al sorprenderse, logrando que sus pulmones ardieran en el proceso,  el frío aire al llenarlos los quemaron por dentro.

Afiato aun mas el agarre en la barra para no dejarla caer y levantó el peso con toda la fuerza qué tenía, debía seguir entrenando para poder matarlos a todos y así defender a sus hermanos, de ella dependía la seguridad de ellos, en caso de que las cosas fueran mal, ella debía ser capaz de poder volver blandir su espada y cortar el cuello tanto de Robert como de Lilin.

Ella antes de que la vendieran en matrimonio con Katakuri, perfectamente podría haber vuelto a su reino, cortar la cabeza de Robert y cederle el trono a Ray, era un poco sanguinario y macabro, pero tenía un objetivo claro, lo malo: era consciente de que su hermano jamás heredaría el trono de esa manera, debía ser limpio y legal, porque el rubiecito era muy moral para su propio bien, lo amaba por eso, pero era una de las tantas cosas que los diferenciaba.

Frunció el ceño, quizá ella si era la encarnación del tirano loco, tal vez, su cabello no era algo solo como un rasgo común físico.

Agudizó su oído para verificar que la fiesta ya había terminado, no se oía nada, levantó un par de veces más las pesas para que no se notará qué estaba esperando que terminará la reunión y las dejo en el piso, para caminar hasta el castillo.

- Alto basura - Un guardia salió detrás de un árbol y desde un costado puso el filo de su espada en su cuello - ¿A donde vas?

- A Narnia - Volteo a verlo aburrida - ¿A donde crees que voy imbécil?

- Cuidado con tus palabras paria - Acercó un poco más la espada -

- Cuidado tu - Uso su palma para detener el arma -

Ambos ejerciendo presión para ganar en ese concurso de poder, el armado y ella a palma desnuda, la mujer no quito su vista del hombre de casi dos metros.

- Déjame pasar - Soltó seria -

- No, tienes prohibido el ingreso al castillo.

- Ya termino la maldita fiesta - Apretó la espada con fuerza tomándolo desprevenido,  pero no se movió de su lugar.

- Aun así, hoy no tienes permitido entrar al palacio - Guardó su espada - Órdenes de la reina.

- ¿Con este frío? Vieja de mierda - Masajeó sus sienes pensando que hacer - Y ¿Dónde se supone que dormiré? - Miró al hombre junto a ella -

- Me da lo mismo, mientras no sea en el palacio.

- ¿Te cagaras de frío conmigo? - Levantó una ceja intrigada -

- Obviamente no estúpida, yo estoy por turno y claramente estoy vestido para la nieve.

- Tiene sentido.

No dijo más y volvió a su improvisado gimnasio, desarmo todas las maquinas que había hecho con los jirones de sus vestidos y los uso para abrigarse un poco, aunque casi no sirvió de mucho, ya que eran muy delgados y estaban húmedos, maldijo a Lilin nuevamente, primero; por tenerla con solo vestidos de mierda, incluso en invierno, y segundo; por dejarla a la intemperie pese a la fuerte nevazón.

Vieja de mierda.

Busco el sector donde los árboles estaban más tupido y se arropo entre ellos, no le daría en el gusto a Lilin de verla ser arrastrada por los guardias por querer colarse en el calor des castillo.

Que se joda Lilin.

Paso la primera parte de la noche con la mandíbula apretada evitando que los guardias la vieran temblar del frio, después simplemente le dio lo mismo, era más importante mantenerse en el lugar pese a querer correr a su cama, casi no sentía sus extremidades, le dolía respirar y podía jurar qué sus pestañas estaban congeladas, no se dio cuenta en que momento de la madruga se durmió, pero fue un alivio que no sabia se podía sentir.

Demonio Real - Katakuri x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora