- ¿Llamas a eso una puta flexión Monet? - Le soltó molesta -
La princesa observaba de brazos cruzados a su doncella en el suelo de su habitación, ambas se habían sacado sus amplios vestidos y había quedado solo en enaguas para poder entrenar bien, aún no le entregaban pantalones ni blusas a la princesa, y Monet no creyó nunca entrenar de verdad con la pelinegra, pero aquí estaba luego de meses sin ejercitarse, haciendo flexiones para la princesa.
- Por favor iluminame con tu conocimiento - Se puso de pie cansada y molesta con la mujer frente a ella -
- Creí que como eras del escuadrón de Katakuri, serías buena entrenando - Rodó sus ojos mientras bajaba al suelo para ponerse en posición- Me equivoque, das asco.
Con una sola palma apoyada en el suelo, y su otro brazos flectado sobre su espalda, ambas puntas de sus pies sosteniendo su cuerpo, que yacía en una perfecta línea recta, comenzó a realizar las flexiones como si nada, como si no hubiese estado a punto de morir de neumonía hace una semana atrás, como si su cuerpo pesara lo mismo que una pluma.
- Asi se hacen las flexiones Monet - Ladeo su cabeza para mirarla con burla - También le puedes agregar diversión - Sonrió -
Apoyó su otra palma en el suelo, y comenzó a aplaudir mientras hacia las flexiones, riendo completamente entretenida con las expresiones de su doncella, y feliz de poder entrenar su cuerpo nuevamente, había dejado pasar una semana desde que enfermo, y fueron los peores días, ella necesitaba movimiento, necesitaba saber que su cuerpo estaba mejorando para poder matarlos a todos cuando llegase el momento.
- Solo las psicópatas como tu pueden disfrutar de esta manera las flexiones - Bajo al suelo con ella - No haré esa mierda - Le indico con un gesto de su cabeza los aplausos que hacía -
- Bien, vamos con las dos manos - Apoyó ambas palmas en el suelo -
- No - Flexiono su brazo tras su espalda - Vamos con una, no seré menos que tu - La miro desafiante-
-Así me gusta - Sonrió ampliamente- Haremos diez series, de diez repeticiones cada una, intercalando entre el brazo derecho y el izquierdo.
- Bien.
- Empecemos.
La pelinegra observaba de tanto a en tanto a su amiga a su lado, poco a poco la colorina estaba demostrando porque había pertenecido al batallón de Katakuri, tenía una buena resistencia, podía notar lo oxidada que estaba, pero el cuerpo tiene una maravillosa memoria muscular y alguien que entrenó a un alto nivel, siempre termina demostrando sus habilidades, para cuando terminaron las flexiones, siguieron con cien sentadilla estilo zumo, y luego volvieron al suelo para hacer tres minutos de plancha, cuando se pusieron de pie ni siquiera estaban un poco cansadas, la doncella estaba sonriendo expectante por más indicaciones.
- ¿Qué se supone que están haciendo?
La voz masculina hizo que ambas mujeres saltaron asustadas en su sitio, voltearon a ver al hombre que estaba en el marco de la puerta mirándolas con el ceño fruncido, pronto la doncella cayó en cuenta de que se encontraban solo en enaguas entrenando y corrió a tomar su vestido y a cubrirse con él, mientra lanzaba el vestido de la princesa a sus manos, pero ella simplemente lo tomo sin cubrirse con el, aun mirado al príncipe en la puerta.
- ¿Qué te parece que estamos haciendo? - Ladeo su cabeza -
- ¿Por qué están en ropa interior entrenando en tu habitación? - Se cruzó de brazos, evitando deliberadamente mirar a la doncella que rápidamente se vestía con su propia ropa - Puedes ponerte el vestido princesa.
- No - Imito su postura, cruzando sus brazos bajo su pecho -
- Tenemos que entrenar así porque aunque he pedido miles de veces tanto pantalones como blusas, no me han traído más que vestidos de mierda ¡En pleno invierno maldita sea!- Levantó sus manos sobre su cabeza, gritando molesta - Tu madre está jugando con mi paciencia maridito - Lo apuntó con su vestido empuñado en su mano derecha-
- Raphäelle - La regaño su doncella-
- ¿Qué? - La volteo a ver molesta - Es verdad, me tiene usando ropa de mierda, y no me deja usar el gimnasio para entrenar porque soy una paria, por eso me enferme en primer lugar, he estado entrenando a la intemperie y usando vestidos de princesita - Volvió a mirar a su esposo -
- Eres una princesa - Soltó cansado el hombre - Y no deberías entrenar, ya no es necesario…
- Alto ahí - Levantó su mano izquierda haciéndolo callar - Ni tu, ni nadie me dirá que mierda debo hacer - Dejo caer su vestido al suelo y se acercó a él molesta - Sabes quien soy, hemos peleado entre nosotros, sabes que soy jodidamente buena, y no parare solo por casarme contigo y jugar a la princesita - Se detuvo cerca de él - No soy una princesa, soy una guerrera, y una malditamente buena.
- Ya no.
- Lo seré siempre - Frunció su ceño - Te dire una cosa esposito mio, porque creo que no lo estas viendo venir - Sonrió molesta - Robert y Lilin están esperando pacientemente a que el otro ataque, porque ninguno de los dos se cree esta estúpida alianza - Se apuntó a ella y a él - Están esperando con sus colmillos afilados atacarse, porque solo saben hacer eso, tratar de matarse entre ellos, matando a su paso a un montón de gente inocente, y yo estaré preparada para defender a mis hermanos y matar a quien se cruce en mi camino.
- Eso solo me dice que debo prohibirte aún más los entrenamientos - Frunció el ceño -
- Tu esposito mio - Acercó una mano a su brazo y la dejó allí descansando - Me quieres de tu lado, después de todo eso es lo que soy para Lilin - Sonrió ampliamente - El juguete sádico que Robert no supo aprovechar, la princesa demonio que es capaz de matar a su padre sin culpa, con tal de defender a sus hermanos.
El hombre la observó en silencio un par de minutos, evaluando toda la situación frente a él, desde las crudas palabras de la pelinegra hasta el calor de la palma de la mano de ella sobre su bíceps, trago duro, evitando detenerse en ese detalle por demasiado tiempo, y al mismo tiempo, enfocándose en mirar solo los ojos dorados de la mujer, aquellos que lo miraban con diversión, honestidad y una pequeña cantidad irá en ellos.
- Les ordenare que te entreguen la ropa que solicites, el gimnasio está prohibido, pero me encargare que en nuestro castillo tengas la maquinaria necesaria para tus entrenamientos - Retrocedió un par de pasos alejándose de ella y su tacto - Más te vale no atacar a nadie en este reino o no tendré piedad en tu castigo.
- Me gustan los castigos
- Raphäelle - La volvió a regañar su doncella -
- No atacaré a nadie - Rodó sus ojos -
- Ahora ponte ropa - Le indico el príncipe - Las espero en el salón para cenar - Se dio la vuelta para irse -
- Gracias esposito mío - Le gritó ella desde el marco de la puerta- Te lo recompensare - Le lanzo un beso sonoro por el pasillo -
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Demonio Real - Katakuri x OC
Fiksi PenggemarNacida bajo una profecía maldita. Intercambiada por poder. ¿Katakuri somos enemigos o aliados?