Cada vez que Stiles debía volver al momento en el que perdió su inocencia veía a una persona que estaba viviendo el sueño de muchos adolescentes, incluso en ese momento mientras la mano de Derek lo seguía manteniendo a su lado marcándolo como propiedad se seguía sintiendo soñado.
Hay cierto drama en tener 16 años, todo se siente como una película, las canciones llegan a tocar la fibra más pequeña y todos los comentarios se vuelven un mantra.
Stiles no era diferente, él era otro adolescente que tenía como novio a uno de los chicos más populares y que además de todo se estaba yendo a la universidad.
En unos años se daría cuenta de que eran las razones más tontas para sentirse especial y peor aún, Derek era otro niño intentando parecer un adulto.
-Ven – Derek le sostuvo la mano mientras lo alejaba de la fiesta. En algún lado estaba Brett, seguramente siguiéndolo con la mirada e intentando convencerse a sí mismo de que no era su problema, de que ya tenía edad suficiente para tomar ese tipo de decisiones.
Pero la verdad es que nunca tienes edad suficiente para decidir si eso que está a punto de pasar va a afectar también a tu corazón.
Stiles no podía negar que sabía a donde iban, desde el momento en el que comenzaron a caminar; únicamente preguntó bajito ¿A dónde vamos? Para ver la sonrisa de Derek llena de complicidad y sentir como ese tacto en su mano recorría su cuerpo hasta llegar a su entrepierna.
Los dos emitieron una risa para nada discreta cuando tomaron una botella de Whisky olvidada en el cofre de un carro y continuaron su camino hacia el interior del bosque. Lejos del bullicio, lejos de la gente, lejos de los ojos que no paraban de mirarlos y evaluar si eso iba a ser para siempre.
-¿A dónde vamos? - Repitió Stiles y Derek lo pegó a su costado con un brazo -Derek.
-¿A dónde quieres ir? -Derek se detuvo justo en frente de él, a esa distancia se notaban esos 15 centímetros de diferencia en sus estaturas, pero con la barbilla de Stiles levantada y Derek haciendo todo por mirarlo a los ojos sus bocas quedaron a escasos milímetros.
-Yo pregunté primero – Stiles contuvo la respiración y un segundo después alguno de los dos se movió lo suficiente para besarse.
No era su primero beso y tampoco era oficialmente el último, pero se sentía como la despedida.
Aun así no fue un pensamiento que cruzara por la cabeza de ninguno, Stiles porque ya lo sabía y Derek porque no le interesaba.
Lejos de lo que te cuentan en las películas estar con alguien en un espacio libre como la playa o bosque no es ni de lejos romántico, al contrario, es incómodo, sucio, doloroso, pero sí un poco divertido.
Todo terminó cuando empezó a amanecer, Stiles estaba sentado en el cofre del Camaro y Derek estaba sentado entre sus piernas
A esa distancia y con ese clima todo parecía tan tranquilo que por unos instantes ambos se sintieron cómodos, como si quisieran quedarse ahí para siempre.
Pero todo lo que inicia debe terminar y en ocasiones la idea de que una ventana puede ser abierta en realidad solamente sirve para apachurrarte el corazón y hacerte sentir como la persona más tonta del mundo.
-Llévame a mi casa – Stiles soltó un suspiro y cerró los ojos. Sus brazos estaban alrededor de los hombros de Derek.
-Mañana me voy – Derek se apretó un poco más contra su pecho -Dice Laura que salimos a las 10 de la mañana.
Era la primera vez que Derek nombraba a su hermana.
Durante ese escaso mes todo había sido un misterio, Derek conocía a la familia de Stiles, pero realmente no hablaban de ellos.