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𝘀𝘂𝗺𝗺𝗮𝗿𝘆 - Después de enterarse de que su novio la ha estado engañando, Satoru diseña un plan de venganza.
𝗰𝗼𝗻𝘁𝗲𝗻𝘁 𝘄𝗮𝗿𝗻𝗶𝗻𝗴𝘀 - ¡besos, mordiscos amorosos, PiV, creampie, manipulador! Gojo, Gojo un poco yandere, un poco angustiado para empezar, ¡infiel! Suguru, au universitario
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-No lo es, no puede ser... -Las palabras tartamudeadas salieron de tus labios confundidos mientras dabas un paso hacia atrás, mirando hacia arriba a los ojos azules a través de lentes de color. Su boca estaba curvada hacia abajo, y el lenguaje corporal incómodo había confirmado que la declaración que había dicho había sido honesta. Pero no podías aceptarlos. -Lo es. -La confirmación de Satoru hizo que tu estómago se revolviera, sacudiendo la cabeza con incredulidad. Los dos eran juguetones, a menudo se hacían bromas el uno al otro, esto tenía que ser un remanente de eso. Una broma.
De todas formas, te habías entretenido con la idea, seguiste la cabellera blanca a través de la multitud de civiles y te detuviste junto a un árbol cercano, con la mirada fija en el dedo extendido antes de seguir la línea de dirección. Efectivamente, había sido Suguru, sentado en el jardín de un café frente a otra mujer, sonriendo ampliamente. Habías sentido un doloroso dolor en el pecho mientras presenciabas la interacción, intentando desesperadamente extinguir la llama de los celos y el dolor dentro de tu pecho, y razonar contigo misma. Él no te haría eso, probablemente era un amigo.
Pero, cuando él se inclinó para darle un beso en los labios brillantes, no hubo ninguna explicación para sus acciones expresada en tu cabeza. En cambio, con la boca entreabierta, observaste con ojos llorosos. Satoru no había mentido; Suguru, de hecho, te había estado engañando. "¿Por qué...?" comenzaste, parpadeando para permitir que las lágrimas cayeran, en lugar de permitir que los sollozos te atravesaran. "¿Por qué me lo dijiste?" Apartando la mirada de la pareja, en cambio te fijaste en Satoru una vez más, una mirada de genuina empatía grabada en sus rasgos. Era una expresión que no habías visto hasta hace poco, vislumbrando el semblante con el rabillo del ojo, siempre dirigido hacia ti. Ahora, entendías por qué.
-Está mal. -La frase, pronunciada en voz baja, había sido suficiente explicación. Aunque eran mejores amigos, Satoru siempre parecía hacer lo moralmente correcto, siguiendo su propia brújula. Los pensamientos de Suguru habían importado, aunque no había dejado que alteraran los suyos. -¿Quieres que te lleve a casa? -cuestionó Satoru y, después de pensarlo un poco, accediste. Ambos caminaron hacia el alojamiento para estudiantes cercano, el hombre se detuvo frente a tu puerta y te dijo adiós con la mano, con el intercambio de su número si necesitabas algo.
