El decir que sabía de lo que hablaríamos en tal dichoso almuerzo con Charles, sería creer que soy un adivino de lo mejor, pero no, no tenía ni perra idea de lo que fuéramos a hablar o de lo que sea que la cabeza despeinada del monegasco podía siquiera pensar. Tenía unas ideas bien descabelladas.
Yo sé que el chico es medio coqueto y que le encanta ver a las personas con ojitos de yo no fui, pero yo sabía que algo se traía entre manos, era fácil de saberlo, digamos que su comportamiento de aquel día no había sido el más normal a pesar de que yo sabía que le gustaba el contacto físico. Me hacía preguntarme muchas cosas y había pocas respuestas.
Ahora, lo que más me intrigaba era qué debía ponerme para tal dichosa comida, considerando lo privilegiado que era ese hombre, estaba casi 100% seguro que no iríamos a los tacos de Don Pedro de la esquina. Él era como una combinación de Carlos (gracioso que ambos tengan el mismo nombre, pero escrito en otro idioma) pero más old money, si es que eso tenía algo de sentido, yo aún seguía creyendo que Carlos parecía un whitexican cualquiera, eso si no abría la boca.
En fin, algo que seguramente me pondría para ir a la oficina es lo que utilizaré, pero cambiando los pantalones formales por algo más casual, un jean tal vez, ni saco ni corbata, y ya, eso sería todo. Salí con el teléfono en mano viendo la ubicación del restaurante que me había enviado por mensaje. Digamos que ya sabía cual era, aunque nunca había entrado.
Después de haber pagado al Uber, alcé mi mirada hacia el imponente lugar que tenía enfrente de mis narices. Era sorprende la increíble arquitectura que tenían estos lugares, lleno de cristales que parecía se podían quebrar con la mirada, este lugar se veía lujoso y no sólo eso, era atemorizante ver todo el que entraba y salía. Espero no puedan oler pobres.
Charles, después de rogarle tantas veces que, por favor, me esperara afuera ya que no quería pasar la vergüenza de que me echaran por creer que iba a entrar a pedir dinero, estaba esperándome justo a un costado de la entrada. Como siempre, con un traje azul impoluto sepa nuestro Señor de qué casa de la moda traído de sepa Jesucristo donde. El sólo verlo tan despreocupado con un pie apoyado en las paredes blancas con sus típicos lentes de sol, el cabello revuelto y su teléfono en mano, le daba una pinta de millonario increíble. Me parecía curioso el como Carlos trataba por todos los medios de "mezclarse" entre nosotros, pero Charles parecía querer resaltar (que yo sé que ese era su estilo de toda la vida).
Alzó una mano mientras me sonreía haciéndose notar. Me acerqué rápidamente hacia él, intentando controlar mis pasos y acomodándome la gorra que había decidido ponerme, por eso del sol, me había dado cuenta de la mala decisión que fue haberlo hecho.
- Sabes, allá dentro no hay sol – se ríe mientras acerca una mano hacia la visera de la gorra y hace amago de quitármela. Le suelto un manotazo.
- Deja mi gorra en paz – veo como se intenta sobar el área donde lo golpeé, mientras suelta una pequeña risa.
- Pegas duro, eh – dice, mientras agita su mano en un intento de hacer que el dolor desaparezca.
- O tú eres un bebé chillón que no aguanta – me reí en tono de burla.
- No es mi culpa tener manos de princesa – se excusa mientras suelta otra carcajada y me uno a su risa, parecemos locos en plena calle.
- Deberíamos entrar ya, se nos hará tarde y perderemos la reservación – rápidamente, me toma de la mano mientras siento como me hala junto con él.
El agarre de su mano con la mía es fuerte, y sí, puedo confirmar que efectivamente tiene manos de princesa. Suaves, ni una sola muestra de alteraciones o partes duras, nada. Veo como pasamos hacia el corredor del restaurante y, tenía toda la razón del mundo, es el lugar más lujoso que había visto en mi vida.
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Pobre Secretario || Chestappen
FanfictionBasado brevemente en Pobre Secretaria, canción de Daniela Romo. Supercliché porque, ¿quién no ama un buen cliché? Capítulos de media o larga duración. Es mi primera fic Chestappen, so be gentle. Escritor al fin deja su bloqueo del 2020.