Su mirada seguía fija en el televisor que tenía enfrente. Sus ojos inamovibles sobre la pantalla que producía imágenes y sonido a los cuales no les estaba prestando ninguna atención. Las cosas se movían, los sonidos llegaban a sus oídos, pero no sabía qué decían, no entendí de qué hablaban y tampoco parecía querer prestar atención. Su mente sólo estaba llena de un nombre, muy familiar y, al mismo tiempo, muy lejano.
Estaba recostado en el sofá, con un short cómodo que le llegaba hasta las rodillas, sandalias negras que permitían ventilación en sus pies, y una camisa plana... el Sr. Verstappen ya no se veía intimidante.
Sintió como la cercanía de una sombra que se hacía lugar a un lado de su asiento, la presencia se hizo notar, mientras por el rabillo del ojo veía una silueta muy conocida para él. Una sonrisa enorme y una barba impoluta de tres días que no podía significar nadie más que su mejor amigo, Daniel Ricciardo.
Un dedo extraño hizo amago de tocar su hombro, cosa que él no vio, pero tampoco lo hizo traerlo a la realidad que estaba viviendo, al presente, su mente estaba divagando. Escuchó un chasquear de dedos, pero el sonido sonaba distante, como ahogado, decidió no prestar atención.
- ¡MAX! – el mencionado apartó los ojos de la televisión, sintió como sus oídos al fin prestaban atención a la película que se estaba reproduciendo, se sintió en el aquí y en el ahora. Como una ráfaga de viento, todos sus sentidos se fueron despertando. Volteó a ver al que lo había llamado, no poseía esa sonrisa que siempre le había visto, tenía un gesto de preocupación. Extraño en él.
- ¿Sí? – intentó responder como si no fuera la gran cosa, como restándole importancia a la "disasociada" que se acababa de pegar.
- ¿En qué tanto pensabas? – Daniel puso su mano en el hombro del rubio, intentando transmitirle que podía confiar en él. Ese comportamiento en su amigo no era normal.
- En Sergio – Daniel quitó su mano rápidamente, mientras se llevaba esa mano a la boca, Max carraspeó – no, no, o sea, me refiero a que, al trabajo, al trabajo, Daniel – Max abrió los ojos grandes, mientras tartamudeaba con sus palabras en un intento de corregirse, pero el daño ya estaba hecho.
- Hasta que lo reconoces – Daniel se quitó la mano de la boca, mientras soltaba una de esas sonrisas que siempre tenía.
- No sé de qué me estás hablando – Max dirigió su mirada hacia un punto alejado del rostro de Daniel, mientras hacía una mueca de enfado – yo hablaba del trabajo, nada más.
- A mí no me engañas, Maxie – lo último lo dijo más como en tono de broma que otra cosa, mientras con un dedo intentaba hacerle cosquillas que el rubio esquivó cuando le soltó un manotazo para que lo dejara en paz.
- En serio, Dani, es el trabajo – Max intentó explicarse una vez más – ¿por qué pensaría yo en Sergio?
- Checo – le interrumpió Daniel.
- Sergio – volvió a decir Max, mientras soltaba un chasqueo en desaprobación.
- Todo el mundo le llama Checo, menos tú – Daniel le apuntó con su dedo índice de forma acusatoria, como desaprobando ese comportamiento.
- Eso es porque quiero mantener nuestra relación profesional – Max se enserió, mientras ponía sus manos en su regazo.
- Y por eso es por lo que te lo está quitando Lewis – Daniel masculló por lo bajo, mientras giraba su rostro para evitar que Max lo escuchara.
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Pobre Secretario || Chestappen
FanfictionBasado brevemente en Pobre Secretaria, canción de Daniela Romo. Supercliché porque, ¿quién no ama un buen cliché? Capítulos de media o larga duración. Es mi primera fic Chestappen, so be gentle. Escritor al fin deja su bloqueo del 2020.