El camino a casa con el Sr. Verstappen había sido de todo, menos placentero. Él no despegaba su mirada de lo la carretera con su ritmo paciente. No soltaba el volante tampoco, vi cómo se le ponían los nudillos blancos. Me preocupó mucho.
Quise sacarle un poco de conversación, disipar un poco el ambiente tan tenso que sentí se estaba formando, pero siempre lo evadía a cualquier oportunidad.
"¿Qué tal estuvo su día? Cansado", "Parece que va a llover. Parece", "¿Cómo van los negocios con el Sr. Hamilton? Bien" ... Parecía que sólo había respuestas de una palabra con este señor. No sabía si estaba enfadado, si estaba molesto, si estaba estresado, si estaba mal, no tenía idea de lo que pasaba.
- Perdone, señor – o era pedir perdón por algo que no sabía que había hecho mal, o seguir teniendo un ambiente súper tenso con el que ya no podía lidiar, estaba al borde de abrir la puerta y tirarme del coche en movimiento. Preferí la primera.
- ¿Por qué me pides perdón? – al fin había soltado una respuesta más larga, aunque había sido más bien una pregunta. Me recordó a todas esas veces que mi padre me decía "responder con una pregunta, no es una respuesta", cuánta razón tenía mi señor padre, verdad de Dios.
- No lo sé, señor – giré mi rostro hacia la ventana del auto, viendo pasar las luces de las farolas nocturnas que iluminaban un poco la carretera, mientras el cielo se veía nublado, sin esperanzas de ver un poco la luz de las estrellas – lo veo muy tenso y siento que es mi culpa – solté un suspiro, estaba cansado de que parecía que siempre estaba molesto conmigo, pero si hacía tan mal mi trabajo, ¿por qué no me despedía?
- No tengo que perdonarte por nada – no giró su vista de enfrente, ni para decir lo primero, ni para decir lo segundo. No ondeé más en el tema, no quería enojarlo aún más de lo que ya estaba, tal vez no había hecho tan bien mi trabajo el día de hoy, tal vez le había molestado que el Sr. Hamilton me defendiera tanto.
- Si es por lo del Sr. Hamilton – vi como apretaba más el volante mientras alzaba un poco sus hombros – le prometo que nunca le he pedido que me defienda o algo, yo le soy fiel a la empresa, no me iré – giré mi rostro hacia él, mientras hacía gestos con las manos, esperando que me dijera algo o que alguna de sus expresiones denotara que me había creído, intenté que sonara lo más convincente que pudiera.
El silencio llenó aún más el ambiente tenso que ya se había formado. Ni el sonido distante de la radio, o de las pequeñas gotas de lluvia que mojaban el parabrisas podían aminorar el silencio tan ruidoso que estaba escuchando este momento. Era en momentos como estos en los que me preguntaba porqué el Sr. Verstappen me había contratado, se nota que no tenemos nada en común y que es obvio que no podemos tener una relación un poco más cercana sin dejar de ser profesional. Él mató todo intento de ello.
Suspiré nuevamente, me quedé mirando su rostro una vez más, mientras pedía internamente que me respondiera algo o me dijera algo, lo que sea, pero el silencio fue lo único que pude recibir, relajé mis hombros, volteé mi cabeza hacia las gotas de lluvia que caían en mi lado de la ventana – lo siento – dije bajito, más como para mí mismo que para él, sentía que, con cada palabra, me hundía aún más.
Mientras veía la escena tan relajante que tenía en la ventana, me puse a pensar en todas esas veces que había intentado hacerle ver que podía confiar en mí, en todas y cada una de las ocasiones que mi madre me había enviado almuerzo y siempre hacía un poco más para que le llevara a él, en como le explicaba a mi mamá que, seguramente, el Sr. Verstappen no iba a ser devoto a las gorditas o a las gringas o a los tacos al pastor, pero mi mamá siempre decía que la mejor forma de llegar al corazón de un hombre, era por su estómago. No es como que mi mamá supiera que me gustaba el Sr. Miradas Congelantes, pero ella pensaba que debía ganarme el favor de mi jefe, y la mejor forma en la que podía hacer eso (aparte de hacer bien mi trabajo) era con la comida.
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Pobre Secretario || Chestappen
FanfictionBasado brevemente en Pobre Secretaria, canción de Daniela Romo. Supercliché porque, ¿quién no ama un buen cliché? Capítulos de media o larga duración. Es mi primera fic Chestappen, so be gentle. Escritor al fin deja su bloqueo del 2020.