El decir que la encantadora sonrisa y esos ojos tiernos color chocolate no me hacían sentir que algo se me movía por dentro, sería mentir descaradamente, sería como un asalto a plena luz del día. Y es que no podía comprender cómo este hombre de elegante porte y risa del millón de dólares pudo ganarse mi corazón en el cabo de un par de semanas.
Entre que hacía mis respectivas labores en la empresa (llevar recados, pasar documentos, llamar a empresas, importadoras, exportadoras, managers de pilotos patrocinados por el Sr. Verstappen y la obvia mirada congelante del señor que decía ser mi jefe) y aprendía a lidiar con la insistente necesidad del moreno de acaparar mi atención (no es como que necesitara de hacer de ello), los días se habían convertido en semanas y, ahora, tal vez no había sido tan malo el haber conocido al Sr. Estilos.
El Sr. Hamilton me tenía muy pensativo casi el 90% de mi tiempo, entre que pasaba por lo guapo que lucía todos los días que lo veía en la oficina o en lo lindo que actuaba con todo el mundo. Le había visto hablar con todos, desde los de limpieza hasta el mismísimo jefe, desprendía la misma comodidad y confianza con quien sea, se sentía genuino, sin perder la elegancia que lo caracterizaba, era como una reencarnación de la Princesa Diana, pero en hombre, porque lo británico ya lo tenía.
Recostado en mi cama, no dejaba de darle vueltas a las últimas situaciones que habían cambiado drásticamente mi forma de ver mi vida, y de verme a mí mismo. Pensaba que moriría resignado a obtener menos que migajas de amor del ser que me encantaba desde la primera vez que puse un pie en ese lugar lleno de cristales y azulejos de millones de pesos. Me resigné a creer que eso del amor no era para mí (Betty no podía estar equivocada), escondido en el amor que le tengo a mi jefe y que supe que le tendría desde que le vi ese porte magnífico.
Pero ¿será que ahora las cosas cambiaron y este señor de acento marcado podría ser el inicio del cambio? Alguien que me haga sentir que puedo ser lo mejor en su vida, y no quedar relegado a un simple trabajador que hace los mandados y corre por todo el lugar como si estuviera loco, o como si lo estuvieran siguiendo, o las dos cosas.
No lo sabía con certeza, pero temía admitir que sentía un brinco en el corazón que yo sabía no era un ataque cardíaco, si no, la prueba de que lo que sea que estaba sucediendo, estaba empezando a gustarme. ¿La situación o él? Buena pregunta.
¿Acaso mi soledad me estaba matando? ¿Me estaba haciendo ver cosas que no eran verdad y el sonrisa encantadora simplemente estaba siendo amable? No lo sabía a ciencia cierta, pero la conversación con Carlos no me había ayudado mucho, más bien, parecía todo lo contrario. ¿Tendrá razón el español en decir que Lewis sentía algo por mí? ¿Tendrá razón Charles en decir que debería dejarme querer y simplemente disfrutar de la atención que ese moreno mayor que yo me estaba brindando? Es probable que ambos tengan razón, pero ¿acaso siento algo yo por él?
Para mí, el Sr. Verstappen era el único que cabía en mi corazón, no importa cuántas veces intenté sacármelo del corazón o de la mente, de alguna u otra forma, siempre regresaba en forma de un "bonita camisa", o una media sonrisa o un "gracias" dicho entre dientes y como esperando que no lo escuchara, pero ¡vaya que sí lo escuchaba! ¿Será que mi corazón jamás será capaz de soltar y dejar ir esos azules que me congelan el corazón y me paralizan esperando por un toque que me libere de la fría realidad que me atormenta?
"Hola, Checo, te habla Lewis... bueno, espero sí seas Checo, jajaja. Disculpa que te hable tan tarde" 10:23 PM
Me sobresalté, casi se me cae el teléfono del susto cuando lo sentí vibrando en mi pecho donde lo había dejado mientras observaba el techo. ¿Lewis me estaba chateando? ¿A mí? Aparte, hasta se estaba disculpando por la hora, como si yo no fuera un búho, bueno ¿cómo iba a saber eso él. Y lo más importante, ¿quién carajos le dio mi número? Todo esto tiene escrito Charles en todas partes.
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Pobre Secretario || Chestappen
FanfictionBasado brevemente en Pobre Secretaria, canción de Daniela Romo. Supercliché porque, ¿quién no ama un buen cliché? Capítulos de media o larga duración. Es mi primera fic Chestappen, so be gentle. Escritor al fin deja su bloqueo del 2020.