Quién diría que dos camaradas, unidos en medio de la guerra y el anhelo de la victoria, llegarían a encender la llama en sus corazones. Sin embargo, en este mundo, es difícil mantener unidos los lazos del amor. Una oscura y cruel sombra los rodeará...
—Finalmente llegaste, creí que te habías olvidado de mí. —La voz metálica de Titán Speakerman resonó por el campo de batalla, cargada de sarcasmo, mientras sus ojos se posaban en la silueta de su amigo emergiendo entre el caos. El cielo estaba cubierto de nubes oscuras, y el estruendo de la batalla llenaba el aire, como un rugido continuo que parecía no tener fin.
Titán Computer Man aterrizó suavemente al lado de Speakerman, con su expresión fría e imperturbable, aunque en su mirada había algo que no podía ocultar.
—¡Eso nunca! —dijo en tono firme, aunque su voz carecía de su acostumbrada melancolía.—Solo... no me gusta salir a menudo.
Speakerman observó a su amigo por un momento, sus palabras cargadas de una tristeza apenas disimulada.
—¿Eso es frecuente? —su tono se volvió más grave.—Ha pasado mucho tiempo desde que dejamos de compartir charlas.
Titán Computer Man apartó la mirada, incapaz de sostenerla por más tiempo.
—Lo lamento —susurró, su voz apenas audible bajo el sonido de explosiones cercanas.— No me siento bien últimamente.
—¿Hay alguna razón? —Speakerman inclinó la cabeza, su curiosidad y preocupación haciéndose evidentes, buscando en su compañero una explicación, una señal de que había algo más detrás de su comportamiento distante.
—¡Es lo de menos! —respondió Titán Computer Man con una sonrisa forzada, incapaz de admitir la verdad. Las heridas de su discusión con Titán TV Man aún eran demasiado frescas, pero las enterró bajo una fachada de indiferencia.—Mejor comencemos con la misión.
Speakerman lo miró con detenimiento, notando el brillo vacío en esa sonrisa. Sabía que algo iba mal, pero decidió no insistir. Simplemente asintió, preparándose para la batalla que los rodeaba.
