18

3 1 0
                                    

El fin de semana llegó enseguida, y con él,  mi encuentro con Thiago. Habíamos acordado reunirnos en un parque natural a las afueras de la ciudad, un lugar conocido por sus senderos tranquilos y sus vistas impresionantes. Era un lugar perfecto para desconectar del ruido de la vida diaria y reconectar con la naturaleza… y quizás, con algo más.Cuando llegué al parque, lo vi esperándome cerca de la entrada, con su cámara colgada al cuello y una sonrisa que parecía contagiosa. Su presencia, tan tranquila y segura, me hizo sentir instantáneamente a gusto, como si nos conociéramos desde hacía mucho más tiempo.
-Lista para una aventura?
preguntó, acercándose con su típica expresión de calma.
-Más que lista
respondí, ajustándome la mochila en el hombro.Empezamos a caminar, hablando de todo y de nada al mismo tiempo. La conversación fluía con una facilidad sorprendente, como si ambos estuviéramos disfrutando simplemente del momento, sin expectativas ni presiones. Thiago era tan observador y apreciaba tanto los detalles como yo, lo que hizo que cada parada para tomar una foto o simplemente para admirar la vista se sintiera natural y compartida.Durante la caminata, aprendí más sobre su vida. Thiago me contó sobre su trabajo como diseñador, su pasión por la fotografía, y cómo había decidido tomarse las cosas con más calma después de pasar algunos años en un entorno corporativo que le había agotado. También hablamos de nuestras familias, de nuestros intereses y, eventualmente, de nuestras propias experiencias con la salud mental. Thiago, al igual que Atenea, había atravesado su propio viaje, lidiando con la ansiedad y el estrés en su vida.
-A veces, es fácil olvidarse de uno mismo en medio de la rutina diaria
reflexionó mientras nos sentábamos en un banco de madera, disfrutando de la vista de un lago tranquilo.
-Supongo que todos necesitamos recordatorios para detenernos y respirar. Para mí, la fotografía y la naturaleza se han convertido en esos recordatorios.
Lo escuché con atención, sintiendo una conexión profunda con sus palabras.
-Es cierto
coincidí
-A menudo, las cosas más simples pueden tener el mayor impacto en nuestra vida. Creo que es importante encontrar esos momentos de pausa, donde podamos reconectarnos con lo que realmente importa.
Mientras hablábamos, noté que había algo en la manera en que Thiago me miraba, un interés que iba más allá de la conversación casual. Era una mirada que no solo observaba, sino que parecía querer entenderme a un nivel más profundo. Me di cuenta de que empezaba a sentir algo más que una simple amistad formándose entre nosotros. Mientras continuábamos nuestra conversación, sentí cómo esa conexión inicial con Thiago se iba intensificando. Había una mezcla de familiaridad y emoción, como si estuviéramos redescubriendo algo que habíamos olvidado en nosotros mismos. Después de caminar durante un rato, llegamos a un claro donde la luz del sol se filtraba a través de las hojas, creando un juego de sombras y reflejos en el suelo. Era un lugar tranquilo, perfecto para hacer una pausa.
-Este lugar es increíble dije, mirando a mi alrededor.
-Hay algo en la luz aquí que lo hace sentir casi mágico.
Thiago asintió, sacando su cámara para capturar el momento.
-Esos son los momentos que vale la pena buscar
respondió, enfocando y tomando varias fotos. -Las pequeñas cosas que a menudo pasamos por alto, pero que pueden cambiar completamente la forma en que vemos el mundo.
Observé cómo trabajaba, su concentración mientras ajustaba la lente y buscaba el ángulo perfecto. Había una dedicación en sus movimientos que me parecía casi hipnótica. Cuando terminó, se volvió hacia mí y me sonrió, como si quisiera compartir la alegría de ese instante.
-Te gustaría intentar?" me preguntó, extendiéndome la cámara.
-Claro
respondí, un poco nerviosa pero emocionada por la oportunidad. Tomé la cámara, notando su peso y la forma en que encajaba perfectamente en mis manos. Thiago se acercó, explicándome cómo ajustar el enfoque y la exposición, su voz suave y paciente.
-Solo deja que tus ojos encuentren algo que te llame la atención
me dijo
-No tiene que ser perfecto, solo lo que te haga sentir algo.
Miré a través del visor, enfocándome en un rayo de luz que caía sobre una flor solitaria en medio del claro. Ajusté la lente según sus indicaciones y, cuando sentí que había capturado lo que quería, presioné el botón. Al bajar la cámara, me di cuenta de que Thiago me estaba observando, su mirada era cálida y aprobadora.
-Eso fue increíble
dije, devolviéndole la cámara.
-Lo hiciste genial respondió, revisando la imagen que había tomado.
-Tienes buen ojo. Es algo que no se puede enseñar, se tiene o no.
Su cumplido me hizo sentir una mezcla de satisfacción y timidez, pero también algo más profundo, algo que no había sentido en mucho tiempo,una chispa de atracción, un deseo de conocerlo más, de saber quién era realmente detrás de esa sonrisa tranquila y esos ojos que parecían ver más allá de lo superficial.Nos quedamos allí un rato más, conversando sobre la vida, el arte y nuestras experiencias. A medida que la tarde avanzaba y el sol comenzaba a ponerse, la conversación se hizo más íntima. Thiago habló sobre sus relaciones pasadas, sobre lo que había aprendido de ellas y cómo lo habían moldeado. Yo hice lo mismo, compartiendo partes de mi vida que normalmente no habría revelado tan pronto, pero que con él, sentí que podía hacerlo.
-Es curioso
dijo en un momento, mientras nos sentábamos en una roca cerca del lago,
-cómo puedes conocer a alguien y, en tan poco tiempo, sentir que puedes ser completamente honesto. Es raro, pero creo que esos son los momentos que realmente valen la pena.
-Sí
respondí, sintiendo que sus palabras resonaban profundamente en mí. -A veces, con las personas correctas, todo encaja de manera natural, sin necesidad de forzarlo. Es como si hubieras estado esperando a encontrar a esa persona para poder ser tú mismo
Nos quedamos en silencio por un momento, simplemente disfrutando de la compañía del otro y del entorno tranquilo. Podía sentir la conexión entre nosotros volviéndose más fuerte, casi tangible. Thiago giró su cuerpo hacia mí, y al mirarlo, vi en sus ojos una mezcla de ternura y algo más intenso, algo que hizo que mi corazón latiera un poco más rápido.
-Astrid
comenzó, su voz más suave,
-no sé qué pueda salir de esto, pero me gustaría averiguarlo contigo. Desde que te conocí, sentí algo diferente, algo que no quiero dejar pasar.
Mis labios se curvaron en una sonrisa, y asentí, sintiendo una calidez extendiéndose por mi pecho.
-Yo también lo siento admití.
-No suelo abrirme tan fácilmente, pero contigo… no sé, se siente bien, se siente correcto.
Thiago se inclinó un poco más cerca, y pude ver cómo sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y deseo.
-Puedo?
preguntó en voz baja, como si pidiera permiso para cruzar un umbral que ambos sabíamos que cambiaría todo.No respondí con palabras, sino inclinándome hacia él, cerrando la distancia entre nosotros. El beso fue suave, exploratorio, pero lleno de promesas. Sentí su mano en mi mejilla, sosteniéndome con una delicadeza que contrastaba con la intensidad del momento. Fue un beso que no solo selló el comienzo de algo nuevo, sino que también confirmó lo que ambos ya sabíamos, que había algo especial entre nosotros.Cuando nos separamos, ambos sonreímos, como si compartiéramos un secreto que solo nosotros dos conocíamos. Nos quedamos allí, en ese claro iluminado por el último rayo de sol, conscientes de que algo había cambiado para siempre entre nosotros

la libertad de ser yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora