Unidos

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Tal vez si digo que has pasado un mes desde que convertí a Ethan en un vampiro y desde que somos novios. El mejor mes de mí vida, se había pasado tan rápido, me encantaba su compañía, me encantaba él. Lo amaba, todavía no habíamls dado ese paso de decirnos te quiero. Íbamos a pasar el fin de semana juntos en la playa y el lunes el tenía un partido, yo iba a ir a verlo, ya había hablado con mí madre de ello. Hoy le diría 'te quiero' por primera vez y si él no daba el primer paso lo haría yo.

Acabó mí turno, fui al auto y me dirigí a Cappel para recoger a Ethan de la universidad, hoy no tenía entrenamiento así que a las dos y media estábamos yéndonos a Berlín.

-¿Qué tal las clases?

-Una mierda como todos los días -Dijo malhumorado

-No te preocupes, ahora vamos a tener unos días de vacaciones donde vas a poder relajarte.

-Eso es lo que necesitaba, relajarme. Gracias -Me agradeció con una sonrisa.

-No me agradezcas, es lo menos que puedo hacer por tí.

-Nos lo vamos a pasar genial

-Sí, ya tenía ganas de playa

-Me encanta la playa

-A mí también, me encanta la arena, el agua, los animales marinos. Si no hubiera estudiado gastronomía habría estudiado biología marina, desde pequeña me encanta

-¿Y por qué no estudiaste biología marina?

-Porque quería ser como mí madre, ella siempre ha sido mí ejemplo a seguir y quería ser cómo ella

-¿Y lo conseguiste?

-Nunca podría ser cómo ella, ella simplemente no puede ser igualada, es fantástica y ella es Daiyanara Adams. Yo soy Stella McConnell, nunca podría ser cómo ella, empezando porque no somos la misma persona.

-Eso es muy profundo

-¿Verdad? Me costó siete años darme cuenta

-Pero te diste cuenta

-Pero ya era demasiado tarde.

Llegamos al aeropuerto, agarramos las maletas y pasamos la seguridad. Subimos al avión, yo me cogí la ventanilla. Nos dieron unas bandejas con comida, en la nuestra había arroz con pollo y un bollo de pan.

Dos horas más tarde habíamos llegado a Tenerife, una islas al sur de España en el mar Atlántico. No había tanto cambio de horario. Alquilamos un auto y fuimos al hotel, que estaba en la otra punta de la isla.

-Parecía que era la primera vez que volabas -Me dijo Ethan desde el asiento del copiloto

-No es la primera vez que vuelvo, pero los aviones me ponen muy nerviosa.

-¿Te digo que me pone a mí nervioso?

-¿El qué?

-Tú, Stella McConnell me pones nervioso

-Me alegra saber que no soy la única a la que su corazón le late a mil por minuto.

Llegamos al hotel, fuimos a la habitación a dejar las maletas y bajamos a la playa. Me acerqué al mar.

-El agua está congelada -Le dije a Ethan mientras veía cómo se acercaba a mí, él me agarró por los muslos y me hizo enrollar mis piernas en su cintura, el se encaminó al agua conmigo en brazos. Cuándo el agua le llegó a la cintura a mí me llegaba al culo. Le besé y él no tardó en corresponderme. Se introdució más en el líquido, el frió me ponía la piel de gallina. Siguió entrando hasta que el agua nos cubrió hasta el cuello. -Está fría

Confort | 3° Triologia Amores DiferentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora