Normalidad

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Me desperté un poco después de Ethan, cuándo abrí los ojos el me estaba mirando con una sonrisa en los labios.

-Buenos días chupasangres

-Buenos días cariño –Sin duda nunca olvidaría eso.

-Supéralo

-Nunca –Nos quedamos en silencio, pero nos quedamos viéndonos con una sonrisa pintada en la cara.

-¿Cómo has dormido?

-Bien ¿Y tú?

-Igual –Él suspiró y se levantó de la cama para empezar a vestirse. -¿No te vas a vestir?

-Ya voy, es que me da mucha pereza. –Él sonrió divertido

Empezó a quitarse la ropa mientras que yo disfrutaba de ese show. Él se quedó solo con la ropa interior. Me levanté sin mirarle y me cambié de ropa. Cuándo me giré Ethan ya se había cambiado y estaba mirándome la espalda

-¿Me estabas mirando el culo?

-No -Respondió mirando a otro lado.

-Vale –Dije sin creer lo que él decía

-¿Es qué ahora no tengo derecho a mirarle el culo a mi novia? –Le sonreí y pase por su lado para salir de la habitación.

Bajé a la cocina donde solo se encontraba Christopher tomando un café.

-Buenos días –Saludé

-Buenos días. –Se quedó en silencio y bebió un poco de su café –Gracias por lo de ayer

-No hace falta que me agradezcas

-Sí hace falta, tal vez si no hubieras intervenido...

-Pero lo hice. –Le interrumpí.

Ethan bajó a la cocina y saludó a su padre, yo por mi parte empecé a hacer el desayuno.

-¿Cómo te encuentras?

-Bien, pero me duele un poco el cuello

-Es normal –Dijimos Ethan y yo al unísono lo que hizo que riéramos un poco.

Terminé de hacer el desayunos y Christopher se fue para despertar a su esposa e hijas. Bajaron y desayunamos los seis juntos.

Llevamos a Ethan a la universidad donde se despidió de su familia y de mí.

-Que tengas buen día –Le deseé

-Igualmente mi bella chupasangres –Él se fue y nosotros nos dirigimos al aeropuerto, yo no pude entrar con ellos así que me despedí en la entrada.

-Que tengan un buen viaje, escribidnos cuando lleguéis

-Lo haremos –Abracé a todos y me volví auto.

Cuando llegué a casa me puse a trabajar y después a hacer la comida. Estaba cocinando cuándo Ethan me abrazó por detrás y dejo un beso en mí hombro.

-¿Qué tal las clases?

-No preguntes, ¿Cuánto le queda a la comida?

-No mucho

-Vale –Él se fue y al rato volvió a aparecer, está vez no llevaba sus cosas.

Terminé de hacer la comida y la serví en dos platos, nos sentamos a comer.

-Me tienes que dar tú recetas

-No puedo son de mi madre

-Joder Stella es que cocinas genial –Le sonreí como agradecimiento.

Seguimos comiendo mientras me hablaba de su día y se quejaba de los profesores.

-Tengo una duda –Me cedió la palabra y me prestó toda su atención -¿Tú padre ha sido tu profesor?

-Sí

-Esos siempre tenían suerte

-Pues el mío era más duro conmigo –Yo reí

-Eso es tener mala suerte

-Lo sé, pero igual le quiero.

Terminamos y recogimos las cosas, Ethan se puso a estudiar mientras que yo miraba la televisión, los lunes no había nada interesante, pero estaba aburrida y no sabía qué hacer, me quedé viendo Bob Esponja, era lo único que valía la pena ver.

-Ese es un programa para niños –Me dijo Ethan

-Cállate, es un programa para niños pequeños y adultos.

-Lo que tú digas

-Sabes qué tengo razón, aunque no lo quieras admitir. –Él siguió a lo suyo mientras yo disfrutaba del programa.

Cuándo Ethan acabó de estudiar se puso a hacer deporte. Después nos fuimos a la ducha y después pedimos pizza para cenar. Estuvimos hablando hasta que notamos que solo quedaba un trozo.

-Es mío –Dije

-Cógelo si puedes –Él agarró el trozo, yo me senté a horcadas en su regado y le quité el trozo de pizza.

-Gracias –Me senté en mí sitio y disfruté de mí trozo de pizza.

-Eso podría ser abuso sexual

-Nadie te pidió que cogieras el último trozo de pizza

-Pesada

-Imbécil

-Pesada

-Capullo

-Pesada

-¿No tienes más insultos? –Pregunté riendo.

Acabé el trozo de pizza y nos fuimos a la cama, él me besó y me susurró al oído.

-Creo que es hora de cobrar ese último trozo.

Confort | 3° Triologia Amores DiferentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora