Capitulo XVII | Las Profecías

32 3 0
                                    

Había tratado de evitar hablar con Peter, sabía que quería disculparse, se veía en sus ojos, pero tampoco quería que lo hiciera, al menos para mí habían pasado dos semanas y a pesar que me dolía todavía un poco esa pelea creo que no había necesidad de disculparse porque gracias a ese conflicto viví toda esta aventura aquí en Narnia, así que cuando me acerque y empezó a hablar, yo lo interrumpí.

-Tranquilo Peter, ya pasaron dos semanas de eso, y gracias a nuestra pelea pude entrar aquí y convertirme en lo que realmente soy - dije tranquila

-Espera- se quedó inmóvil - ¿Cómo que dos semanas? - pregunto

-Pues sí, han pasado dos semanas, Peter, al menos para mi - Dije muy tranquila

-Wow y pensar que para nosotros solo pasaron unas horas- menciono con tranquilidad, mientras volvíamos a caminar junto con todos los demás.

-Pues el tiempo es relativo y diferente aquí y allá, lo sabrán cuando les cuente lo que me paso- le declare muy tranquilamente, seguía manteniendo mi arco cargado, preparada para cualquier situación.
Peter y yo avanzamos en silencio realmente me transmitía demasiada paz, aunque fuera en silencio total, no se que pasa pero cuando estoy con el me siento en calma y un poco tensa, justo cuando los dos íbamos a comentar algo el señor castor se nos adelantó.

-Ah, perfecto, mi esposa esta preparando té- dijo tranquilamente mientras nos señalaba una pequeña presa que en realidad era muy bonita -Nos vendría bien algo caliente- Menciono mientras veía muy orgulloso su presa.
Seguíamos avanzando hasta que llegamos un poco mas cerca de la presa y Lucy por primera vez hablo.

- ¡Que linda presa! - dijo la más pequeña, mirando con unos hermosos ojos brillantes.

-No es mucho en realidad, me faltan detalles- menciono el castor, realmente era muy linda, aunque no fuera lo suficientemente para el señor castor, pero realmente era muy linda -Sera un buen negocio cuando esté lista- volvió hablar mientras nos acercábamos mas y mas a la pequeña presa.

- ¿Castor, eres tú? - una nueva voz muy melodiosa, salía de la pequeña presa, cuando mas nos acercamos encontramos a una castora parada al frente de la entrada de la presa -Estaba angustiada, Si descubro que estuviste con tu amigo el tejón- se quedo callada cuando nos vio a los cinco parados al lado del señor castor
-No es posible, Jamás creí que viviría para ver este día- dijo sorprendida, cuando miro al señor castor ella dijo -No me diste ni 10 min para arreglarme-

-Nunca hubieras estado lista, aunque tuvieras un mes- dijo el señor castor, y todos los demás nos reímos, pero cuando me vio se sorprendió mas y hizo una reverencia mientras nos decía la señora castor que pasáramos, no me he acostumbrado a que los narnianos hagan reverencia.

-Pasen, con cuidado - nos dirigía la señora castor, me quede hasta el final, pero Edmund no se movía, veía en dirección de dos montañas unidas, congeladas y nevadas, se me hizo raro, así que visualice mas haya de esas montañas y vi algo que me aterro, un castillo de hielo, con mucho sufrimiento dentro de él, sin prestar atención el señor castor me saco de mi vista, regresándome a su pequeña presa.

- ¿Y, Estas disfrutando de la vista? - le dijo el señor castor a Edmund, el camino adentro de la presa y yo guarde mi arco y flecha y me adentre en la presa

Por dentro los cinco cabemos a la perfección de pie, aunque en algunas partes Peter tenia que ir un poco agachado por su altura, me senté en las pequeñas escaleras junto con Edmund, posiblemente era para vigilarlo un poco, traía algo raro en manos.

- ¿Podemos hacer algo para ayudar al Señor Tumnus? - dijo la pequeña Lucy hacia los castores

-Debe estar en el castillo de la bruja- menciono el señor castor -Y ya sabes lo que dicen- dijo el señor castor -Solo algunos han cruzados sus puertas y vuelto a salir- apenas termino de decirlo y la señora castor salió de la estufa con una bandeja llena de sardinas doradas, pan y mermelada

La hija del mar y la Luna [Cronicas de Narnia | Peter Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora