Nuevas Alianzas

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Barry y Caitlin se despertaron en la improvisada cama que habían hecho en el refugio. La calma era frágil, y la preocupación por el futuro seguía pesando sobre ellos. Sabían que debían continuar su búsqueda de suministros para sobrevivir en este mundo desolado.

Salieron del refugio y se aventuraron una vez más en las vacías calles de Central City. La atmósfera era tensa, y permanecían alertas ante cualquier amenaza potencial.

Barry: (mirando alrededor atentamente) Mantén los ojos abiertos, Caitlin. Nunca sabes lo que podríamos encontrar aquí.

Caitlin: (asintiendo) Claro, Barry. Estoy lista.

De repente, un ruido inesperado interrumpió el silencio. Ambos se detuvieron, con el corazón acelerado y las manos listas para actuar. El sonido parecía provenir de un callejón cercano, y con una mezcla de precaución y curiosidad, se acercaron lentamente.

Al asomarse a la esquina, encontraron a un joven con una sonrisa nerviosa, moviéndose entre los escombros.

Barry: (alzando su arma, en alerta) ¿Quién anda ahí?

Cisco: (alzando las manos en señal de paz y con una amplia sonrisa) ¡Eh, eh! No dispares. Soy Cisco Ramon, y definitivamente no soy un zombi. Solo un tipo buscando refugio que ha tenido un día bastante duro.

Caitlin: (mirando al joven con curiosidad) ¿Y qué estás haciendo aquí?

Cisco: (moviéndose con cautela, aún sonriendo) Bueno, estaba buscando un lugar donde no me convirtiera en comida. Solía trabajar en Mercury Labs antes de que todo se fuera al infierno. ¿Puedo unirme a ustedes? Prometo no hacer mucho ruido... a menos que encuentre algo realmente geek.

Barry y Caitlin intercambiaron miradas cautelosas. En este mundo, cualquier extraño podía ser una amenaza. Sin embargo, la actitud relajada y el humor de Cisco aliviaron parte de la tensión.

Barry: (bajando su arma lentamente) ¿Cómo sabemos que no eres una amenaza? No podemos permitirnos ser imprudentes.

Cisco: (haciendo una mueca juguetona) ¡Oye, entiendo tu preocupación! Pero si mi trabajo en Mercury no me hizo una amenaza, no sé qué lo hará. Además, tengo algunas habilidades que podrían ser útiles. ¿Alguna vez has visto a alguien arreglar un generador con una cuerda y un par de clips? No es magia, pero funciona.

Caitlin: (con una ligera sonrisa) ¿Qué más puedes contarnos sobre ti? En este mundo, necesitamos confiar en los que están cerca de nosotros.

Cisco: (en un tono más serio pero aún amigable) Bueno, para ser honesto, he estado sobreviviendo gracias a una mezcla de tecnología y sentido común. La ciencia siempre ha sido mi fuerte, y en tiempos como estos, eso ha sido una ventaja. Solo busco un poco de compañía y seguridad. Y, si es posible, algo de equipo para arreglar mis gadgets.

Barry: (mirando a Cisco con más interés) Está bien, Cisco. Te daremos una oportunidad, pero ten en cuenta que no toleraremos ninguna traición.

Cisco: (sonriendo con alivio) ¡Gracias! No los decepcionaré. Prometo que seré un compañero útil. Y si necesitan alguna explicación sobre la teoría de la relatividad o cómo mejorar su radio, soy su hombre.

El trío continuó su camino por las desiertas calles de Central City, con Cisco mostrando destellos de humor que aliviaban la tensión palpable.

Cisco: (señalando un coche antiguo destrozado) ¡Vaya! Un clásico. Si esto no estuviera en tan mal estado, podríamos haber tenido el mejor viaje post-apocalíptico.

Barry: (sonriendo) Siempre y cuando no atraigas demasiada atención.

Mientras bromeaban, Barry se detuvo en seco. Algo captó su atención a lo lejos. Sin decir una palabra, corrió hacia un coche cercano, subiéndose al techo para tener una mejor vista. Sacó sus binoculares y lo que vio hizo que su estómago se revolviera.

Barry: (en voz baja, con urgencia) ¡Caitlin, Cisco! Rápido, escóndanse debajo de los coches. ¡Una horda de zombis se acerca!

El pánico inicial en los ojos de Cisco fue reemplazado por una concentración aguda. Sin hacer ruido, ambos se deslizaron debajo de los autos, justo a tiempo para evitar ser vistos. Barry se deslizó bajo el coche junto a ellos.

El silencio se rompió solo por el sonido de los pies arrastrándose en el pavimento. Era un ruido monótono, escalofriante, que parecía no tener fin. Desde su posición, apenas podían ver algo más que las piernas marchitas y tambaleantes de los zombis que pasaban a escasos metros de ellos.

Caitlin: (en un susurro apenas audible) ¿Cuántos hay?

Barry: (también susurrando) Demasiados. Tenemos que quedarnos quietos.

Cisco: (en voz baja, tratando de aliviar la tensión) Por un momento pensé que esto era una versión muy mala de "El juego de las escondidas".

Caitlin: (con una pequeña sonrisa) Menos mal que no tenemos que contar hasta cien.

La horda parecía interminable, con los zombis pasando tan cerca que podían escuchar el arrastrar de sus pies y el murmullo de sus gemidos. Barry, Caitlin y Cisco se mantuvieron inmóviles, sintiendo cada segundo como una eternidad.

De repente, uno de los zombis se detuvo justo al lado del coche donde Caitlin estaba escondida. Sus pies podridos estaban a solo centímetros de su cara. Ella contuvo la respiración, rogando que no la descubriera.

Cisco: (apenas susurrando) Por favor, sigue caminando…

El zombi pareció tambalearse por un momento, como si estuviera oliendo el aire. Los tres contuvieron el aliento. Caitlin cerró los ojos, sabiendo que cualquier movimiento podría delatarlos.

Finalmente, el zombi pareció perder interés y continuó tambaleándose detrás de los otros. No pasaron más de unos minutos antes de que el ruido de los pies se desvaneciera en la distancia.

Barry esperó un momento antes de asomar la cabeza lentamente. El camino estaba despejado, pero el peligro seguía presente.

Barry: (en voz baja) Está bien. Sigamos adelante, pero mantengámonos alertas. No estamos seguros hasta que estemos de vuelta en el refugio.

Los tres se arrastraron fuera de los coches, sintiendo cómo la tensión se aligeraba un poco. Sin embargo, el peso de la situación les recordaba lo frágil que era su existencia en este nuevo mundo.

Cisco: (mirando hacia el horizonte) Creo que esa fue la primera y última vez que juego a las escondidas con zombis.

Caitlin: (con una sonrisa cansada) Preferiría no repetir la experiencia.

Barry: (seriamente) Sigamos moviéndonos. No podemos permitirnos otra situación como esta.

Con la tensión aún presente pero con una renovada determinación, el grupo siguió adelante, más unidos que nunca. A pesar del peligro, sabían que su mejor oportunidad de supervivencia era mantenerse juntos y apoyarse mutuamente en este mundo caótico.

"Entre las ruinas del amor" (Temporada 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora