5. Me perteneces

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La chica no pensaba siquiera en soltarme. No entendía que estaba oliendo exactamente de mi cuello. La sujeté de los hombros logrando finalmente separarla un poco de mí.

- Dime, ¿Quién eres?- Le pregunté. Ella sólo sonrió acariciando de pronto mi rostro.

- Yo soy tuya, y tú eres mío - Me respondió, mientras besaba mis mejillas. En serio quedé realmente pasmado ante esa respuesta.

Aprovechando que ya no me sujetaba, intenté salir rápidamente de la habitación por Anna, la verdad me sentía muy preocupado por ella. Pero antes de que pudiese dar un paso afuera, sentí algo sobre mi rostro, era como un paño, lo cual había ocasionado que pierda en sólo cuestión de segundos el conocimiento.

~••~

No se cuánto tiempo había dormido, ya que desperté en una habitación que desconocía, y claramente no era la mía. De inmediato, los recuerdos con aquella chica llegaron a mí.

Me levanté de la cama sintiendo un poco de dolor de cabeza, caminé hasta la puerta, pero antes de que pudiese tocarla, alguien se me había adelantado. La chica loca que se había colado antes en mi habitación estaba ahora frente a mí. Me miraba como si yo fuera su presa, y quisiera comerme.

- ¿Sabes que puedes ir a prisión por esto? Es un secuestro lo que has hecho- Dije con mi mirada fija en ella. No puedo negar que es una chica realmente hermosa.

Poseía el cabello de un color rubio dorado que llegaba hasta su delgada cintura, unos hermosos ojos verdes claros, y unos labios rellenos con un toque de rubor rosado. Sin embargo, que sea hermosa no quita que necesite ayuda psiquiátrica.

- Es mi derecho tenerte aquí conmigo, no es un secuestro. Eres sólo mío, y no puedo vivir sin tí, mi hermoso humano- Dijo casi en un susurro. Negué levemente desconcertado.

- ¿Humano? también eres humana. No me digas que eres la supuesta alpha, ¿Una mujer loba?. Todos en este pueblo están completamente locos - Inquirí sin creerle absolutamente nada. Ella guardó silencio.

De pronto sujetó mi rostro con ambas manos, dándome un apacionado beso en los labios.

- Soy Ariana, y sí, también un mujer loba y a partir de este momento me perteneces, no puedes alejarte de mí - Me respondió al separarse lentamente con una sonrisa. Sin embargo aún seguía sosteniendo suavemente mi rostro, Nunca una mujer me había tratado así antes, era extremadamente vergonzoso.

- Espera un momento - Me alejé con dificultad - No puedes retenerme en este lugar, ni siquiera te conozco, estás loca. Tengo una vida lejos de aquí, puedo llegar a perder mi trabajo por tu culpa- Le recriminé con evidente molestia.

- Lo siento, mi vida, pero no puedo dejarte ir, tu trabajo es lo que menos me importa, sólo me importas tú, así que no sigas insistiendo o me enojaré contigo- Me respondió antes de salir de la habitación dejándome nuevamente sólo.

Observé todo el interior de la habitación, Aún así no había lugar por donde pudiera escapar, todo era muy frustrante. Por dios, soy el hombre, y la tal Ariana la mujer ¿Entonces por qué parezco yo la mujer, encerrado, y buscando la manera de escapar como damisela en peligro?. Nunca antes me habían hecho sentir tan patético y humillado como ahora.

Mi humano✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora