Kim Taehyung es un cirujano exitoso que lleva una vida aparentemente perfecta en Seúl. Su carrera como cirujano le ha otorgado prestigio y reconocimiento, mientras que su matrimonio le ha brindado estabilidad y "felicidad." Sin embargo, lo que parec...
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Ciudad de Seúl, marzo del 2016.
La secretaria de Min Sung Ho resonaba sus tacones por los pulidos pasillos de la agencia de fotografía mientras sostenía con cuidado una maceta de azaleas amarillas. Su destino era la oficina de su jefe, a quien debía entregarle las flores antes de que él se retirara a casa. Al llegar, tocó suavemente la puerta y esperó a que Sung Ho le permitiera pasar.
—Señor, alguien dejó estas flores para usted —anunció al entrar —.
Sung Ho retiró la mirada de los documentos que revisaba y sonrió al ver las azaleas.
—¿Quién las dejó?
—No lo sé, señor...
—Bien...—sonrió —se las llevaré a mi esposa como regalo de aniversario. Puedes retirarte...
La joven asintió y dejó la maceta con cuidado sobre el escritorio para salir de la oficina. Sung Ho se levantó de su silla, tomó las flores y después de arreglar su escritorio para irse, se dirigió hacia el estacionamiento de la agencia. Mientras caminaba hacia su auto, sacó su teléfono y marcó al número de teléfono de Jungkook.
—Jungkook, ¿ya aterrizaste en Seúl?
—Sí, jefe...—arrastró su equipaje mientras hablaba con él —voy de camino a tomar un taxi para ir a casa.
—Quiero verte a primera hora mañana. No llegues tarde, tenemos mucho trabajo que hacer...
—Sí, señor...
—Nos vemos...
Después de colgar, marcó otro número, pero esta vez era el de su esposa, quien preparaba la cena junto a su joven hijo.
—Amor, ya voy en camino —subió al auto. —¿Quieres que lleve algo?
Sung Ho puso las flores en el asiento a su lado y sonrió mientras las miraba y terminaba de hablar con su esposa y su hijo. Al colgar, sintió como alguien tocaba el vidrio del auto un par de veces. Lentamente se dio la vuelta para mirar quién estaba de pie a su lado y bajó el vidrio por un momento. Apenas tuvo tiempo de vislumbrar una sombra cuando un puño se abalanzó contra él con una fuerza brutal. El golpe directo en el rostro lo dejó sin aliento. Sintió un dolor agudo que se extendió por su mandíbula y sus sentidos se desvanecieron en un instante. Su visión se volvió borrosa y luego oscura, y de esta manera, quedó inconsciente, desplomado contra el asiento.
Masquerade abrió la puerta del auto y tomó a Min Sung Ho por la camisa y lo sacó con brusquedad. Lo arrastró por todo el estacionamiento hasta el corredor de la agencia. El ruido de los zapatos de Sung Ho raspando contra el suelo se mezclaba con el eco de los pasos firmes de Masquerade. Las luces parpadeaban y proyectaban sombras inquietantes en las paredes mientras se acercaban al destino final. Finalmente, llegaron a la oficina, y Masquerade empujó la puerta con un golpe. Entró silenciosamente y después de soltarlo, cerró la puerta.
