Kim Taehyung es un cirujano exitoso que lleva una vida aparentemente perfecta en Seúl. Su carrera como cirujano le ha otorgado prestigio y reconocimiento, mientras que su matrimonio le ha brindado estabilidad y "felicidad." Sin embargo, lo que parec...
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Seúl, Enero del 2024.
Tae Hee estaba de rodillas frente a la tumba de su hijo, incapaz de contener el torrente de lágrimas que brotaba de sus ojos. Su rostro, marcado por el dolor, estaba pálido, como si toda la vida se hubiera escapado junto con la de su hijo. Su cuerpo temblaba de dolor, y sus manos acariciaban la fría lápida mientras susurraba palabras que se ahogaban en su llanto desconsolado. El viento susurraba entre los árboles, pero para ella, el mundo parecía haberse detenido en ese preciso momento. Se inclinó hacia adelante, y dejó que su cuerpo se desplomara sobre la tumba, mientras la abrazaba con desesperación. Sus dedos arañaban suavemente la tierra, como si quisiera desenterrar lo que el destino cruelmente le había arrebatado. Su llanto era lo único que podía escucharse en aquel silencioso cementerio.
—Mi bebé... —repetía una y otra vez Tae Hee con la voz quebrada, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.
Cada lágrima que caía se hundía en la tierra, como un último lazo que la unía a su hijo, mientras el dolor la consumía en silencio, rodeada por la fría indiferencia del mundo que seguía girando sin él. A unos pasos de distancia, Yung gi y Da Hong permanecían de pie, luchando por mantener la compostura, pero incapaces de evitar que sus propios llantos se sumaran al dolor que invadía el lugar. Ambos observaban impotentes a su madre, quien seguía acariciando la tumba como si con cada gesto pudiera traer a Jungkook de vuelta.
—Mi bebé...
Tae Hee levantó la mirada y vio a Taehyung caminar hacia ella, con Damla de la mano. La pequeña, con sus ojos grandes y curiosos, miraba a su alrededor sin comprender del todo la tristeza que envolvía el ambiente. Tae Hee se puso de pie lentamente, con las piernas debilitadas.
Cuando Taehyung y Damla llegaron a su lado, Tae Hee se arrodilló a la altura de la pequeña, y con las manos temblorosas le acarició el rostro con ternura. Las lágrimas comenzaron a brotar de nuevo, pero más intensas que antes.
—Mi bebé...eres lo único que me queda de mi hijo —susurró entre lágrimas con la voz quebrada por el dolor que sentía tan profundamente.
Damla la miró en silencio, sin saber cómo reaccionar, pero algo en sus pequeños ojos reflejaba la inocente comprensión de la tristeza de su abuela. Tae Hee la envolvió en sus brazos, y la abrazó con fuerza, como si en ese gesto pudiera retener la memoria de Jungkook, como si ese último lazo con él fuera todo lo que tenía. Su llanto era desconsolado, y su cuerpo temblaba mientras sostenía a la pequeña, buscando consuelo en su calidez.
Al ver a su madre de esa manera, Taehyung sintió cómo su propio corazón se rompía. Las lágrimas que había contenido hasta entonces comenzaron a deslizarse por su rostro, una tras otra, mientras recordaba a Jungkook. El peso de su ausencia cayó sobre él como una piedra, y ver a su madre derrumbarse de esa forma lo hacía sentirse aún peor. Se quedó en silencio junto a ella, observando el abrazo desesperado de su madre, mientras sus propias lágrimas caían al suelo.
