Qillqa era arisca. Cuando doña Encarnación aparecía, se borraba como por arte de magia. Ese sigilo característico la hacía invisible, y la buena señora se extrañaba de ese comportamiento, pero Isaura no le daba importancia; estaba acostumbrada.
Era una joven despierta e inteligente que aprendía rápido y tenía buena memoria. Trabajaba infatigablemente en todas las tareas, mas prefería estar al lado de Isaura cuando ella atendía enfermos. Dormía en el suelo apisonado y no había forma de que ocupara un catre. Era silenciosa, se mimetizaba en cualquier circunstancia como un camaleón cobrizo.
Una noche, Isaura se despertó para tomar agua y la encontró en la cocina; escribía algo en un papel roñoso con un carboncito.
—¿Qué haces, Qillqa? —la increpó, malhumorada.
—Escribo, mamay, sobre tus mamaquras, ¿quieres ver?
Isaura miró los garabatos en el papel, no contestó nada y se fue a dormir. Al día siguiente, al volver del mercado, depositó sobre la mesa una libreta y una pluma y se la dio a Qillqa. La adolescente agarró su botín y, con una sonrisa abierta y una leve inclinación de cabeza en agradecimiento, salió corriendo para los patios.
De esta manera, todos los saberes y características de las plantas que Isaura tenía pudieron registrarse en la libretita, en una escritura incipiente y básica. Isaura amenazó a la joven con envenenarla con alguna hierba si esa libreta pasaba a otras manos y Qillqa, aterrada, le juró y perjuró que su secreto estaba a salvo con ella. Fue así, y con el paso de los años se convirtiría en una guía importante para las mujeres.
El registro, plagado de errores de ortografía era, sin embargo, minucioso a la hora de describir las benignidades de las plantas medicinales y en quiénes se habían usado:
Palanpalan o palancho se a puesto en don Eusevio, en su chaqui (1) pa madurar el nacido (2) con cataplasma (3) . Aplícase con aceite en la frente pa'l dolor de huma (4). Limpia llagas y heridas y quemaos. Baja la calentura. Sirve también pa'l dolor de kiru (5).
Kimpi: se le a dado al changuito de la Ramona para curar las toses del «ahogo» . A de usarse pa'l empacho, pa'expulsar las flemas, pa' las calenturas y las almorranas(6). Tanvien, cicatriza la piel con su jugo y cura la gangrena.
Payco, corta la cuágulos y el entuerto en la parturienta. Se le a dado a la Sebastiana a la semana de alumbrar.
Algarrobo, se usan los frutos pa'l asma. Hace hishpar (7) cuando se toma la flor. En infusión sirve pa'l lavado de ojos, ñawi (8). A de hacerse humito con las hojas envueltas en trapo húmedo. Colocar bajo las cenizas y bien caliente colocar en las quebraduras.
Chañar: se a de usar la corteza en coción pa catarros, tos convulsa. Tomar con azúcar y miel. Tanvien ade usarse pa los pedos y el dolor de chunchulas (9), la pulmonía o mal del costao y sangrado.
Mistol: para los amariyos. Don Zoilo tomador empedernido, se a puesto amariyo y se le ha dado a tomar mistol. Sirve pa las víbooras tanvien.
Chinchona, pa'l mal de los pantanos. Se le da mes a mes a don Gumersindo, a don José y al Absalón, pescadores. Corteza traída de las bolivias por el jarillero. Cuesta sus pesos. En los ataques se dobla la cantidad, las calenturas los acometen cada 3 dias.
Carkeja: infusión pa los males del hígado. a tomao don Zoilo pa la cirrosis y el polvo de hojas pa las yagas.
Tuna, pal mal del costao. Se a usao en don Bernardo antes de que pase a mejor vida, que la virgen lo tenga en su gloria. Sus flores en infusión a de usarse pa la enfermedad del azúcar.
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El linaje
Ficción históricaCuatro mujeres unidas por más que la sangre... Magia, naturaleza, amores y desamores. Un linaje que inicia con Isaura en el Santiago del Estero de 1860 y continúa casi hasta la actualidad. Historia a publicarse próximamente con Editorial Vanadis.