008: Desconfianza.

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La biblioteca estaba en silencio, solo interrumpido por el leve crujido de las páginas de los libros al ser pasadas. El refugio habitual de mis pensamientos, donde podía concentrarme en buscar respuestas, hoy parecía más frío, más distante. Quizás se debía a la creciente sensación de exclusión que me seguía como una sombra.

Estaba revisando uno de los estantes inferiores cuando escuché pasos. Levanté la vista justo a tiempo para ver a Ray parado en la puerta. No dijo nada de inmediato, simplemente me observó con una expresión que no supe descifrar.

—Ray. —dije, rompiendo el silencio—. ¿No deberías estar con los otros?

Él entró lentamente, sus pasos resonando en el suelo de madera. La tensión en el aire era palpable, y aunque intenté mantenerme tranquila, mi cuerpo se puso tenso involuntariamente.

—Podría decir lo mismo de ti. —respondió con una media sonrisa, pero había algo en su voz que no era del todo amigable.

Me levanté, sacudiendo el polvo de mis manos.

—La biblioteca es más tranquila... más adecuada para pensar. —dije, intentando justificar mi presencia allí.

Ray asintió, sus ojos oscuros se clavaron en los míos con una intensidad que me hizo sentir expuesta.

—¿Y qué es lo que estás pensando tanto últimamente, Yumei?

La pregunta me tomó por sorpresa, y por un segundo, no supe qué responder. Había algo en su tono que indicaba que él sabía más de lo que estaba dispuesto a revelar.

—Nada en particular... —dije, desviando la mirada hacia los libros desordenados—. Solo... muchas cosas pasando últimamente.

Ray se acercó un poco más, rompiendo esa distancia incómoda entre nosotros.

—Mira, Yumei... —empezó, su voz ahora más suave, menos desafiante— No quiero que te preocupes. Sé que últimamente las cosas han sido... raras. Pero te prometo que todo va a estar bien.

Su cambio de actitud me desconcertó, y aunque quería creerle, no podía evitar sentir que me estaba ocultando algo.

—No es fácil no preocuparse, Ray. No cuando todos parecen estar en algo y yo... —me callé antes de terminar la frase. No quería sonar como una niña insegura.

Ray suspiró, y por un breve instante, vi una chispa de remordimiento en sus ojos.

—No tienes que cargar con todo esto, Yumei. A veces... —hizo una pausa, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras—, a veces es mejor no saber todo. Te lo digo por experiencia.

Su comentario dejó un sabor amargo en mi boca. Quería gritarle que tenía derecho a saber, que merecía estar en la verdad, pero algo en su mirada me detuvo.

Confía en mí, Yumei. —dijo finalmente—. Y confía en que lo que hacemos es por el bien de todos.

Asentí lentamente, aunque mi corazón seguía lleno de dudas. Ray me dedicó una sonrisa cansada antes de dirigirse a la puerta.

—No te quedes mucho tiempo aquí. —me aconsejó—. Es mejor que salgas un poco, airees la cabeza.

Lo vi salir de la biblioteca, dejando tras de sí una estela de preguntas sin respuestas. Aunque la conversación había suavizado la tensión inicial, no podía evitar sentirme aún más sola que antes. Algo en Ray había cambiado, y con él, la dinámica que teníamos.

Me quedé en la biblioteca unos minutos más, intentando recobrar la compostura antes de regresar con los demás. Pero una cosa era clara: la verdad seguía fuera de mi alcance, y la confianza en mis amigos empezaba a tambalearse más con cada día que pasaba.

Las palabras resonaban en mi mente como un eco incesante. "Confía en nosotros". Una y otra vez, Norman, Ray, y hasta Emma, me decían lo mismo. Al principio, traté de hacerlo. Confié en que había una razón para su silencio, en que me lo dirían cuando fuera el momento adecuado. Pero ahora... ahora no estoy tan segura.

Me di cuenta de que las piezas no encajaban, de que siempre había algo que se quedaba sin decir. La forma en que intercambiaban miradas, como si compartieran un secreto que yo no estaba destinada a conocer. No soy tonta; puedo ver cuando alguien me oculta algo. Y ellos, mis amigos, los que pensé que me lo contaban todo, me están ocultando algo grande.

Durante el almuerzo, observé cómo Norman y Ray hablaban en voz baja, apenas moviendo los labios. Emma, sentada a su lado, fingía estar concentrada en su comida, pero sus ojos se movían nerviosamente de un lado a otro. Sabía que estaban tramando algo, y cada vez me resultaba más difícil soportar la incertidumbre.

"Confía en nosotros", me repetí, pero esta vez el pensamiento vino acompañado de una oleada de frustración. ¿Cómo podía confiar en ellos cuando se rehusaban a confiar en mí?

Después del almuerzo, mientras los niños se dispersaban para disfrutar del tiempo libre, me quedé sentada en mi lugar. Mi mirada se desvió hacia la ventana, observando cómo todos corrían y reían en el patio. No había rastro de Norman, Ray o Emma. Por un momento, sentí el impulso de buscarlos, de exigir respuestas. Pero algo dentro de mí se resistió.

Me levanté lentamente, sintiendo cómo la determinación se apoderaba de mí. Si no me lo van a decir, entonces lo descubriré por mí misma.

Me dirigí hacia la biblioteca, un lugar que siempre había sido mi refugio. Era el único espacio donde podía pensar con claridad, donde podía organizar mis pensamientos sin interrupciones. Al entrar, el olor a papel viejo y el silencio me recibieron como viejos amigos.

Me dirigí a una de las estanterías, recorriendo con los dedos los lomos de los libros. Ya no se trataba solo de saber qué estaba pasando; se trataba de demostrarme a mí misma que podía hacerlo, que podía descubrir lo que me estaban ocultando. Estaba cansada de las mentiras, de las medias verdades. Si ellos no confiaban en mí, entonces no tenía razón para seguir esperando.

Mi mirada se endureció mientras sacaba un libro al azar. Ya no iba a ser la niña que esperaba pacientemente a que le contaran lo que estaba pasando. Si hay un secreto, lo descubriré. Y esta vez, no pararé hasta saber la verdad, cueste lo que cueste.

 Y esta vez, no pararé hasta saber la verdad, cueste lo que cueste

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¡VOTEN! ⭐️

Ok Yumei.
Ya deja de hablar y ponte a hacer algo.

Yumei el verdadero "No más niñita tierna" jajajja

Dream || The Promised Neverland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora