capitulo 12

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              " el secreto de jeon jungkook "

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              " el secreto de jeon jungkook "

El señor jeon acababa de recibir la noticia de que tenía un hijo, a sus veintinueve ya era el padre de un chico de quince y su vida cambió por completo.

Siempre tuvo miedo a una cosa, "el fracaso" desde pequeño su padre lo obligó a superarse y avanzar más que lo que se esperaba, descendiente de una familia imersa en la política le habían echo creer que el más grande poder y honor que podría conseguir y lo que realmente valía la pena, era servir y servirse de su país.

El poder era a lo que debería aspirar y su padre se lo metió entre los huesos, no conocía otra cosa más que el dinero, política y poder.

Durante cuatro años finalmente su madre murió después de luchar con el cáncer de pulmón y año y medio después su padre cayó justo en la entrada de una de sus fábricas a causa de un derrame cerebral del cuál, no sobrevivió.

El señor jeon jungkook no se preocupó por él, de que haría o como lo trataría la sociedad y la gente bufona de los medios, era lo bastante ambicioso como para tomarse esas molestias.
En menos de un año ya sabía a la perfección todo sobre leyes y política, las influencias de su padre estaban a punto de nombrarlo congresista a sus veintinueve y estaba orgulloso de sí mismo, aunque no tenía con quién festejar, en su mansión no lo esperaba nadie, pero sonreía y se hacía compañía él solo, para entonces su ego ya era bastante grande.
Sin embargo un mes antes de su nombramiento supo de jungkook, un completo extraño que llegaba para perturbarle los sueños y metas, planes que no estaba dispuesto a olvidar por alguien que jamás vió, eso era lo que pensaba hasta que le enviaron una foto a su teléfono.

Era idéntico a él, era obvio al que pensara que no fuese su hijo, incluso se llamaba como él, era una broma de la vida?
Le causó risa por cinco minutos y después dejó de sonreír, se sentía demasiado molesto por no poder si quiera golpear a alguien o gritar, nesecitaba desahogarse, entonces se acordó del lugar al que su padre solía llevarlo una vez al año, el lago jeon.

Unos tenis llamaron su atención cuando llegó pero decidió ignorarlos, solo miraba el agua moverse lento y la furia no salía de su cuerpo entonces su semblante se entristeció, estaba soportando los nervios y el compromiso que era ser padre, no estaba preparado para eso y lo odiaba ya sin conocerlo, su mundo estaba derrumbandose.

Detrás de él escuchó un ruido conocido, el de una cámara fotografíca, esos malditos reporteros paparazzis son una verdadera molestia, eso pensó, que la prensa y el escandaloso mundo de la farándula lo acosaba, reprimió su tristeza y se dió la vuelta.
Apunto de marcharse escuchó algo detrás de un arbusto, no era el mismo sonido, lo rodeó y se sorprendió de lo que vió, un chiquillo de ojos lindos, piel blanca mejillas tiernas y labios esponjosos estaba mirandolo aterrado.
Su corazón saltó y casi confiesa su sorpresa pero fingió ser rudo, aunque se le hacía difícil actuar así frente a él, era menor de edad obviamente pero solo quería saber cuál era su nombre.

Olvidó por completo a qué es lo que había llegado al lago, también olvidó que su vida podría truncarse, no pensaba en nada solo hablaba cortante por los nervios.

El chiquillo le preguntó su nombre pero creyó que se vería poco interesante si respondía así que negó la respuesta, entonces el jovencito también le negó el suyo, eso no era lo que esperaba.
Hablaron poco pero ya hivan de regreso los dos en el mismo auto, no podía dejar de ver con su vista periférica el tararear del chiquillo y de ver su rostro casi infantil.

Lo dejó en el lugar en que vivía y rumbo a su mansión sentía que su cara y su cuerpo ardían, no recordaba haber sentido algo parecido, pero lo estaba manejando muy bien, aunque ese beso tierno y juguetón no lo soltó en mucho tiempo.

Supo que trabajaba en un bar cerca de su mansión, y como un joven promedio común, un mes después que lo conoció y lo investigó, estacionaba su auto cerca para verlo salir del trabajo dos veces por semana.
Tres años más tarde ya lo había adoptado como su pequeño trozo de cielo, viéndolo de lejos, pues sus planes de ser presidente nacional no estaba dispuesto a dejarlo y un escándalo como ser amante de un chico de dieciocho años lo haría tocar fondo.

Dos años después mientras volvía a casa, se detuvo un momento en frente del bar, parecía que algo había ocurrido ya que unos jóvenes hablaban de un pleito entre uno de los bartender y un cliente, que se dieron a golpes y que quedaron con los labios rotos los dos.

Bajó un poco la ventanilla de la camioneta y preguntó por el nombre del bartender que peleó, "jimin" entonces se preocupó por su salud, más cuando llegó a la mansión y supo por boca de su hijo sobre la pelea, se molestó más porque lastimó a jimin y no por lo que pudiera divulgarse acerca de él, era su más grande secreto, algo que compartía con su chófer Kim namjoon.

Después al fin después de tanto tiempo volvió a tenerlo tan cerca, fingió que no lo recordaba, fingió ser un poco cruel, pero no podía decirle que lo ah estado observando desde hacía cinco años.
Tuvo que bajar del auto o flaquearía, podía ser capaz de hacerle el amor ahí mismo, no podia ser tan codicioso, no con jimin.

Después de unos días llegó a su casa, un escandaloso pleito lo hizo volver a verlo de cerca, estaba ebrio pero se veía lindo, se dió cuenta que un tipo estaba ya escondido cerca del tercer poste de luz grabando, le dolió en el corazón pero tuvo que mandarlo a la estación de policía pero obviamente no dejaría que pasara mucho tiempo ahí, dos días eran suficientes.

Después se preocupó, recordó que jimin aquella noche le dijo que desde el lago lo había estado fotografiando y se molestó en serio, estaba muy enojado, afligido, pensaba en cuántas fotografías podía tener jimin y quizás por miedo intentara usarlas, de todos modos no sabía que tipo de fotos tenía, aunque quería creer que jimin no lo haría pero..
¿y su amigo?

Las elecciones estaban a cuatro meses, su reputación de líder nato y de ser un hombre de capacidades y visiones crecía, su orgullo lo tenían los espectadores de la política así que intentó recuperarlas.

Unos días después de hacer que soltaran a jimin se encontraron de nuevo frente a frente, le pidió las fotografías con el verbo de otra demanda, se le hacía difícil verlo con los ojos húmedos y apretando los labios para no llorar, se veía lindo diciendo que no quería eso por poco lo hace dudar pero se mantuvo firme.

Lo que ocurrió esa misma noche lo imaginó quizás cientos de veces, el trago que jungkook le ofreció tenía un olor extraño, sabía diferente, pero pensó que era el cansancio y no le tomó mucha importancia,  más después de unos minutos su cuerpo ardía, caminó entre jadeos y profundos suspiros a su habitación y se petrificó a la orilla de su cama, sus ojos estaban sanos, no sufría de demencia, lo que veía era real.

Jimin estaba acostado ahí sobre las sábanas, era él, lo había observado de pies a cabeza y conocía a la perfección su silueta, su líneas y curvas, cada milímetro de su cuerpo debajo de su ropa lo tenía muy bien proyectado en su mente.
Ya no podía seguir soportando, se hizo la víctima, le echó la culpa a la droga y se abalanzó sobre jimin besándolo, lo desvistió, lo tocó con rudeza, podía sentir como esos labios esponjosos y suaves le besaban el cuello mientras lo penetraba teniendo sus piernas entre sus brazos, sus manos y sus uñas en su espalda y sus gemidos casi llanto lo volvían loco, se sentía bien, se sentía muy bien, se sentía de maravilla.

Eso se quedó guardado como su recuerdo más Preciado, lo guardó con cuidado en su alma y lo encerró. Jimin era muy importante para él pero tenía otras cosas que lo superaban, no lo rechazó por lo que jungkook capturó en su teléfono, no, solo que no podía deshacerse de lo que tanto le costó, además, parecía que muy pronto todos sus esfuerzos y sacrificios darían fruto, por fin tendría lo que desde pequeño se fijó obtener.

querido señor jeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora