14. Primera Cita

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Llegamos a casa después de ese maravilloso fin de semana en el campamento. Solté las mochilas y fui directo al sillón, donde me desplomé boca arriba, muerto de cansancio.

Había sido un finde súper intenso, lleno de confesiones que nunca me hubiera imaginado, y ahora tenía mil dudas sobre Juanjo. No podía dejar de darle vueltas a todo: si debía decirle la verdad, si estaba haciendo lo correcto... Esa jirafa de ojos cautivadores que odiaba hace unas semanas resultó ser mi pequeño Jota, y en tan poco tiempo estaba empezando a sentir algo que nunca había sentido por nadie. Bueno, corrijo: sí hubo alguien que me hizo sentir algo parecido y resultaba ser la misma persona.

Pedí mil veces reencontrarme con Jota, pero jamás pensé que sería así, y ahora que lo tenía de vuelta en mi vida, todo se sentía más complicado de lo que esperaba. Me quedé un rato mirando el techo de mi salón, luego giré la cabeza hacia el mueble de la tele y vi esa foto de nosotros, seis enanos disfrutando del último día de sus fantásticas vacaciones. Me levanté del sofá, incapaz de sacármelo de la cabeza, me di una ducha rápida y decidí salir a caminar un rato para despejarme.

Al llegar al parque, me llegó una llamada al móvil y sonreí como un tonto cuando vi de quién se trataba. Antes de irnos del campamento, me pidió mi número, pero lo que menos me imaginaba era que me hablara tan pronto. Mi pequeño labios de pez...

- Tan pronto y ya me echas de menos -dije con tono divertido.

- Ja, ja... Qué gracioso eres -respondió.

- Entonces... para que soy bueno. - dije curioso.

- Para muchas cosas, la verdad. - dijo con un toque de picardía.

Me reí y miré a mi alrededor, el parque estaba tranquilo, con apenas un par de personas paseando a sus perros.

- Qué idiota eres -dije entre risas-. ¿Me vas a contar para qué me llamaste?

- ¿Tienes planes para mañana? - Preguntó con un poco de vergüenza.

Hubo un breve silencio al otro lado de la línea antes de responder. Me sorprendió su pregunta, pero tenía claro que, si tenía planes para ese día, estaban cancelados. No había nada que me apeteciera más que estar con él en ese momento.

- Que yo recuerde no... ¿Por? - respondí con curiosidad.

- Por si quieres venir al karaoke-bar, sé que mi pequeño establecimiento no ha sido el lugar más agradable entre nosotros, pero me encantaría que vinieras.

- La verdad es que cada vez que piso ese sitio, me siento como si fuera tu primo Pablo en cuanto a desgracias se refiere. -dije con sorna.

Se escuchaban las carcajadas de mi pequeña jirafa a través del teléfono.

- Tienes razón, después de mi primo, eres la segunda persona que conozco con tanta torpeza -dijo, riéndose.

- ¡Oye, no te pases! Eso solo me pasa cuando estoy cerca de ti.

- Bueno, si te sirve de consuelo, tu torpeza es parte de tu encanto -respondió él, con un tono juguetón.

- Ya, claro... Está bien, mañana estaré allí. Prometí no volver, pero si me lo pides así, no tengo otra opción.

Terminamos la conversación, y seguí caminando por el parque, con una sensación de emoción y nerviosismo que no había sentido en mucho tiempo. Sabía que algo especial empezaba a crecer entre nosotros y, aunque no sabía el que exactamente, tenía claro que me iba a dejar llevar.

Llegué a casa y vi a mi hermana sentada en el sillón viendo una película con un bol gigantesco de palomitas. Me senté a su lado y, mientras ella estaba completamente absorbida en la pantalla, me dejé caer con un suspiro de cansancio.

Mi primer Amor 💘 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora