17. Revelaciones que duelen💔

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No podía creer lo que estaba viendo: ese cuerpecito diminuto con manchas grises y negras, y esas orejitas largas y preciosas. ¡Me había regalado a Pedro! Las lágrimas brotaron de mis ojos al verlo. Nunca se me había pasado por la cabeza que mi pequeño tormento había venido a darme el mejor regalo de mi vida.

Después de comérmelo a besos y agradecerle hasta el infinito el gesto de adoptar a Pedro, decidimos ir al parque con él, estuvimos horas en ese parque y así el resto de las semanas siguientes.

Pero había una cosa a la que no paraba de darme vueltas a la cabeza... y es el hecho de que había hablado con mi madre. No sé si lo ha reconocido o no; no la he visto mucho por casa. Desde que se ha echado un ligue, viene de sus clases y desaparece con él hasta las tantas. Me preocupaba un poco que lo volviera a ver y le dijera algo que rompiera esta pequeña burbuja de mentiras que estoy creando.

Una noche, me llegó un mensaje de Juanjo preguntándome si quería ir a un festival de música, y acepté de inmediato. Necesitaba desconectar de la obra de teatro o me iba a volver loco. Esas semanas habían sido horribles; apenas podía dormir con tanto ensayo, y hasta tenía pesadillas con mi personaje.

Días después, quedamos para pasear con Pedro por el parque y terminar de concretar los detalles del festival. Me encantaba pasar tiempo con él; no entendía cómo había tenido tan mala impresión de él al principio. En mi defensa, diré que casi me atropella y me manda al otro barrio. Pero ahora se estaba convirtiendo en alguien muy importante para mí, y no quería perderlo de ninguna manera.

La tarde antes del festival, mi madre me llamó al salón. Llevábamos semanas sin hablar mucho, así que no tenía idea de si me iba a echar la bronca por algo que hubiera hecho Pedro o por alguna otra razón.

Bajé por las escaleras y me senté a su lado en el sillón, esperando a ver qué tenía que decir.

Mi madre me miró con una mezcla de seriedad y ternura, lo que me puso más nervioso aún.

-Martin, necesitamos hablar -dijo, con ese tono que siempre precede a una conversación importante-. Sé que has estado ocupado con la obra y tus cosas, pero no hemos tenido mucho tiempo para conversar.

Asentí, un poco preocupado.

-Hay algo que he notado -continuó-. Has estado diferente últimamente, más feliz, pero también más distante conmigo.

Mi corazón dio un vuelco. No sabía por dónde iba a salir.

-¿Mamá, ¿qué quieres decir? -pregunté, tratando de mantener la calma.

-¿Por qué no me habías contado que habías vuelto a ver a Jota?

Me quedé helado al escuchar la pregunta. Al pronunciar su nombre como "Jota", me di cuenta de que ella lo había reconocido. Solo con la hora que estuvo con él, logró identificarlo, mientras que yo, que lo había visto innumerables veces, no me habría dado cuenta jamás si no hubiera sido por su revelación durante el juego de la botella.

-¿Cómo...? -empecé a preguntar, pero me quedé sin palabras, tratando de procesar la información.

Mi madre me miró con una mezcla de comprensión y algo de nostalgia.

-Desde que lo vi al entrar en ese karaoke-bar, supe que era él. No le dije nada en ese momento porque tenía algunas dudas, pero al llegar a casa y ver la foto del salón, confirmé que efectivamente era él.

- Gracias al cielo que no le dijiste nada. - dije un poco aliviado.

-No entiendo... ¿por qué? -preguntó, preocupada.

-Es una larga historia... de la cual no estoy nada orgulloso.

-Cuéntame, ¿qué has hecho?

Me acomodé en el sillón, tratando de reunir mis pensamientos antes de hablar. Mi madre me miraba con una mezcla de curiosidad y preocupación, esperando una explicación.

Mi primer Amor 💘 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora