Capítulo 3: Creando planes.

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9 de Octubre, 2023

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9 de Octubre, 2023.

Han pasado cuatro meses desde que comenzó la carrera, y cada día ha sido más estresante que el anterior. Con la tesis en marcha, las emociones están a flor de piel. En medio de este caos, la amistad con Francisca ha crecido de manera inesperada. Desde el principio, supe que era una chica especial: buena, confiada, con una esencia tan pura que daba miedo. La cuidaba porque sabía que, en este mundo, gente como ella no tarda en convertirse en un blanco fácil.

A pesar de su inocencia, Francisca era una amiga leal, alguien en quien se podía confiar sin reservas. Guardaba los secretos como un tesoro y, en cierto sentido, me recordaba a Vanesa, pero con una vulnerabilidad que la hacía aún más entrañable. Aunque a veces su bondad la hacía sufrir, me aseguraba de estar ahí para protegerla.

El instinto protector en mí era fuerte. Con mis amigos, no había medias tintas: o los protegía con todo lo que tenía, o no lo hacía en absoluto. La venganza era una segunda piel. Si alguien lastimaba a Vanesa, Fabián, Francisca o Ximena, podía convertir su vida en un infierno sin despeinarme. Y lo disfrutaba.

En cuanto a Ximena, su llegada al grupo fue como encontrar una versión más atrevida de mí misma. Físicamente éramos parecidas, pero en carácter, ella no tenía filtros. Decía lo que pensaba, aunque sus palabras cortaran como cuchillos. A veces la miraba y veía lo que yo podría haber sido si no hubiera aprendido a controlar mis impulsos, gracias a Fabián.

Un día, mientras esperaba que empezara la clase, mi teléfono sonó. El número era desconocido, y aunque normalmente no respondería, algo me impulsó a hacerlo. El destino es caprichoso. Saludé a mis amigos con una mano mientras respondía la llamada con la otra.

—¿Aló? ¿Con quién hablo? —pregunté, intentando mantener la compostura mientras mis amigos se acercaban.

Al principio, solo hubo silencio. Pero luego, una voz femenina, quebrada por la emoción, me respondió. 

—Hola, Emilia. No me conoces, pero necesito decirte algo importante —su tono estaba cargado de angustia. Mi corazón comenzó a latir más rápido.

—¿Quién eres? —pregunté, cada vez más intranquila.

—Soy amiga de Diego. Hace dos días tuvo un accidente automovilístico y... acaban de informarnos que falleció —la mujer se desmoronó en llanto al otro lado de la línea.

El mundo se detuvo. Las palabras me golpearon como una tormenta inesperada. Solté el teléfono sin darme cuenta, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. El aire se volvió pesado, y mis ojos se llenaron de lágrimas antes de que pudiera evitarlo.

Vanesa intentaba hacerme reaccionar, pero mi mente estaba atrapada en un bucle de incredulidad. ¿Diego? No podía ser cierto. Fabián recogió mi teléfono del suelo y comenzó a hablar con la persona en la línea, mientras Ximena mojaba mi nuca e intentaba calmarme. Pero yo no estaba allí, no realmente. El dolor era abrumador, cegador.

Placeres en las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora