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¿Que es una relación sana
en un mundo lleno de sangre?  
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Los días transcurrieron más agitados de lo normal en la Mafia, desde la última guerra más grande que tuvieron el trabajo aumento en consideración. Las ganancias fueron las esperadas, las perdidas no. Pero se mantenía firme, La Port Mafia seguiría de pie mientras existan sus ejecutivos, y el más importante de todos; el jefe.

El hecho de que el ejecutivo más joven y cruel en toda la historia de la organización no estuviera, no detendría la fuerza que contrala la oscuridad en Yokohama.

Era necesario seguir adelante, la vida no esperara a que te levantes, te arrastra, te quema porque solo así mostraras tu voluntad de soportar el dolor.

___________ lo tenía claro, no podía esperar a que el tiempo le curará las heridas abiertas, pero tampoco encontraba con qué cerrarlas. No había minuto en donde cualquier persona trabajadora dentro del manto de la mafia la mirada con pena, se burlaran en su cara o le hicieran saber de una manera arrogante la poca cosa que se volvio, cuánto dió y que tan miserable fue lo entregado en su última relación.

¿Tenía que sufrir más aún después de estar con una persona que la hizo mierda?

No tenía pensado en ningún momento bajar la cara en los largos pasillos de la sede hasta llegar al encuentro que le fue solicitado asistir por la mañana, podían hacerle lo que quisieran con su reputación, no había problema, no mientras se metieran con la gente que tenían adueñado su corazón.

Les haría vivir un infierno si se meten con los suyos.

Apenas llegó a la puerta de madera refinada y de alta gama, hizo saber a los guardias en turno el motivo por el cuál la llamaron. Sin despegarse ni bajar las armas abrieron, __________ se encontró a primeras un sillón enorme de terciopelo con alfombras que a buen ojo quedaba corto decir que eran de calidad. El aroma a té de Lung Ching se hacía notar desde la entrada, como se notaba por cada rincón de la oficina lo bien mantenida que estaba y que tan refinados eran los gustos de la ejecutiva.

—Digame para que la puedo ayudar, Kouyo–san.

La nombrada no despegó su vista del ventanal enorme enfrente de donde estaba sentada, sonrió melosa por su nombramiento—. Como siempre tan respetuosa conmigo, toma asiento a mi lado _________, deseo hablar contigo de algunos puntos—. No hubo otra emisión de palabra por ninguna parte, en espera de que su petición fuera realizada para poder abordar aquello que le generaba conflicto.

Se sentía tensa, intuía porque estaba ahí, podía la bella mujer que la acompañaba tener firme la compostura y expresar serenidad, mientras que por dentro la fuerza de su incomodidad le motivaba la idea de partirla en cachitos que freiria y daría de comer a los condenados a muerte bajo su mando.

—¿Cómo has estado?

Frunció un poco la nariz—. Bien, en espera a que el jefe me asigne con algún ejecutivo para seguir siendo su esclavo.

—¿Esclavo?— río un poco, antes de tomar su taza de té de la pequeña mesa—. Un sub ejecutivo jamás será esclavo de un ejecutivo, ¿Quien te metió esas ideas?

—No... No lo sé— arrugó un poco las cejas, los recuerdos no fueron agradables—. Supongo que siempre he sido así, sigo manteniendo ese concepto aunque no sea lo correcto, si es que se puede describir de ese modo.

𝙱𝚊𝚍 𝚁𝚘𝚖𝚊𝚗𝚌𝚎 ||𝗖𝗵𝘂𝘂𝘆𝗮 𝗡𝗮𝗸𝗮𝗵𝗮𝗿𝗮|| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora